La libertad de prensa y la censura [que el gobierno futuro no sea autoritario]

Justicia Social

(San Juan, 12:00 p.m.) Ayer hubo un encuentro radial, entre la candidata a gobernación del Movimiento Victoria Ciudadana, Alexandra Lúgaro, y la periodista radial Inés Quiles.  El programa de radio en cuestión es “Si no lo digo reviento”.  La historia, es una interesante, pues la periodista Quiles ejerció su derecho a libertad de expresión y de prensa, en la estación de radio donde labora, mientras la candidata Lúgaro también ejercía su derecho a libertad de expresión. En principio es un empate técnico.

La diferencia en el empate la hace que Lúgaro, como candidata a gobernación por su partido, es una figura pública que está o debe de estar consciente que estará expuesta a todo tipo de comentario, crítica e información positiva o adversa. Lo que no puede hacer es seleccionar cual critica o cual no critica.  Es decir, a los que la apoyan no los critica, y a los que la cuestionan los critica y se les mete, literalmente hablando, en sus programas.

Por alguna razón que no logramos entender, el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), bajo la dirección de Alexandra Lúgaro ha entendido que censurar o atacar la prensa, es lo lógico y lo  normal.  Para muestras varios botones.  La critica que los troles de dicho movimiento hacen contra este medio, El Post Antillano, es un sin sentido, uno que personas, muchas de ellas independentistas y de izquierda, no deberían de hacer si son personas que defienden la diversidad, la pluralidad y sobre todo la tolerancia de la ideas. Otro botón, la pelea o pugna entre Alexandra Lúgaro y Manuel Natal, frente a los compañeros de medios, Yolanda Vélez Arcelay y Ferdinand Pérez, del programa Jugando Pelota Dura. 

Los procesos sociales requieren de críticas; a veces con fundamento, y a veces sin fundamentos.  Dicen los cristianos, ocurrente el pensamiento, que por sus actos los conoceréis.  Dicen los Orisha, si los Santos dicen que así será, así será.  Es momento de reflexionar que en la política, hay que vivir del destino y de lo que creemos, y si somos progresistas, de izquierda o independentistas, por lo pronto, tolerar la diversidad. Pensemos.