Votar por MVC es votar [¿o dar un cheque en blanco?] por la estadidad

Política

La colonia te mata.

La estadidad te remata.

Propaganda por el No en la consulta

del 3 de noviembre de 2020

(San Juan, 9:00 a.m.) Al opinar sobre la condición política o status de Puerto Rico, los dirigentes del Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) citan su programa ”Agenda Urgente” donde afirman que el medio para lograr el proceso de descolonización será una asamblea constitucional de status. Aclaran que el MVC no favorece ninguna opción pero, inquietantemente, reconocen la anexión o estadidad como una alternativa descolonizadora, al mismo nivel que la independencia y la libre asociación.

            Eso explica que la candidata a la gobernación por el MVC, Alexandra Lúgaro, sea independentista, mientras que la candidata a comisionada residente, Zayira Jordán, es anexionista. O que José Bernardo Márquez—hijo del alcalde de Toa Baja y exmilitante del PNP que quiso aspirar al cargo de representante a la Cámara por el Distrito 10 de Toa Baja--ingresara al MVC y ahora es el candidato a la legislatura por esa organización, en sustitución de Néstor Duprey.  

Márquez ha anunciado que respaldará el Sí en la consulta Estadidad Sí o No. Aparentemente, el MVC no tomará partido en un asunto de tanta relevancia política.

            En su “Agenda Urgente”, el MVC reconoce que la descolonización es uno de los “tres deberes urgentes de nuestro tiempo”, desde la “pluralidad y la diversidad”.

Algunos de sus dirigentes afirman que dicha posición se inspira en la resolución 1541 (XV) de la Asamblea General de la ONU, que reconoce la independencia, la libre asociación y la integración (como en el caso de la integración de Hong Kong a China) como opciones descolonizadoras.

Parecen obviar, sin embargo, que dicha resolución se inspira a su vez en la Resolución 1514 (XV), que establece como prerrequisito indispensable la recuperación o transferencia de los poderes soberanos a nuestro pueblo para ejercer nuestro derecho a la autodeterminación (por tanto número 5 de dicha resolución).

Contrario a la posición del MVC, la estadidad o anexión no constituye un derecho de nuestro pueblo ni una obligación de parte de Washington, sino una prerrogativa unilateral—de ninguna manera descolonizadora sino todo lo contrario--de quien anexa, en este caso Estados Unidos. Con esa predica falsa el liderato del PNP ha engañado y creado falsas expectativas en miles de honestos compatriotas.

El MVC favorece una asamblea constitucional de status, pero no respaldaría ninguna alternativa. Aceptaría la que resulte mayoritaria; cualquiera que sea, incluyendo la estadidad. Es como si vieran en dicha asamblea un fin o principio en sí mismo al que se puede llegar sin posiciones definidas, cuando en realidad es un medio que podría permitir avanzar en la formulación de una ruta verdaderamente descolonizadora, descartando las que no lo son.

Pasan por alto que cada persona que sea electa por el pueblo como su representante en dicha asamblea, lo hará precisamente para favorecer una determinada opción de status. Es equivocado pensar, por tanto, que se pueda llegar a dicha asamblea de status desde la neutralidad, a sumarse con el que tenga más votos, como si no hubiera diferencias insalvables entre  una alternativa y otra.

Reconocemos el valor del MVC en esta coyuntura electoral. Coincidimos con diversos aspectos de su programa, que incluye  propuestas importantes sobre asuntos que deben atenderse de inmediato. Es una alternativa al bipartidismo y al deterioro de la institucionalidad decadente del ELA, que goza de simpatía en diversos sectores de nuestro pueblo. Sin embargo, participar en unas elecciones sólo para prometer reformas o asumir la neutralidad en cuestiones vitales es al menos desalentador. Si bien es cierto que las elecciones coloniales no están concebidas para resolver el problema político de fondo, por su propia naturaleza nos obligan a tomar partido con el Puerto Rico del porvenir al que aspiramos.

No basta con proclamarse anticolonialista, algo que hasta el PNP hace en estos tiempos.

Al tratar el tema central y decisivo de la condición política de Puerto Rico, hay que ser categórico y transparente. Hay que asumir posiciones claras sobre lo que queremos y lo que rechazamos. Es tan serio el problema del colonialismo que no tolera que juguemos a las coincidencias momentáneas o sublimemos contradicciones irreconciliables.

La descolonización verdadera requiere la consecución de la soberanía nacional de la que siempre hemos carecido. Sólo  entonces tendremos la posibilidad de asociarnos libremente con otros pueblos y gobiernos. La independencia y la asociación en libertad e igualdad son las únicas alternativas descolonizadoras para Puerto Rico. Primero que todo y sobre todo, porque somos una nación y ni por un instante vamos a dejar de serlo.

Ese deberá ser el gran objetivo de la asamblea constitucional de status del futuro. Desde esa perspectiva florecerán la pluralidad y la diversidad verdaderas. Y avanzaremos en la ruta de la descolonización definitiva.