(San Juan, 12:00 p.m.) En el día de ayer, luego de 45 días de trabajo investigativo, la policía de Puerto Rico intervino con sobre 70 personas a las cuales arrestó. Estas se suman a sobre 740 que habían arrestado durante el mismo período de tiempo, lo cual eleva a una cantidad de sobre 800 personas vinculadas de una forma u otra con el llamado bajo mundo y narcotráfico.
De los arrestados de ayer, casi la mitad se dedican a asesinar personas. Un total de sobre 170 armas de fuego fueron incautadas, así como 13 mil suministros de balas, y sobre 400 cargadores de armas. También se encontró una granada con capacidad de ser activada. En otras palabras, se trata de un arsenal a la disposición de un ejército de personas dedicadas a asesinar personas.
Lo interesante de todo esto es el recordatorio que entre jóvenes varones asesinados, dedicados al negocio del narcotráfico, o encarcelados, se nos ha ido una parte significativa de boricuas. Esto es bastante problemático, pues el país se ha desangrado, y las imágenes de ayer, así como las explicaciones ofrecidas por los policías o las fiscales a cargo del operativo, uno se da cuenta de que no importa que, el problema de fondo no se va a resolver. Es decir, que la violencia, las armas y el protagonismo militar urbano, seducen a grandes sectores de nuestra población. La pregunta de rigor, ¿podremos rescatar a los protagonistas y modificar la cultura?
Es un momento muy complejo de país. Nada esperanzador. Es momento de pensar donde fallamos. Todas y todos. Pero hoy podemos decir, como alegan ya varias intelectuales, que Puerto Rico sí se convirtiò en un narcoestado. La pregunta es, ¿cómo rescatarlo? Pensemos.