Mio Fratello, mio sorella o un poco de terapia familiar en la postvida

Cine caribe

La vi en las plataformas digitales. Otra película italiana más, una de tantas que las redes nos “normalizan”, y en la cual se cuenta la historia familiar. A lo Ingmar Bergman, con dureza y mucho dolor, pero a lo Bergman, me reitero.

Ver Mio Fratello, mio sorella (Dir. Roberto Capucci, Italia, 2021), es literalmente hablando en la traducción hablar de mi hermano, mi hermana.  Pues bien. Algo interesante, pero que nos eleva al cine del sueco Bergman, donde la crisis emocional del pasado, para muchos, no ha sido superada.  En esa medida, si se acuerdan de Fanny and Alexander (Dir. Ingmar Bergman, Suecia, 1982),  pues se acuerdan de todo. Ideas similares, películas temáticas similares.

En la película de Capucci, el padre ha muerto. En el entierro aparece el hijo, Nik (Alessandro Preziosi) quien se había perdido de la familia. Pero en la iglesia, invoca a Alberto Einstein, y explica la teoría de la relatividad especial. En fin, mundos paralelos. Luego la hermana, Tesla (Claudia Pandolfi) evita que el hermano regrese. Pero la vida los junta a partir de la herencia… ¡Ay las herencias… si por mi fuera…!

En fin que en el drama se descubre que el muerto se acostaba con la prometida del hijo, y el hijo lo detesto eternamente. Reconciliaciones imposibles a lo Bergman.  Toda la película gira en torno a superar los traumas dejados por el padre, tanto para el hijo, como para la hija que siempre extrañó al hermano y nunca entendió porque se había ido.

En fin, que el final es uno tipo Darío Fo.  Tiene un final curioso la película, pues usted no sabe cual es el final real. Por lo pronto uste de siente bien.  Adelante, es ligera, buena para estos tiempos inciertos del Proyecto de la Cámara 1003.  A verla.