“Mis valores están tatuados a mi esencia y mis poemas…, levanto el tono para lanzar latigazos amorosos”

Crítica literaria
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Entrevista con la poeta y editora Leticia Ruiz Rosado

“No me disuelvo en el polvo

como polvo…”

L. Ruiz Rosado

Conocí  a Leticia Ruiz Rosado en el 2004, en una presentación de libros  a través del profesor y poeta Alberto Martínez-Márquez quien me la presentó. Siempre que nos veíamos, para mí era un ser casi místico, vestida elegante de blanco, impecable, intelectual sin clisés ni pedanterías y totalmente entregada al mundo literario, como muestra su pasión total con la revista Identidad que dirige desde 2004. Después de conocerla más y ser amigas, reconocí en ese ser místico e inteligente que  una mujer potente, decidida, luchadora y solidaria, una mujer magistral, muy maternal, y dulcemente te suelta un carajo cuando es necesario. Cuando leí su primer poemario: Pieza extraña, rara y difusa, me dije aquí hay una poeta auténtica. He tenido durante estos años la dicha de compartir en diversos encuentros literarios y reuniones de colegas con la poeta Ruiz Rosado, tanto en Puerto Rico como en Santo Domingo. Como muestra de esta cofradía apalabrada, Leticia prologó mi poemario El libro de las Sombras y, a su vez, en 2007 tuve el honor de prologar el suyo La Paloma Verdadera.

Poesía, la UPR, el amor, la maternidad, la lucha incansable contra la cotidianidad, contra las injusticias y la más genuina amistad solidaria son algunos de los temas que Leticia Ruiz Rosado trae con su hermosa y profunda voz.  Y es que las horas pasan sin control cuando conversas con esta profesora universitaria en la UPR-Aguadilla.

Las olas rugen al besar la arena como testigos de nuestra tertulia en una terraza de madera en la playa Jobos de Isabela. Pedimos unas bolitas de pescao –las favoritas de mi hijo–, tostones y alguna bebida para refrescarnos antes de comenzar la entrevista.

Luna te mira.

te quiere guiar,

cuando la miras

sin envidia ni maldad.

Te mira,

acaricia tu soñar…

le pareces confundida,

sin envidia ni antifaz;

te enseña tendida

cuando bate fuerte la mar.

Leticia Ruiz Rosado

Ana María Fuster: ¿Cuándo sentiste el llamado de la poesía? ¿Cómo es tu relación con la palabra?

Leticia Ruiz Rosado: “A mis 58 años puedo decir sin titubear que el llamado como lo versó Palés me llegó desde muy temprana edad, no obstante, aún no tenía consciencia, sino atisbos de sensibilidad que me mantenían aislada de muchas cosas y mi refugio era la pared con quien hablaba o mejor dicho con quien jugaba a la maestra y estudiante y nombré Ana, como tú a mi hija menor Ana Victoria. Luego llegaron las lecturas a escondidas en el cuarto donde me refugiaba y lloraba porque alguien de mi familia se molestaba  por mi cursilería. Lo cierto es que a los veinte años unos sucesos me marcaron y mis primeros versos afloraron en papeles perdidos por el tiempo y aquella dejadez perturbadora que abatía mi espíritu y todo ello se esfumó. Así que ya a los treinta y tantos largos mis versos nuevamente fueron colocados en la caja donde algunos aún perviven y juegan y se salvaron algunos de manos inescrupulosas que atentaron contra otros. Y sí, mis lecturas y vivencias han marcado mi trayectoria, mas recalco que el estado de la conciencia es lo que me ha llevado a ponderar la palabra.”

“Flagerante, lujuriosa

me miro distante ante

el espejo, no es la edad

es el tiempo.”

Leticia Ruiz Rosado

 

AMF: ¿Qué temas y autores te han marcado como lectora y escritora?

LRR: “Los temas son tan variados como mi acontecer vivencial, desde el amor --por supuesto--, la naturaleza, en especial la Luna; el lenguaje, su belleza y capacidad transformativa, el ritmo, el tiempo; la niñez, la guerra, el maltrato y la violencia y el elemento religioso, que sin lugar a duda alguna es el que impera detrás de todos ellos. Los autores son en esencia variadísimos. A partir de los poetas orientales como  Khalil Gibran, los profetas mayores y menores y los salmistas, San Juan de la Cruz, Dostowisky y Julia de Burgos, Cervantes, Quevedo, Hemingway Shakespeare, Flaubert de mi niñez y adolescencia pasé a la adolescencia universitaria con Gómez de Avellaneda; Rodó, Sábato, Bombal; Asturias,  Darío, Lorca; Luis Cernuda, Valle Inclán, Unamuno; Juan Ramón, Rulfo, Laforet; Paz, García Márquez, Borges y Vargas Llosa, incluso Cortázar entre otros tantos que fueron moldeando e impactando mi recorrido por las letras”.

AMF: Tu poesía es comprometida, potente y sensual, además intensamente espiritual. ¿Cómo logras hacer un balance entre esa espiritualidad y la voz fuerte de mujer que lucha, denuncia y ama?

LRR: “Esos tres adjetivos con los que describes mi obra junto con el elemento espiritual no son antagónicos, son como Cervantes veía el mundo a su alrededor. Esa dicotomía que se halla en mis lecturas es la esencia que confrontan mis versos que tienden a ser suaves desde mi interioridad y fuertes por su contenido, ya que mi esencia es espiritual. Ella se da desde mi temprana niñez,  mi padre era la persona quien me llevaba a la iglesia episcopal de Mayagüez y durante los veranos a los campamentos de esta, donde a parte de los juegos y deportes, recibíamos lecciones de vida. Me parece que esa educación tan respetuosa continuó hasta que me envolví con los grupos PREJEC y JAC de mi pueblo, ya en escuela superior, y en Viva la Gente. Esos colectivos católicos de avanzada y sus retiros, y luego cuando ya dictaba conferencias a jóvenes de mi edad o mayores, fueron conformando a la persona que soy. Ese balance que cuestionas revela mi escritura, así soy. Mis valores están tatuados a mi esencia y mis poemas lo delatan en esa voz que se tiñe de luna y mar y arraigada a ese mar, levanto el tono para lanzar latigazos amorosos como los de mi “Maestro” de manera que quien ose leer los versos recuerde que somos frágiles y niños eternos, de manera que nunca perdamos el rumbo de los que somos: gente”.

AMF: Además de escritora, has editado y dirigido la revista Identidad durante muchos años. Coméntanos sobre este proyecto.

LRR: “El proyecto de la revista Identidad es otro de esos regalos que me han caído en las manos sin buscarlo. Surgió en una sala de clases cuando intentaba que mis alumnos conocieran a nuestros escritores y escribieran sin tantos errores. La joven Yasmín Rivera me lanzó el reto de publicar los trabajos del grupo en una revista al final del semestre y ellos se encargarían de montarla. Wow,  más trabajo pensé, pero ha valido la pena. Desde aquel momento mi vida ha cambiado tanto que comencé a viajar a distintos puntos de la isla y al área metropolitana con mayor frecuencia. Fui contactando con varios escritores, quienes han visitado el recinto de Aguadilla para compartir con mis alumnos. Lo mejor, haber compartido con estudiantes como Yasmín, Lilliam, Von Marie, Abdiel, Luis, Cathty, Maritzally, Leilami, Kristina, Giovanni, Enidza, Javier Oscar, Denisse y otros más que han dado sus talentos y tiempo a un colectivo que he compartido como editora con algunos de ellos, y con otro el montaje y arte que lo hacen con un rigor y calidad que aún mantiene después de ocho años la intensidad de trabajo y calidad. Hemos podido publicar hasta números extraordinarios con escritores y estudiosos de la literatura. Pronto viene uno similar y para el año próximo la encomienda será una gran sorpresa para las escritoras nuestras. Los chicos se han convertido en esos hijos postizos de los que jamás te olvidas y con los que comparto mi vida literaria y personal. A uno de ellos lo conoces de manera particular, es uno de nuestros grandes escritores, Abdiel Echevarría Cabán, con quien viajamos a República Dominicana como embajadores con la editorial Isla Negra para la Feria del Libro por invitación de los escritores Mario Cancel y Carlos Roberto Beras, y luego a España como invitados de EDITA a través del poeta español Uberto Stabile. Luego fuimos en dos ocasiones a Argentina para presentar la revista y la antología Poesía en el tiempo… trabajo poético que el colectivo compiló de nuestra poesía desde los 60 a los 90, luego de un congreso que celebramos como homenaje a la poesía latinoamericana desde la UPR en Aguadilla. En esa ocasión --que fue un domingo-- más de treinta poetas leyeron su obra y dialogaron sobre la poesía en nuestro país. La antología es el producto que estos laboriosos alumnos se empeñaron en compilar como regalo a nuestro país. Me parece que esa ofrenda amorosa compartida con la poeta del setenta Luz Yvonne Ochart, quien fuera la mentora durante ese fin de semana de los chicos, fraguó y bendijo el proyecto. Incluso ha estado en Nueva York como parte de otro proyecto de alcance internacional de Puerto Rico.”

AMF: Sobre la docencia, ¿cómo describes el estado actual de la educación universitaria en el campo de la literatura y las humanidades?

LRR: “Bueno, en estos momentos nuestro país está sacudido por una agenda nefasta que desea destruir todo lo que sea literatura puertorriqueña. Esto no lo quiero discutir hoy, prefiero hablar de lo positivo, eso no quiere decir que estoy ajena y mucho menos en posición de negar la realidad, pero ya en su entrevista para el PostAntillano el profesor Alberto Martínez-Marques [ http://www.elpostantillano.com/pagina-0/critica-literaria/2006-ana-maria-fuster-lavin.html ] puntualizó los hechos y no voy a repetirlo. Lo que sí te diré es que tanto el colega como yo, hemos decidido por encima de las críticas malévolas y los boicots continuar con la labor docente en todas sus manifestaciones literarias y artísticas. Las presentaciones de libros noveles y de escritores son nuestra consigna junto con las publicaciones. Las exposiciones de arte, el cine foro que Alberto ha desarrollado un jueves de mes es otro intento por traer a nuestro recinto lo que se queda en el área metro y no sé por qué razón no llega a nuestro campo de estudio cuando nuestros estudiantes pertenecen a la misma Institución universitaria. Compartimos lecturas literarias de noche y de día, las que han articulado nuestro quehacer desde que hemos hecho junte literario. Así que los invitados vienen desde los diversos universos no sólo de Puerto Rico, también del exterior, para que nuestros estudiantes conozcan la diversidad y los integramos a las actividades de manera que se sientan parte del instrumento literario que es la palabra. A veces las actividades se han sacado de la Academia y las hemos movido a lugares donde nos han abierto los espacios tanto en Aguadilla como en Isabela, Aguada, Rincón y Mayagüez. Esto te deja saber que nos conocen e invitan.”

AMF: Esa comunicación con los autores, también la llevas a tus clases. Le ofreces un dinamismo constante a tus cursos en cuanto a las lecturas. ¿Qué deseas que aprendan tus estudiantes más allá de conseguir un diploma, un trabajo?

LRR: “Este reconocimiento que me otorgas dentro de este espacio y tu comentario porque has sido una de los tantos invitados que has compartido tarima con nuestros proyectos, te afianza la manera en que me proyecto ante mis alumnos. Sí, creo en una universidad donde se les lleve a caminar y a viajar más allá de nuestras costas; el mar es inmenso, así es el universo y deseo que ellos como yo podamos emprender un viaje constante de conocimiento y el salón y los textos asignados no son los únicos medios, hay otros y mi mirada holística creo que a ellos los motiva, la revista en parte te da una idea, quizás.”

AMF: Esos otros, ese caminar literario sin detenernos, nos lleva a experiencias de transformación, tanto apalabradas como en lo personal. ¿Qué satisfacciones o experiencias significativas te han marcado?

LRR: “Mi experiencia de mayor satisfacción no es solo la revista Identidad, junto al poeta Abdiel Echevarría Cabán, es tal vez la otra gran experiencia que tuve en mi primer viaje a la inmensa Argentina  como invitada de un poeta marplatense que ya no se encuentra entre nosotros, me refiero a René Villar. Gracias a su gentileza pude visitar un país cuya fama era el de la pedantería, no fue así mi percepción. Luego de leer la carta que Abdiel les cursó y mi primer poemario Pieza, extraña, rara y difusa, más de trescientas personas en un silencio absoluto entre una tenue luz se pusieron de pie para aplaudirme y abrazarme. No te puedo negar que estaba sobrecogida por las gentilezas, los abrazos y los comentarios de voces maduras que saludaban con un inmenso amor y respeto a una hermana hispanoamericana a quien nunca habían escuchado mencionar y atentos a mis primeros versos; un libro que fue escrito posterior a un gran dolor y trauma y que únicamente se publicó en caso de que muriera antes de haberles dicho a mis hijos que era ya inmensamente feliz  gracias a ellos. Mis lágrimas ante tan inmensa y  elocuente audiencia fueron secadas por las palabras que cada uno o una a su paso fueron bordando en el entramado de la mujer que conoces, una que tatúa con amor los más duros versos para que no se nos olvide nunca jamás que fuimos hechos a imagen no de la locura de un poeta que se ha olvidado de nosotros, sino del amor a pesar de lo que vemos… porque oscuramente miramos todavía.”

Nos abrazamos. Es momento de seguir conversando como amigas, sobre la vida, nuestros próximos proyectos, el gobierno y compartir la cena frente al mar, mientras las olas siguen rugiendo y el horizonte nos obliga a seguir debatiendo, escribiendo, soñando. Esperamos muchas más enseñanzas y publicaciones de la poeta Leticia Ruiz Rosado.

“Tras ese espejo reflejo de mar,

sin oscuridad

participo redonda,

me veo sin negro antifaz…”

L. Ruiz Rosado.

 

 

Otros datos biográficos de Leticia Ruiz Rosado.

Nacida en Mayagüez, Puerto Rico, es catedrática del Departamento de Español de la UPR-Aguadilla. Ha publicado los poemarios Pieza extraña, rara, difusa (2004) y Te vi Luna (2007); además en el 2007, las tres plaquettes con sello del colectivo Identidad: Paloma verdadera, Cántico a Babel Bárbara y Hoy lanzo el látigo. Fundó en 2004 la revista Identidad de la UPR-Aguadilla, de la cual es editora. Editó la antología Poesía en el tiempo… (2006), que reúne una muestra de poetas puertorriqueños de las generaciones del 60 hasta la actualidad.