¿Votar PIP? Reflexiones históricas sobre un escaso apoyo electoral

Justicia Social

(San Juan, 9:00 a.m.) ¿Por qué el PIP tiene tan poco apoyo electoral? A quien le interese el crecimiento de esta organización le conviene comprender esta crisis para poder superarla. Describámosla brevemente y luego expongamos unas posibles causas.

En las elecciones de 1952 el PIP alcanzó el 19 por ciento y fue el segundo mayor partido. Pero en 1960 bajó a 3.1 por ciento y desde entonces no ha alcanzado el 6 por ciento. En las últimas cuatro elecciones el PIP no ha llegado al tres por ciento de apoyo entre sus electores; en esas votaciones promedia el 2.3 por ciento, incluyendo el 2.1 en las elecciones de 2016.

Lanzo estas hipótesis de trabajo para explorar factores que puedan explicar esta escasez. A la vez que se vinculan complejamente mediante reforzamiento mutuo, cada una merece estudio profundo.

  1. El crecimiento económico de los años 50 y 60. Claro está que eso incluyó una emigración de sobre 800 mil personas, la ausencia de desarrollo (la economía siguió controlada por el capital estadounidense) y otros factores que pronto mencionaré. Pero gran parte de la población de PR mejoró notablemente sus condiciones de vida durante ese periodo. Por supuesto que esa experiencia no es relevante para la generación “x” ni para los milenialls; pero sí lo es para los baby boomers.
  2. Violencia política. Los aparatos represivos estadounidenses y coloniales han embestido contra los opositores al capitalismo colonial. Esto ha sido especialmente visible en el trato hacia el Partido Nacionalista, hacia el Partido Socialista Puertorriqueño y hacia otras organizaciones socialistas, y está ampliamente documentado en las “Carpetas de Subversivos” que la División de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico y varias agencias del Gobierno de Estados Unidos organizaron contra miles de seguidores de la independencia. También ha generado miedo.
  3. Las campañas de miedo. Este complemento ideológico del punto 2, reforzado por lo expuesto en el punto 1, fue más intenso en tiempos de guerra fría, cuando se desplegó el macartismo en Estados Unidos y se desarrolló una versión del mismo en Puerto Rico. En ese contexto se difundió ampliamente la demonización hacia la crítica el capitalismo colonial: la independencia y al socialismo. Estimo que la mayor presencia del fundamentalismo religioso es importante durante las décadas más recientes. La dimensión subjetiva de lo político es crucial y ha sido estudiada insuficientemente: habrá que examinar cómo la prensa, la escuela y las iglesias reproducen las relaciones coloniales promoviendo ideas cónsonas con ese régimen.
  4. El melonismo. El estancamiento económico iniciado alrededor de 1970 ha sido hábilmente utilizado por el PNP para promover la anexión como proveedora de fondos federales. Ante este avance anexionista, muchos independentistas han votado PPD para evitar la asimilación y salvar la nación. Esto se fortalece con el punto 5 e implica el punto 6.
  5. El sistema “winner takes all”. Este sistema electoral engendra bipartidismo. Si hay un partido muy fuerte, parece útil votar por el segundo más fuerte (el PPD) para derrotar al más grande. Esto socava las terceras opciones. Si el sistema electoral fuera uno de representación proporcional, las alternativas más allá de los dos grandes partidos tendrían representación en la legislatura, lo cual estimularía su organización y desarrollo; pero estas condiciones lo impiden.
  6. La relación entre clase social y postura ente el gobierno federal. La mitad de la población de Puerto Rico está en pobreza: esto lleva a muchos a votar por los partidos que defienden la permanencia del gobierno federal en Puerto Rico, pues necesitan la asistencia social que ese gobierno provee. Dicho de otro modo, en distintas clases proliferan diferentes posturas políticas: para profesionales, trabajadores asalariados con buenas condiciones laborales y pequeños empresarios es razonable apoyar la independencia; pero a la gente más pobre no le atrae. “¡Libertad!”, exclaman las capas medias; “¿con qué se come eso?”, preguntan los pobres. Más arriba está una burguesía criolla débil que funge como socio menor del gran capital estadounidense: esta no tiene suficiente poder para, ni interés en, retar el orden colonial.
  7. Las diferencias socioculturales. Entre los miembros del PIP son comunes estos marcadores sociales: colegio privado, universidad, cosmopolitanismo, racionalismo, rock… pero la mayoría de la población va a escuelas públicas, no entra a UPR ni tiene grados universitarios, no asume el racionalismo ni el internacionalismo de las capas medias educadas y tampoco escucha rock. Estas diferencias socioculturales son expresión simbólica de clases sociales distintas (punto 6). Dado esto, y la sobrepresencia de afrodescendientes entre los más pobres, habría que preguntarse si también existen diferencias raciales.
  8. Se nos condena por nuestras virtudes. Eso planteaba Nietzsche. El liderato del PIP sobresale en inteligencia (gran conocimiento jurídico e histórico, preparan un buen programa de gobierno…). También destacan en su ética (ausencia de corrupción, presencia en las luchas sociales…). Pero ante la lumpenización contemporánea, me pregunto si buena parte de los votantes rechazan al PIP por esas virtudes. Por no ser intelectuales, incluso al ser anti-intelectuales, ven en el pipiolo “un arrogante que se cree más que yo”; ven un antagonista. Al vivir en la gansería (unos por avaricia, otros por necesidad) no se ven reflejados en la decencia del PIP; incluso ven en ellos lo opuesto a sí mismos, pues “esa gente son demasiado estrictos”. Esto tiene estrechos vínculos con los puntos 6 y 7.
  9. La relación del PIP con las luchas de los subalternos. Hasta los años 70, en tiempos de intenso conflicto social y de clases, los pipiolos estaban en la calle, presentes en las luchas sindicales, estudiantiles, ambientales, feministas... Con la victoria de las derechas acaecida en los 80, el PIP también se movió a la derecha, mermó su participación en las luchas y casi se redujo a una organización electoral. Ese distanciamiento fue captado por las clases subalternas, quienes se lo devolvieron en las urnas.
  10. El sectarismo del PIP. ¿Qué relación tiene este partido con las demás organizaciones de izquierda? En el PIP el sectarismo es una cualidad relevante: no se mezclan, pues ostentan una pureza que es imperativo preservar. Incluso atacan a otras organizaciones de izquierda y a sus miembros, especialmente en tiempos de elecciones, aún cuando tienen grandes coincidencias a partir de las cuales pudieran gestarse alianzas. Estimo que existen muchos partidarios de la independencia que pudieran votar por ellos, pero que no lo hacen por esto.
  11. El sectarismo de la izquierda radical. Esto complementa el punto 10. El nacionalismo albizuísta asume como cuestión de principios el no participar de elecciones coloniales. Las organizaciones socialistas han tendido a no participar en las elecciones, por considerarlas burguesas y coloniales; y se distancian del PIP, por ser un partido que no intenta eliminar el capitalismo. Desde la radicalidad de los socialistas y de los nacionalistas, personas que creen en la independencia deniegan apoyo al PIP.
  12. El PIP y el patriarcado. Este partido tiende a asumir posturas progresistas con respecto al orden social patriarcal: defiende derechos reproductivos de las mujeres, está a favor del matrimonio de personas de un mismo género y favorece un currículo con perspectiva de género en las escuelas públicas. Sin embargo, la presencia de mujeres y de personas de la comunidad LGBTTIQ+ en el liderato de ese partido es limitada. Su cúpula es predominantemente masculina y heterosexual; en las últimas décadas solo María de Lourdes Santiago rompe con este patrón.
  13. La debilidad de la burguesía criolla. Esta es una condición limitante para el PIP y para el independentismo en general. Una clase capitalista nacional poderosa necesitaría un Estado nacional para defender sus proyectos, tendría suficiente poder como para aspirar razonablemente a construirlo, buscaría apoyo para ello entre el grueso de la población y lo conseguiría en algún grado. Esta carencia se profundiza con la expansión imperial estadounidenses y las políticas económicas implantadas a partir de 1898, dirigidas a asentar el control del capital metropolitano y desbancar a los empresarios criollos. Esta clase ha preferido adaptarse a la colonia y promoverla apoyando a los dos partidos defensores del poder estadounidense en Puerto Rico.
  14. La paradoja de los logros parciales. El PIP ha mantenido vivo el ideal de la independencia (combinado con contenidos de justicia social) y ha sido un fiscalizador efectivo; consiguió esto dentro del orden colonial, pero sin amenazarlo. Como todo sistema, esta organización se auto-reproduce: busca defender el espacio conquistado. Esa defensa induce muchas de las conductas descritas en los puntos anteriores, a la vez que es reforzada por algunos de esos factores. Entonces procede cuidadosamente, realizando solo lo que los llevó a estar donde están.
  15. La dimensión política de la crisis de Puerto Rico. Estamos en una multi-crisis económica, social, ecológica, cultural y política; y el PIP no ha podido reclutar a partir de este malestar. El aspecto político de esta debacle incluye los límites del ELA (subrayados por la Junta de Supervisión Fiscal), la falta de voluntad de los dos partidos principales para resolverla y en una merma en el apoyo recibido por los tres principales partidos de las últimas décadas. Aunque la responsabilidad es del PPD y del PNP, el grueso de la población ve al PIP como parte de este sistema disfuncional. Desde el 2008 han emergido relativamente muchas nuevas organizaciones políticas: Puertorriqueños por Puerto Rico, Partido del Pueblo Trabajador, Movimiento Unión Soberanista, Alexandra Lúgaro y Manuel Cidre; para la elección de 2020 surgieron Movimiento Victoria Ciudadana, Proyecto Dignidad y Eliezer Molina. La gran mayoría de los sujetos no ve al PIP como vía para el cambio que quieren.

Es posible que la candidatura a la gobernación de Juan Dalmau le consiga un repunte electoral al PIP; pero es razonable estimar que no será grande. De todos modos una reflexión profunda sobre los factores expuestos y sobre las condiciones actuales sería imprescindible para un desarrollo significativo de la organización. En las manos de sus miembros queda realizar lo necesario para alcanzar las transformaciones deseadas.