(San Juan, 1:00 p.m.) La nueva variante del Omicron, se ha establecido en el imaginario global de que lo peor aún no ha pasado con el Coronavirus. Luego de 20 meses asediados por este virus, cada vez que surge una nueva variante, uno piensa a lo peor.
Bajo la influencia del mensaje que lo peor no ha pasado, nos vemos en una situación complicada, toda vez que la economía se ve influenciada por cierres y aperturas, dependiendo de cual variante del virus nos afecte. Bajo esto, entonces, desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó a fines de la semana pasada que existe una nueva variante, más mutante y más contagiosa, las bolsas de valores de los países no paran de colapsar.
Ahora bien, el efecto de sacar de proporción esta nueva variante, es que la misma puede volver a detener la economía. Siendo esto así, los conciertos y el entretenimiento se detiene; los cruceros se detienen; las escuelas y las universidades permanecen trabajando de forma remota. En fin, que nada progresa.
Por lo tanto, en lugar de profesar que todo se terminó por la nueva variante, sería más interesante investigar como la misma nos está afectando. Luego de eso, entonces evaluar el curso a seguir de la misma, si nos afecta la salud o si, como hoy indican, no tiene un efecto real negativo. Es momento de calmarnos con todo lo que tenga que ver con Coronavirus. Pensemos.