Añasco, breve historia

Cultura

(San Juan, 10:00 a.m.) En la primera época del periodo colonial español, la isla de San Juan de Puerto Rico estaba dividido en dos: el de San Juan (conocido también como Caparra), ubicado al noreste de la Isla y Partido de San Germán al suroeste. Según señala Fabián Méndez Rodríguez, el Partido de San Germán originalmente estaba localizado en el territorio que actualmente se encuentra el pueblo de Añasco, posteriormente San Germán fue relocalizado en varias ocasiones debido a los constantes ataques de los indígenas y corsarios, que resultaban en su destrucción, hasta ocupar su actual lugar. En la historia de Añasco también ha habido varios cambios en términos de su asentamiento, por lo que en su génesis hubo varios poblados cercanos de la bahía de Añasco.

Sus pobladores, eran ciudadanos de la Villa de San Germán, hasta que, en 1722, siendo el Sr. José Antonio Mendizabal gobernador de la Isla, se fundó el pueblo de Añasco y su institución como municipalidad en 1728. Según el cronista Fray Iñigo Abbad, la fundación del pueblo fue con unos pocos españoles e indígenas que habitaban las cercanías de sus montañas. Su origen está marcado por ataques, de indios tainos, de piratas y de corsarios. El valle del Yagüeca, como era conocido el territorio del pueblo de Añasco estaba compuesto por el pueblo de Añasco y San Germán el “El Viejo”, como destaca Carlos Gaztambide Arrillaga.  Ambos poblados mantuvieron siempre en alto la dignidad puertorriqueña; esa bravura y arrojo de los pobladores del Yagüeca permaneció a través del tiempo.

Desde 1523 en la Bahía de Añasco fue uno de los lugares donde comenzó el movimiento azucarero. De hecho, el historiador Carlos Gaztambide Arrillaga señala que ese fue el sitio donde primero existió un ingenio azucarero, el de don Tomás de Castellón, que fue el principio de nuestra industria azucarera.

En 1886 el Cuerpo E.M. del Ejército Español realizó un informe titulado: Croquis y datos estadísticos del pueblo de Añasco. Según este documento, Añasco quedaba en un amplio llano a la orilla derecha del río de su nombre (Río Grande de Añasco), y que en la parte alta de su cerro se conocía como Blanco. Según se detalla en el mismo, en las cercanías del pueblo este río era muy caudaloso y vordeable [SIC].

Las haciendas de caña de azúcar ocuparon un sitial de gran importancia en el pueblo de Añasco. Entre ellas destacaba la Central Bianchi compuesta de varias estructuras descritas por el Cuerpo EM del Ejercito Militar Español como: sólidos, numerosos y espaciosos edificios.  Según este documento, estos edificios ofrecían un lugar seguro para el pueblo defenderse de ataques, además de la Iglesia del pueblo. De igual manera en el documento Mapa Militar de la Isla: Itinerario de Añasco a su playa, se identificaron un total de quince (15) haciendas en el pueblo de Añasco. Doce de estas estaban localizadas en las cercanías de los barrios costeros y a los ríos del municipio.

Haciendas Azucareras en Añasco durante el siglo XIX.

 

  1. Hacienda Eugenia
  2. Hacienda Rafucci
  3. Hacienda Unión
  4. Hacienda Santísima Trinidad
  5. Hacienda Monserrate
  6. Hacienda Pesantes
  7. Hacienda Elisa
  8. Hacienda Altagracia
  9. Hacienda Mangual
  10. Hacienda Tula
  11. Central de Don Juan Bianchi
  12. Hacienda Arruinada
  13. Hacienda de Antonio Martínez
  14. Hacienda de Modesto Torrens
  15. Hacienda Librada

Según información disponible en la página de internet de la Red Sísmica de Puerto Rico, la Isla ha sido afectado por más de 30 terremotos desde principios del siglo 17. El fotógrafo Ricardo R. Medina destacaba en el 2004 que, en el terremoto de San Fermín, que sucedió el 11 de octubre de 1918, el área mayormente afectada en Puerto Rico fue la zona oeste de la Isla. El municipio de Añasco fue uno de los más afectados, resultando el pueblo parcialmente destruido, según destaca el Carlos Gaztambide Arrillaga, (1984).  Todos los edificios en ladrillos sufrieron daños completos o de forma parcial durante este evento. Incluso el ayuntamiento municipal que estaba se desplomó en su totalidad desde la primera sacudida del terremoto. El periódico Puerto Rico Ilustrado del 19 de octubre de 1918 documentó fotográficamente los daños en diversas estructuras del municipio incluyendo la Alcaldía, la Iglesia y otras edificaciones. Don Ramón Labiosa, (quien era el contador y fue encontrado 24 horas después del terremoto); don José Olivencia, (empleado del Registro quien murió asfixiado); y una mujer de quien no se tiene información; fallecieron por el colapso de la alcaldía del pueblo. Otras seis personas también se vieron afectadas, pero lograron sobrevivir. Entre estos se encontraban el Dr. Arrillaga, el Secretario municipal y el alcalde.

Los daños causados por este sismo en Añasco no solo se limitaron al área urbana del pueblo. Evidencia de esto es el caso de la Sra. Juana Olivera y Cabrera, viuda, de 50 años, vecina del Barrio Playa de Añasco, que el 19 de marzo de 1919, sometió una reclamación por daños en su casa de 11 x 5 metros, colindante con la Colonia Tres Hermanos; por daños causados por el terremoto. La Sra. Olivera reclamaba que, a consecuencia del terremoto, el techo su residencia quedó en mal estado, perdiendo algunos [planchas de] zincs y vigas rotas. De igual forma reclamaba que la cocina quedó “en estado ruinosa”. Un considerable número de casos como el de la Sra. Olivera permanecen en el Archivo General de Puerto Rico (AGPR), en los Expedientes de la Junta de Terremoto y Recuperación.

La magnitud de los daños causados por el desastre devastó el oeste de Puerto Rico. Tal fue la magnitud de los daños que los fondos para la recuperación se agotaron. Las innumerables cartas informando a los afectados que sus peticiones de ayuda económica habían sido denegadas por la falta de recursos económicos y permanecen como registro de esta catástrofe, en el AGPR. Aún queda mucha información que rescatar de los archivos para escribir y construir las narraciones de este pueblo, reconociendo que los momentos tristes y de desastre, también forman parte de nuestra  historia.