Betances y los 10 mandamientos de los hombres libres [Parte II]

Cultura

(San Juan, 12:00 p.m.) Hemos explicado el término “mandamientos”, o sea, el imperativo ético y político que nos exige la defensa de los derechos y de las más amplias libertades enunciadas en ese gran código. Preguntémonos ahora por “los hombres libres” en la expresión que se halla en el título: “los diez mandamientos de los hombres libres”. ¿Qué significa para Betances un ser humano libre? ¿Qué implica libertad y cuáles son sus consecuencias en el orden ético y político? La primera idea, la idea matriz o fundamental, es que los seres humanos nacemos libres e iguales. La libertad y la igualdad son derechos naturales, “al nacer lo trae cada hombre”. (Betances, 2013, IV: 61) Betances postula que “la primera ley es la libertad”. (IV: 81) En verdad es una consecuencia de la primera idea, la idea matriz que acabamos de citar, nacemos libres e iguales, de derecho, es decir en ley, la primera ley.

 Es interesante la semejanza con el pensamiento de Hostos, pues éste afirma que la primera ley de la sociedad es la libertad. Son siete leyes las que afirma Hostos como leyes sociales, pero la primera es la libertad. Betances afirma, pues, que la libertad es la primera de las leyes inherente a los derechos naturales de los seres humanos. Además, valiéndose de otra semántica nos dice: “este bien superior a todos los otros: la libertad”. (IV: 316) La libertad es la primera ley del derecho y es al mismo tiempo el bien supremo para los seres humanos. Si el ser humano es libre, y nace libre, no puede ser esclavo de nadie.

De ahí esa fundamentalidad de la libertad: primera ley del derecho y máximo bien. Concorde con estos principios es su idea y su práctica. La libertad es el bien superior, la primera ley del derecho; es, pues, la libertad la base de la soberanía, su señorío, su dominio sobre todas las actividades humanas: “En la adoración de aquella que domina por doquiera y siempre las ciencias, la política y las artes: ¡la libertad!”. (Betances, 2013, IV: 126) Esta soberanía de la libertad la invoca también Betances como parte del poema Exilio y libertad (IV: 127)

Yo he dicho cada vez: la libertad radiosa, soberana y serena.  

Betances nos dice: “el derecho más natural (la posesión de la propia persona)”. (2017, XII: 133) Uno mismo como persona y también un pueblo es dueño de sí; cada uno es soberano, y los pueblos también. La libertad es soberanía, ser independiente, ser dueño de sí, y ello vale tanto para los individuos como para los pueblos: tienen derecho a ser soberanos. Esta idea a tenor con la cual la libertad de un pueblo (o de una persona) consiste en ser dueño de sí mismo la encontramos de modo explícito en Marco Tulio Cicerón. “Son muchas las cosas las que faltan del todo al pueblo que está sometido a un rey, y, en primer lugar, la libertad; la cual no consiste en tener un dueño justo, sino en no tener dueño alguno”. (La república, 1994: 108)  Y comenta Álvaro D´Ors, quien traduce e introduce este texto ciceroniano: “Esta definición de la libertad corresponde al más genuino concepto romano, para el que aquélla consiste en no tener dueño (como tenían, en cambio, los esclavos, aunque se esté bajo potestad absoluta de un padre, como ocurre con los hijos, que son precisamente los liberi”. (D´ Ors, en Cicerón, La república, 1994: 108, nota 227).

La idea de libertad como  pertenecerse a sí mismo, no es solo una idea antigua (Platón o Cicerón, o el Derecho romano) se la encuentra también en los filósofos modernos. De hecho, Betances considera tanto la libertad como la igualdad derechos naturales. Betances se beneficia tanto del pensamiento clásico como del moderno; y por esto su idea de libertad tan unida a la de justicia e igualdad tiene un aire antiguo, pero a la vez recalca tanto la validez de los derechos individuales que se nos muestra muy moderno. Betances comparte la idea de Jean Jacques Rousseau según la cual la libertad sin igualdad es un mero engaño.  

 El bien común que busca la sociedad es la felicidad, nos dice Betances, pero éste bien consiste en el goce de los derechos y las libertades. “En nuestras manos está la felicidad de todos. Ella estriba en la proclamación de las libertades, en el ejercicio de los derechos y en la práctica de las virtudes republicanas”. (IV: 82) Es imposible que la tiranía de los monarcas pueda darnos libertad, derechos y menos aún felicidad.  El modo republicano y democrático de vida no existe para los españoles; es un pueblo que está muy atrasado para ser una república o una democracia.

  Los “reyes son inútiles”; toca al pueblo tomar la libertad. “Derecho a aspirar a la independencia”. (IV: 79) O también: “El pueblo que quiere libertades, las coge, y no las espera de nadie, de gracia y merced”. (V: 218) Buscamos la libertad y el modo republicano y democrático de vida. “Yo creo en la libertad y en la república para mi patria”. (IV: 87) La revolución francesa decapitó al monarca, y Betances comenta: “La obra de Céspedes y de sus compañeros duró diez años. Antes de él, ciertamente sordas conspiraciones se habían urdido, desde 1792, al soplo de la revolución francesa. Los espíritus criollos tan aptos para tomar al vuelo las ideas de libertad, no podían permanecer insensibles, a los actos de la Asamblea Nacional y de la Convención”. (IV: 170; itálicas suplidas) 

Betances piensa en las libertades individuales porque todos tenemos los mismos derechos, pero al mismo tiempo piensa en la libertad de todos. “Mi amor eterno e inquebrantable a la libertad de todos”. (IV: 87) La libertad fue sin duda el ideal más persistente. En efecto, no se trataba sólo de la libertad entendida en un sentido moral e íntimo, sino que se la hizo valer en todos los órdenes de la vida civil: libertad de pensamiento; libertad de expresión; libertad de imprenta; libertad de asociación, libertad de cultos. Como se verá en detalle, son estas las libertades que figuran en los felizmente famosos “Diez mandamientos de los hombres libres” de Ramón Emeterio Betances. El ideal de libertad y sus decisivas consecuencias en el pensamiento, la expresión y la asociación, también exigía una conducta de tolerancia. Fue Voltaire el mayor abanderado de ese ideal de tolerancia hasta el punto que todavía hoy leemos su tratado con no poco beneficio. Ahora bien, Voltaire está muy presente en el pensamiento betancino.

Betances nos dice que la libertad es resultado de una lucha. “El pueblo que quiere libertades, las coge: y no las espera de nadie, de gracia y merced”.  (Betances, 2013: V: 218) Somos nosotros mismos quienes hemos de lograr la libertad y la independencia; no hay que esperarlas ni de España, ni de Inglaterra, ni de Estados Unidos.  De hecho, España no puede ofrecernos ninguna de las libertades, porque ella misma no las tiene.