Juan Dalmau y la lucha contra los miedos e inseguridades coloniales

Caribe Hoy

El mes de julio de 2019, pasará a nuestra historia de Isla como un mes de verano fundamental para establecer y validar la fuerza que como un pueblo unido somos capaces de generar para lograr un propósito común.  En ese verano fue lograr la dimisión de un gobernante.  Hasta ese momento, el pueblo estaba sumido en una profunda depresión social y moral, a raíz de la situación económica precaria del país, de la imposición de una Junta de Control Fiscal, la corrupción rampante, y por supuesto las pérdidas y el estado de desasosiego y desesperanza luego de los embates de los huracanes Irma y María. 

En ese punto, el ánimo de nuestro pueblo estaba casi comenzando a hacerse cenizas.  La chispa innata estaba bastante débil. Sin embargo, el verano de 2019, fue un soplo de vida al pueblo.  Las brasas avivaron la urgencia de traer cambios radicales y estructurales al país, de condenar la corrupción y la impunidad.  Ese verano se avivó la esperanza de poder finalmente tener una visión unificadora, de poder finalmente hacer un cambio de retórica con miras al bienestar del país fuera de partidismos políticos. Sin embargo, la efervescencia de ese movimiento social espontáneo se quedó ahí.

La euforia, como las aguas, bajó a su nivel.  Entonces, el Partido Nuevo Progresista, que es uno experto en estrategias y artimañas políticas, de inmediato comenzó a capitalizar y continuar la manipulación escandalosa y corrupta, con la cual ha obrado todo este cuatrienio.  Al punto tal, que hace no menos de 6 meses, cambió las reglas del Código Electoral, para agenciarse ventajas en los resultados electorales de noviembre, sobre los otros partidos, tanto el otro de mayoría, como los de minoría y emergentes.

Así las cosas, el PNP escoge a Pedro Pierluisi como candidato a la gobernación por dicho partido.  Es sabido de la relación de intimidad comercial que Pierluisi mantuvo (y debe mantener) con la Junta de Control Fiscal.  Es sabido de la ambición de poder de Pierluisi, al punto que puso en riesgo la Constitución de Puerto Rico, que es nuestra Ley Suprema, al intentar robarse la posición de gobernador, a pura fuerza.  Es sabido que Pedro Pierluisi fue asesor de la empresa carbonera AES.  Es sabido que Pedro Pierluisi apoya la agenda de reducir las pensiones de los retirados, las aportaciones a planes médicos y fomentar el debilitamiento de la Universidad de Puerto Rico; todo ello para favorecer el pago de una deuda ilegal, de que el capital y los bienes del país sean privatizados.  Amén de su empeño en que seamos estado de los Estados Unidos.  Sin embargo, cuando es confrontado con problemas sociales estructurales, que son necesarios atender para mejorar al país, sus respuestas son vagas, clasistas o de total desconocimiento.  Así en el ultimo debate sobre la pobreza del país, admitió que se estaba acabando de enterar de que personas y niños pasaban hambre en Puerto Rico.  Su mirada al país es muy selectiva y solo protege a los grandes intereses.  Pierluisi sabe, que el Congreso de los Estados Unidos, no quieren a Puerto Rico como estado y que el plebiscito es un ejercicio de futilidad y de pérdida de dinero para un país en quiebra.

Por otro lado, tenemos la figura de Juan Dalmau, quien corre para gobernador por el Partido Independentista Puertorriqueño. Interesantemente, todos sus adversarios a la misma posición, han dicho abiertamente, que Dalmau es una persona seria, con ideas probas y con quien podrían trabajar en sus respectivos gabinetes de gobierno.  Parecería que acaban de descubrir un gran secreto.

Por otra parte, la mayoría de los ciudadanos abiertamente coinciden que Juan Dalmau es, efectivamente, el mejor candidato de los 6 que corren por el puesto para la gobernación.  Dalmau es el candidato más preparado, el que presenta una propuesta de gobierno más clara y coherente para administrar y encaminar a Puerto Rico hacia una mejor dirección.  Sin embargo, punto y seguido, muchos ciudadanos levantan la bandera del miedo infundado de que una victoria de Dalmau equivale a una transformación inmediata y automática a la independencia.  Amén de la retórica de que un voto para Dalmau pueda ser un voto para la victoria de Pierluisi o de Charlie Delgado.

 

El punto es, que estos miedos denotan una mentalidad colonizada.  Estos miedos denotan una cobardía o una hipocresía al llamado del colectivo que se alzó en el verano de 2019, exigiendo un mejor país, un país sin corrupción.  Ese movimiento colectivo que, en el verano de 2019, hizo un reclamo para que Puerto Rico sea un país sin politiquerías ni amiguismos políticos; para que los gobernantes en Puerto Rico atiendan con genuino interés los problemas sociales y económicos que enfrentamos.

 

Estamos aún ante la posibilidad de validar ese grito por un mejor Puerto Rico que se levantó en el verano de 2019, pero ello conlleva tener una verdadera valentía política y de país para votar por el mejor candidato que hay en este momento para gobernar el país.  Un voto por Juan Dalmau es un voto para lograr una sana administración de Puerto Rico.  Un voto por Pierluisi, por Charlie o cualquier otro candidato, es uno para mantenerse en más de lo mismo.  Entonces, si quiere un cambio real, sea valiente, dele a Juan Dalmau la oportunidad de administrar y timonear a Puerto Rico hacia un nuevo país.