(San Juan, 9:00 a.m.) De forma correcta desde enero del 2021, el gobierno de Puerto Rico adoptó la Ley 134-2021, que crea el delito de feminicidio para destacar los asesinatos cometidos contra mujeres, que se asumen como mujeres, y para personas trans, que se asumen como mujeres. Es una ley que responde a varios vectores, entre otros la presión social que se impuso en Puerto Rico a partir de una serie de asesinatos contra mujeres y mujeres trans, que colmaron la paciencia nacional.
Ahora bien, el feminicidio parte de la premisa que ningún asesinato contra una mujer y mujer trans, es tolerable. Las mujeres, ambas, nacieron para vivir, no para morir asesinadas. “Vivas las queremos”, dice una consigna. Por lo tanto se ha impuesto el rechazo a todo tipo de violencia contra la mujer, ambas mujeres. Hay que apoyarlo. Es una postura ideológica a favor de la vida e intolerante ante la muerte violenta.
Este planteamiento origina en el 2010 en la CEPAL y ha sido adoptado en América Latina y el Caribe como una consigna a favor de la vida de las mujeres. En esto coincidimos también. Por lo tanto, ya sea por los estados, o por el movimiento “Marea Verde”, las mujeres en particular, han creado conciencia a nivel continental de defender la vida de las mujeres.
Ahora bien, los asesinatos en Puerto Rico contra los hombres, y sobre todo los hombres jóvenes, sobrepasan los 400 en lo que va de año. Necesitamos también una narrativa e ideología que haga intolerable sus asesinatos. Es momento de ampliar la política pública. La marea debe también rescatar a los hombres. Pensemos.