¿Guerra entre Rusia y Ucrania?

Agenda Caribeña
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Ucrania es un país ubicado en la frontera más oriental de Europa dentro de la región conocida como Eurasia. Con un tamaño similar al de España y Portugal unidas, Ucrania cuenta con una extensión territorial de 603,628 kms.2; es decir, más de 55 veces el tamaño de Puerto Rico. Cuenta con una población de poco más de 44 millones de habitantes. En el pasado llegó a contar con el segundo ejército más grande de Europa después de la Federación Rusa. Datos examinados más recientemente, sin embargo, indican que tal capacidad ha venido a menos habiéndose reducido el número de sus efectivos, el envejecimiento de su arsenal militar; y manifestándose la falta de adiestramiento, la reducción en su capacidad de respuesta y ciertamente, la falta de homogeneidad en sus cuadros y mandos directivos.

 Habiendo sido una de las repúblicas de la extinta Unión Soviética, desde su Declaración de su Independencia el 24 de agosto de 1991, Ucrania se ha debatido entre los intereses de una parte de su población de origen eslavo, que se considera a sí misma europea; frente a otra porción similar de su población que sigue considerándose por razón de su origen vinculada con la hoy Federación Rusa.

Previo a la Primera Guerra Mundial, parte del territorio que hoy ocupa Ucrania perteneció al Imperio Austro-Húngaro, mientras que otra parte formaba parte del Imperio Ruso. Así también se comportó la población ucraniana dentro del marco de la Primera Guerra Mundial, una parte de ella peleando a favor de la alianza encabezada por Alemania y Austria; mientras otra parte de su población, peleó del lado del Imperio Ruso.

Con la caída de dicho Imperio Ruso y el eventual ascenso al poder por parte de los comunistas tras el triunfo de la Revolución Rusa, el movimiento nacionalista en Ucrania se organizó para enfrentar la absorción de su país por parte de la naciente Unión Soviética. Para ello promovieron el reclamo de la independencia de Ucrania. Así, y en sentido contrario, en los territorios ucranianos que formaron parte del Imperio Ruso, proliferaron partidos y organizaciones que promovieron la incorporación de Ucrania dentro del Estado socialista recién surgido. De la parte ucraniana que estuvo integrada con el Imperio Austro-Húngaro, surgió la República Nacional de Ucrania Occidental. Tras el fin de la Guerra Civil que siguió a la Revolución Rusa, donde los bolcheviques triunfaron, Ucrania pasó a formar parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Las condiciones propicias que ofrecía Ucrania en la producción agrícola, posición que tuvo Ucrania en la antigüedad durante el período helénico, donde el territorio era considerado como el “granero” de aquella sociedad griega, llevaron al gobierno bolchevique a disponer la colectivización del campo y la industrialización del país como mecanismo para acelerar la socialización de la economía de esta república. Se indica que quienes se enfrentaron la colectivización de las tierras agrícolas, implantada en la década de 1920 al 1930 por la URSS dirigida a la eliminación de los latifundistas ucranianos (kulaks), sufrieron las consecuencias de la represión y la deportación interna hacia otras regiones del país. Mucho se ha debatido sobre las causas y consecuencias de la hambruna producida en Ucrania entre los años 1923 y 1933. Lo cierto es que, según ha sido admitido por el gobierno ruso tras la caída de la Unión Soviética, la hambruna causó la muerte de millones de personas durante ese período.

Tras la invasión alemana a Polonia en 1939, dos regiones ucranianas que había sido anexadas a Polonia luego del desmembramiento del Imperio Austro-Húngaro tras la Primera Guerra Mundial, se reintegraron a Ucrania. Sin embargo, en junio de 1941, Ucrania correría la misma suerte que Polonia al ser invadida por Alemania. En su suelo se libraron importantes batallas a un costo muy alto en vidas humanas, que fueron cruciales en el triunfo soviético contra el nazismo. En Ucrania fue extremadamente brutal la represión nazi contra su población que profesaba la fe judía.

Es interesante el hecho de que, si bien Ucrania figuraba como parte de la Unión Soviética al momento de fundarse las Naciones Unidas, este organismo internacional reconoció su condición de Estado Fundador que había adquirido Ucrania desde la constitución de la Sociedad de Naciones a comienzos de la década de 1920, y como, tal su derecho a ocupar un escaño separado de la URSS en la ONU.

Dentro de la configuración política inicial de Ucrania luego de la Segunda Guerra Mundial, figuraba la República Autónoma de Crimea. Esta península, ubicada en el Mar Negro, constituye un bastión estratégico. Allí, en Sebastopol, se encuentra hoy la principal instalación naval de la Federación Rusa que sirve de base a su Flota del Mar Negro. Se indica que en  los días de guerra civil siguientes a la Insurrección Bolchevique, Crimea fue un importante bastión el llamado Ejército Blanco, denominado así en contraposición al Ejército Rojo. El triunfo bolchevique en esta guerra, produjo la creación de la República Autónoma Socialista de Crimea en 1921.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de la población tártara, población originaria de esta región, fue deportada hacia Asia Central bajo la premisa de haber colaborado con los invasores nazis. En el año 1954 el Presídium Supremo de la Unión Soviética acordó mediante decreto que la República Autónoma de Crimea pasara a formar parte, como una república autónoma, de Ucrania, condición ésta que mantuvo Crimea luego de la disolución de la Unión Soviética.

A mediados de la pasada década Crimea contaba con una población aproximada de 2 millones de habitantes, de los cuales el 58.32% eran rusos, el 24.32% ucranianos y solo un 12.10% eran tártaros.

Desde la caída de la Unión Soviética a comienzos de la década de 1990, Rusia intentó mantener unidas las antiguas repúblicas que conformaban el anterior estado soviético dentro de un modelo de integración alterna, que vino a llamarse la Comunidad de Estados Independientes. Así las cosas, estableció con algunas de ellas acuerdos y tratados, que aunque no necesariamente supusieran una unión política, sí conllevaban algún tipo de unidad económica, aduanera y militar. El modelo inicial desarrollado, del cual participaron Belarus y Kazakstán, fue dando pasos a lo que sería eventualmente la Unión Económica Euroasiática, donde Ucrania vendría jugar un importante papel. Lo anterior era así, toda vez que el gobierno constitucional en Ucrania se encontraba en aquel momento mucho más cerca de adhesión a este agrupamiento económico que lo que deseaban los intereses de la Unión Europea y Estados Unidos. Para éstos últimos siempre estuvo presente el interés porque Ucrania se mantuviera dentro de su propia órbita económica. Así, se facilitaría frenar la expansión de un mercado hegemonizado por la Federación Rusa, y en consecuencia, la vinculación de Ucrania con sus intereses geopolíticos.

Los sucesos ocurridos en Kiev, capital de Ucrania en la noche del 21 de noviembre de 2013, asociados con las protestas por la suspensión  de la firma de un Acuerdo de Asociación y Libre Comercio entre Ucrania y la Unión Europea, llevaron posteriormente, en el mes de febrero de 2014 a los incidentes del llamado “Jueves Negro”. En estos incidentes de protesta murieron cerca de 60 manifestantes llevando al derrocamiento del gobierno del presidente pro ruso Víctor Yanukóvich. Rusia consideró este evento como un “golpe de Estado”.

Durante la década anterior en 1991, en Georgia, otra ex república de la Unión Soviética también colindante con el Mar Negro, varias regiones con población predominantemente rusa declararon su independencia y buscaron un acercamiento con la Federación Rusa. Tales fueron los casos de Osetia del Sur y Abjasia, las cuales eran regiones autónomas bajo la antigua URSS, y más adelante, de Georgia. En 1992 se produjo en Georgia un Golpe de Estado de derecha. En el año 2000, el presidente depuesto en 1992 asumió nuevamente las riendas del país para ser depuesto una vez más en 2003. Los intentos de los nuevos gobernantes georgianos por frenar la secesión de Osetia del Sur y Abjasia, movimiento este respaldado por la Federación Rusa, llevó en 2008 a un conflicto armado donde Georgia invadió con sus tropas estas regiones autónomas. En aquel momento Georgia fue respaldada por Estados Unidos y la Unión Europea quienes favorecían su ingreso a la Unión Europea y la OTAN.

La doctrina de seguridad de la Federación Rusa, sin embargo, no podía permitir entonces en Georgia, como no permitió más adelante en Ucrania, tal intervención dentro de su zona de influencia. Es por esto, dentro del drama del conflicto ucraniano de aquel momento, el presidente Putin fuera enfático en que no permitiría en Ucrania, donde existen divisiones étnicas, nacionales y religiosas, la balcanización del territorio, ni la ocupación por Ucrania de Crimea ofreciéndole acceso a potencias extranjeras de esta península, donde estaba la sede de la Flota Naval rusa del Mar Negro.

Dentro de la formulación de su política exterior, particularmente a raíz de los conflictos en el Cáucaso, Medio Oriente y Asia Central, la Federación Rusa ha delimitado cinco puntos:

  • Rusia reconoce la primacía de los principios fundamentales del derecho internacional que determinan las relaciones con los pueblos;
  • Contrario a lo que ha venido ocurriendo desde la disolución de la Unión Soviética, el Presidente de la Federación Rusa ha afirmado que, en adelante, el mundo debe ser uno multipolar;
  • Rusia no pretende aislarse y va a fomentar, en lo posible, relaciones amistosas con Europa, Occidente y otras naciones;
  • Rusia va a defender “la vida y dignidad de sus ciudadanos” dondequiera que estos estén; y
  • Rusia, a igual que otros países, tiene ciertos derechos a zonas de intereses privilegiados.

El gobierno de Estados Unidos ha invocado un Tratado suscrito luego de la caída de la Unión Soviética suscrito por la Federación Rusa, Estados Unidos y Ucrania a raíz de la independencia de esta última, donde los firmantes se comprometieron a garantizar la integridad territorial de Ucrania a cambio de que este país hubiera accedido al desmantelamiento del complejo nuclear militar en su territorio establecido en la época de la Unión Soviética. Quizás por eso, luego de sus declaraciones iniciales, Putin fue más cauto en sus expresiones sobre el futuro de Ucrania y la situación en Crimea, proponiendo un referéndum en la península de Crimea. Evidentemente, un resultado favorable a la secesión le permitiría, sin aparentar una intervención directa con el futuro de esta república autónoma, respaldar su salida de Ucrania y procurar un acercamiento más directo de esta república autónoma con la Federación Rusa.    Evidentemente la presencia de una alta proporción de población de origen ruso en la parte oriental de Ucrania podría propiciar, en el futuro, una vía legal para su separación de la región oriental pro rusa, de la porción occidental pro europea de Ucrania.

A raíz de los incidentes en la frontera con Ucrania de 2014 en las provincias de Donestsk y Lugansk, la Federación Rusa dispuso un operativo militar cautelar. En este el Presidente Putin ordenó la movilización de 160 mil tropas en caso de ser necesaria su utilización, que incluía al II Ejército del Distrito Centro y mandos de las diferentes ramas de la Fuerza Aérea, incluyendo lo que se conoce como “aviación estratégica”. Mientras esto ocurría, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia llamaba la atención en torno a su preocupación sobre el curso seguido por fuerzas que catalogaba como “extremistas” en Ucrania y hacia algunas “confesiones religiosas”, esto en clara referencia a la Iglesia Ortodoxa Rusa, donde indicaba que sacerdotes de esta denominación habían recibido “amenazas contra su integridad física y sobre la destrucción de los templos bajo su responsabilidad”.

Ante las amenazas de Estados Unidos y algunos países de la Unión Europea de adoptar medidas de corte económico contra Rusia, su gobierno respondió advirtiendo su disposición a congelar los activos de tales países en su territorio y afectar el suministro de petróleo y gas natural que desde Rusia llega a Ucrania. Las amenazas de las nuevas autoridades ucranianas de procesar legalmente a sus contrapartes en Crimea por promover la secesión no aparentaban intimidar a las autoridades de esta república autónoma. Se trataba, en todo caso, de cómo cada parte hacía movimientos dirigidos a marcar su influencia en el territorio que cada cual reclamaba.

           El 17 de mayo de 2014, sin embargo, fue proclamada la secesión de Crimea luego de un referéndum donde fue proclamada la República de Crimea. Al día siguiente Crimea, fue anexada por la Federación Rusa, hecho que rechazó la Asamblea General de las Naciones Unidas en su Resolución 68/262. Consultas similares a las llevada a cabo en Crimea se produjeron en otras regiones ucranianas con población mayoritaria de origen ruso.

A partir del 6 de abril de 2014, en la llamada “Guerra en el Donbáss”, las fuerzas armadas de Ucrania comenzaron la lucha armada contra agrupaciones armadas conformadas por rusos residentes en la zona fronteriza de la Federación Rusa con la porción Este de Ucrania. Estos incidentes armados provocaron la intervención militar rusa en el conflicto. Aunque se alcanzó una tregua en el conflicto armado el 14 de febrero de 2015, en estas regiones se han experimentado distintos tipos de enfrentamientos en los pasados años.

           Desde finales del mes de marzo de este año se ha denunciado por medios electrónicos como la BBC Internacional, imágenes de satélite y videos filtrados en las redes sociales donde se observa un amplio despliegue de artillería pesada y tropas rusas cercanas a la región de Donbáss.” Esta región comprende las provincias ucranianas con gran población de origen ruso de Donestsk y Lugansk. Se estima la movilización de efectivos rusos en más de 114 mil tropas concentradas en torno a las fronteras de Ucrania con Rusia y Belarus. Se considera ésta como la mayor movilización desde 2015. El movimiento de tropas rusas ha conllevado declaraciones preocupantes por parte de los Estados Unidos y países de la Unión Europea, señalando su apoyo a la soberanía de Ucrania sobre su territorio. Tales afirmaciones han sido desmentidas por voceros del gobierno ruso y por su Ministro de Relaciones Exteriores Sergey Lavrov.

           Se indica que el conflicto iniciado en el 2014 ha dejado, a presente, más de 14 mil muertos. Entre los actuales medios militares desplegados por Rusia en la frontera con Ucrania se encuentra la 56 Brigada Aerotransportada, utilizada en Afganistán y Chechenia y alrededor de cinco a seis batallones tácticos.

           Según María R. Sahuquillo para el periódico digital El País,  en su edición del 20 de noviembre de 2021, bajo el título Ucrania y la OTAN, en alerta por la concentración de tropas rusas a lo largo de su frontera, indica:

 “[E]l objetivo de la movilización de Moscú  es aún incierto. Washington y Londres creen que el presidente ruso, Vladimir Putin, está considerando una acción militar para tomar el control de un pedazo de terreno más grande de Ucrania o que trata de conducir al país a un punto de tensión extremo con el objetivo de desestabilizarlo y derribar al Gobierno de Volodímir Zelenski, un antiguo actor cómico que llegó a la presidencia en 2019 y que una vez pudo percibirse como más débil a la hora de enfrentarse con Putin, que se ha movido para afianzar sus alianzas con Occidente y mantiene una postura de halcón en materia de Defensa.” Otros analistas citados por la periodista, como Volodímir Fesenko, duda que “Rusia lleve a cabo operaciones militares contra Ucrania a gran escala.”

           De acuerdo con la publicación “GlobalFirePower”, Ucrania tiene hoy el ejército número 36 en tamaño en el mundo, aunque su arsenal ha venido a menos por falta de fondos y capacidad de maniobras. Cuenta actualmente con 255 mil tropas y 900 mil reservistas. Cuenta también con 285 aviones, de los cuales sólo 25 son de ataque y 42 son de transporte, interceptores o de entrenamiento; 111 helicópteros de transporte y 34 de ataque. En el ejército de tierra, cuenta con 22,430 tanques, 11,435 vehículos blindados y 550 lanzaderas de cohetes, así como 2,040 carros de artillería y 40 de artillería autopropulsada. En el plano naval, su flota se limita a embarcaciones de patrullaje, una fragata y un buque antiminas. Su presupuesto de defensa es de $9,600 millones.

           En el caso de la Federación Rusa, sus fuerzas armadas ocupan el lugar número 2 a escala global, con un presupuesto anual de $42,000 millones. Cuenta con un millón de tropas activas, dos millones de reservistas y 550 mil efectivos paramilitares. Su fuerza aérea está integrada por 742 aviones de combate, 789 aviones interceptores, bombarderos y aparatos de entrenamiento; 1,540 helicópteros de transporte y 538 helicópteros de combate. Cuenta, además, en su ejército de tierra con 13 mil tanques, 27 mil vehículos blindados, 6,540 piezas de artillería autopropulsada, 4,465 piezas de artillería remolcada y 390 lanzaderas de cohetes. Las fuerzas navales rusas cuentan con un portaviones, 15 destructores, 85 corbetas, 11 fragatas, 64 submarinos, 65 lanchas patrulleras y 48 buques antiminas.

           Ucrania cuenta con 6 puertos marítimos y 187 aeropuertos;  mientras Rusia cuenta con 1,800 aeropuertos y 8 puertos marítimos comerciales.

           La situación presente es una de gran tensión. En la porción Este de Ucrania conviven cientos de miles de ciudadanos rusos o de origen ruso. Se indica que en los pasados años se han expedido más de 600 mil pasaportes rusos a personas residentes en estas regiones fronterizas. Recordemos que siempre ha sido un argumento par justificar los procesos de intervención militar en otro país, el derecho a intervenir en la protección de la seguridad de sus ciudadanos. De otro lado, existen en zonas fronterizas con la Federación Rusa personas de origen ruso residentes en Ucrania que, como ocurrió antes luego de la anexión del territorio de Crimea, desean formar parte de Rusia y no de Ucrania.

 

La intensificación del conflicto armado en estas regiones, hasta ahora detenido por una frágil tregua, podría dispararse en cualquier momento llevando a una intervención militar rusa. En ella, la correlación de fuerzas sería favorable a la Federación Rusa, aunque es indeterminado a cuál costo en vidas y bienes materiales. Una intervención rusa, por otro lado, también podría involucrar a otros países en el conflicto, situación que en el pasado siglo ha llevado a conflictos mucho más complejos que los conflictos militares regionales.