Últimamente, solo esculpo epitafios:
la vida me sorprende en un hades principesco.
No quiero saber de más nombres, rostros grandes
y pequeños, amados aún por la intensidad
de ese bendito “reloj no marques…” más horas.
Y cuando llegamos a la famosa mitad del camino,
¿será que comenzamos a prepar el nuestro?
Descansen en Paz los idos,
que los quedados no podemos.