Belfast o mi hermoso recuerdo de la reconciliación nacional

Cine caribe

Belfast es un lugar familiar en mi memoria. Le dediqué cuatro años intensos de mi vida, entre 1995 al 1999.  En particular, a solicitud de organizaciones internacionales, con la colaboración del gobierno de Africa del Sur, coordiné un interesante proyecto de resocialización para excombatientes y expresos políticos del conflicto de Irlanda del Norte, los cuales venían a  Africa del Sur para entender el difícil verbo, pero más aún difícil sustantivo, que es el arte de la reconciliación.  Aquí aprendí a beber Guiness.  También a pedir una “pint of lager”.  También aprendí a reconocer que superados los conflictos, todos los participantes, por fuertes que hayan sido en el combate, deseaban vivir como seres humanos en la diferencia y tolerancia al otro.  Esa fue mi experiencia de vida en Belfast.

Belfast (Dir. Kenneth Brannagh, Irlanda, 2021) es una película simplemente extraordinaria.  Sobre todo, si usted conoció de cerca el conflicto del pasado.  El conflicto no comienza, de forma exclusiva, con la intolerancia religiosa entre aquellos que vivían en los seis municipios (six counties) del norte de Irlanda.  El conflicto comienza 800 años antes, cuando de forma progresiva el reino de Inglaterra fue adueñándose de la isla de lo que conocemos por Irlanda.  Luego vino el 1916, donde el lunes de pascua el pueblo irlandés se levantó con fuerza para declarar su independencia de Inglaterra, y por la cual 16 patriotas fueron asesinados en un pelotón de fusilamiento por el gobierno británico,  entre ellos el poeta y dramaturgo Thomas MacDonagh (ver mi novela Yo no he visto a Linda, para conocer la historia de este poeta-dramaturgo y como su sangre irlandesa fue honrada en el movimiento nacionalista de la década de 1950).

Del conflicto de 1916 se dio la partición en el 1921, donde Inglaterra cedió a los reclamos de independencia del pueblo irlandés, pero se apropió de seis municipios en el norte, donde una población de aproximadamente un millón de personas, divididos entre creyentes protestantes y fieles a la corona inglesa, convivían con católicos irlandeses fieles a la República de Irlanda. Es decir, había algo de intolerancia religiosa unido a xenofobia.   Dicho lo anterior, la pobreza histórica de  los seis municipios afectaba por igual tanto a protestantes como católicos.  Pero los protestantes, pensaban y en la práctica lo validaban, que creer en la corona británica les daba más beneficios. 

Belfast, la película narra el inicio de los “conflictos del pasado” como hoy se le llama a la época de violencia sectaria que duró del 1968 al 1998.  Conflictos que dejaron a sobre 3000 personas asesinadas por todos los bandos, incluyendo el ejército británico.  Este conflicto, se justificó en el odio hacia el otro o la otra.  Pero un día en el 1994, el Ejercito Republicano Irlandés (por sus siglas en inglés IRA), producto de negociaciones que se venían dando entre los lideres religiosos, pronunció un alto al fuego unilateral, lo cual tuvo que ser aceptado por las otras facciones, con mucha sangre derramada aún, y condujo al eventual acuerdo de paz del viernes santo en el 1998.

En Belfast la película Buddy (Jude Hill) un niño de 11 años narra su pequeña historia de vida, tratando de entender porque sus vecinos católicos se tenían que mudar. En la larga historia del racismo y discrimen en la humanidad, Belfast es un capítulo doloroso.  Luego, el niño interacciona con su familia, la cual la compone un reparto extraordinario de actrices y actores, entre otros la abuela (Judi Dench), la madre Caitriona Balfe), el abuelo (Ciarán Hinds) y el padre (Jamie Dornan).  Actores y actrices de primera, muchos de ellos irlandeses que le dan un toque especial a sus personajes. Ellos también vivieron los conflictos del pasado.

Pero para la familia de Buddy, protestantes liberales, el conflicto del pasado los hizo migrar.  Fue la única forma de seguir vivos y de amar la tolerancia y el reconocimiento a la diversidad.  Se fueron. Y posiblemente en una línea memoriable de la película, la abuela Granny/Dench, nos recuerda “que los irlandés nacieron para ser migrantes”. 

La película, escrita y dirigida por Brannagh, cuenta su historia de vida infantil de como fue el 1969, cuando los ataques, destrucción y muerte de los católicos comenzaron.  Luego los católicos se organizaron y respondieron, lo cual condujo el famoso domingo de sangre (Bloody Sunday) de 1972. 

En fin una película humana, tierna y sobre todo de una sensibilidad extrordinaria. Si usted quiere ver la película que habrá de ganar el Oscar a la mejor película del 2021, debe de ver Belfast.  Una mirada crítica a ese disparate histórico llamado West Side Story (Dir. Jerome RobbinsRobert Wise, EE.UU., 1961), donde la intolerancia identitaria termina con la muerte, pero sin ningún mensaje claro, en el cual se apuesta a vivir de otra forma. Error cometido dos veces, también en su segunda versión 50 años despues (Dir. Steven Spielberg, EE.UU., 2021).

En fin, que Belfast es y será una ciudad memorable, pero también es una película extraordinaria.  A verla, cine para toda la familia con fuerte contenido moral, visualizando una nueva forma de vida ética, promoviendo la reconciliación nacional.