"En las montañas": historias del sur, para un País

Crítica literaria
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Mario Benedetti tiene un cómplice. No coincidieron en tiempo y espacio, pero si algo permite la literatura es derribar las coordenadas y dar continuidad a los reclamos que surgen entre las letras. Así, el joven escritor y periodista Melvin Rodríguez Rodríguez, abrazó los versos del poeta, esos que dicen "que todo el mundo lo sepa, que el sur también existe" y rescató en su primer libro de relatos, titulada "En las montañas", la génesis contemporánea de un país, Puerto Rico, desde la memoria de sus habitantes al sur.

El autor, oriundo del pueblo de Salinas, presenta ocho cuentos que comparten un mismo escenario, los Cerros Esmeralda. La voz narrativa es una tercera persona –narrador heterodiegético, a tono con Gérard Genette– y su omnisciencia imprime necesarias pausas descriptivas en las que se escucha la voz del autor, sin pecar de lucimientos intelectuales o juicios de valor. Un hilo conductor mantiene como temas: el desarrollo rural-urbano, las familias no tradicionales, la diáspora, así como la femineidad y masculinidad puertorriqueña. Cada relato ocurre en una década distinta, regresivamente, de 2010 a 1940.

Abre la publicación el texto "El hoyo en la pared" donde se aborda el tema de la criminalidad como maleficio destructor. El simbolismo de ese hueco, evidencia de la bala que asesinó a un joven en su hogar y por donde ahora entran mariposas nocturnas, muestra la enajenación de los padres ante "lo malo" que hacía su hijo y que provocó su muerte: "Un hueco que hacía a la casa vulnerable de alimañas, un hueco que no había descubierto por rehusarse a abrir el cuarto o por tener miedo a enfrentar lo que encontrarían abierto". La atmósfera gira en torno a lo fantástico, pues los padres advierten la presencia del espíritu de su hijo en el hogar.

Le sigue "Luciela y el Cuervo", protagonizado por una adolescente de padres divorciados que se enamora de un outsider que la convida a huir. El cuento recoge la transformación de la joven, antes aplicada, a una 'sumisa en potencia' que cambia para complacer a su enamorado. Los recursos mitológicos, como la escultura de Atenea que Luciela deja sin terminar por hacer una del Cuervo, refuerzan la crítica del autor a la construcción de una femineidad que, aunque dominante, depende del hombre compañero.

"El árbol bajo mis pupilas" se presenta el dato histórico del cierre de las farmacéuticas en la zona sur a mediados de la década de 1990. En su momento, esta industria empleó a centenares de puertorriqueños en una zona donde, en un inicio, trabajaban la tierra. Precisamente, José, el protagonista, descuida al árbol que vio crecer desde niño y al momento de la acción descubre que sus raíces guardan a sus antecesores. Son ingeniosas las dualidades del texto: hombre-árbol, amor-odio, empleo-desempleo, vida-muerte.

En "Cuatro fotos familiares" la narración ocurre en cuatro tiempos, teniendo como punto de partida la apreciación que hacen los personajes a las fotografías en la pared. El núcleo temático es el tema de la diáspora, pues inicia la acción con los preparativos para la visita de uno de los hijos, Andrés, que vive en Nueva York. Los hermanos se reúnen para rememorar sus historias. Persiste el narrador en tercera persona pero el autor utiliza la técnica de polimodalidad en la focalización. Se desprenden temas como el racismo entre blancos y negros, estos últimos situados en la costa, el choque ideológico entre los populares y los penepés. Otros subtemas duales son: el español y el inglés; campo y costa; pueblo y ciudad.

En un contraste entre la femeneidad y masculinidad, aparecen los cuentos "Tacones en el pasillo" y "El hombre que cortó a Manuel Tijeras". En el primero, una madre soltera es abandonada por sus seis hijos, quienes no toleran su afición a la fiesta. Este personaje representa a las mujeres que, iniciadas a muy temprana edad en las relaciones amorosas y la maternidad, buscan a destiempo –según la mal llamada norma social– vivir a plenitud. Mientras que Manuel Tijeras es el tradicional 'guapo de barrio' que impone el terror con su fuerza física y propensión a la violencia. Aflora el realismo mágico cuando

Manuel Tijeras incendia plantas de vergüenza provocando que los miembros, como drogados, se avergüencen y desvergüencen. Mantiene el estilo fantástico el cuento "Cruzar el cielo" donde una madre considera a su hija como el castigo por haber estado sexualmente con un hombre y quiere evitar que ella cometa el mismo error. La joven con rasgos de impedimento mental o físico logra escaparse de la locura de su madre en un vuelo emprendido por pájaros. Surge aquí también la relación del humano y la naturaleza.

Cierra el cuento de "La madrina" en el cual una mujer asume con gozo la tarea de curar enfermos y ser comadrona. Como un mito fundacional, Mariana es quien ayuda al surgimiento de una nación durante los estragos de la Gran Depresión de 1940. Melvin Rodríguez Rodríguez rescata al sur. La cadencia de su narración, la construcción de personajes tan cotidianos y mágicos, la inclusión de estilos fantásticos junto a datos históricos, la bien lograda descripción de los ambientes respectivos de cada década –aun cuando nació en 1989–, permiten que esta colección sea una bien lograda. Un excelente ejercicio de llevar la tradición oral, con la que se nutrió el autor para estas historias, al texto literario. Como Nación, esperamos de Melvin otros rescates, muchos más.

"En las montañas" está disponible en versión digital a través de Amazon y próximamente en las librerías nacionales.