Historiadora americana cuestiona el origen del Día de Acción de Gracias

Justicia Social

(San Juan, 1:00 p.m.) La verdad sobre el Día de Acción de Gracias (thanksgiving) es que todo comenzó cuando los colonos se dirigían al enclave de Jamestown (Virginia), primer asentamiento establecido por sus compatriotas, pero una fuerte tormenta invernal los desvió y acabaron casi 1,000 km al norte, en el territorio en el que vivían los Wampanoag, una tribu algonquina cuyo nombre en su idioma significa “gente de la primera luz”.

“Las percepciones del periodo temprano de Plymouth se grabaron en la historia estadounidense cuando el presidente Lincoln utilizó el símbolo icónico del pueblo Wampanoag y los colonos ingleses celebrando juntos en 1621, como representación de la cooperación al proclamar la fiesta nacional, Thanksgiving”, señala Michele Pecoraro, directora ejecutiva de Plymouth 400.

Lo cierto es que lo ocurrido en 1621 guarda poco parecido con lo que se enseña en las escuelas, según se explica en su museo de la ciudad de Mashpee, a 50 kilómetros de Plymouth.

La corrección de la historia del Día de Acción de Gracias indica que no hubo pavo en la cena, sino posiblemente venado, ni los nativos lucían tocados de plumas. Y, de entrada, los colonos ni siquiera invitaron a los lugareños, a pesar de que sobrevivieron gracias a ellos, y los Wampanoag solo hicieron acto de presencia en el ágape por accidente.

Al igual que reclaman que se retiren las estatuas de Colón, por la brutalidad que ejerció contra los indígenas, los nativos americanos también instan a que se corrija el idílico retrato con que se ilustra la principal jornada festiva en EE.UU. Para muchas tribus, el cuarto jueves de noviembre no es un día de celebración. Es día de luto.

Una vez que los Wampanoags ayudaron a los peregrinos a adaptarse a las condiciones, lo que vino luego fueron años de un lento genocidio y toma de posesión de sus tierras, se recuerda en Mashpee.

La historiadora Paula Peters sostiene en un artículo que publicó recientemente The Washington Post que “la festividad estadounidense de acción de gracias, es una marginación y una falsedad”.

Cuenta la tradición oral de ese pueblo originario de Norteamérica que los ancestros de los Wampanoag se remontan a 10,000 años atrás al sudeste de Massachusetts, en lo que llamaban Patuxet. A principios del siglo XVII vivían en 69 pueblos. En cada uno había un jefe, un curandero y mensajeros corredores, quienes debían de gozar de buena memoria y resistencia en sus piernas para ir de un sitio al otro con las noticias.

Cazaban en los bosques (ciervos, alces, osos), pescaban (arenques, truchas), recogían marisco en los ríos y en la bahía o cultivaban maíz usando de fertilizante los restos del pescado, para que hoy se crean modernos los que hacen compostaje. Desde 1524 iniciaron el comercio y las luchas con los exploradores europeos. Sufrieron la gran mortandad entre 1615 y 1618, sin saberse si por alguna enfermedad que contrajeron de las ratas que llegaron en los barcos europeos o por viruela o fiebre amarilla.

En 1620 atracó el Mayflower y comprendieron que esta vez la relación sería diferente. Si traían mujeres y niños, sus intenciones no serían belicosas. Aquel primer invierno fue terrible para los peregrinos. El frio, el hambre y las epidemias los diezmó.

Los Wampanoag estuvieron vigilantes. Hasta que en la primavera de 1621 establecieron contacto. Les enseñaron a plantar judías y calabazas junto a los maizales, y les ofrecieron su fertilizante secreto.

Recogida la cosecha, los peregrinos montaron su verbena, sin contar con sus salvadores. Los ingleses dispararon sus mosquetones y los nativos corrieron hacia allá pensando que había guerra. Descubrieron que los tiros formaban parte del jolgorio, así que se unieron a la celebración.

Tras la festividad, años después comenzó la opresión y el genocidio.