NICOLÁS GUILLÉN: "Poesía mulata", poesía de "color cubano"

Voces Emergentes

[Nota Editorial:  articulo compartido por el colaborador Pedro Zervigón.]

La creación de Nicolás Guillén, nacido en Camagüey en 1902, merece un recorrido para describir las innovaciones que provoca la inclusión del son en la poesía hispanoamericana. El son es la forma rítmica y métrica que utiliza el poeta cubano,    —apegados a motivos populares—  desde sus primeros libros Motivos del Son (1930), Sóngoro Cosongo (1931) hasta la estilización lírica en El Son entero (1947). 

En Guillén el tema negro es consustancial (de la misma sustancia o naturaleza) con las otras tendencias que se advierten en su poesía. Guillén no va al negrismo por capricho ni por motivos ocasionales: el tema negro está ligado a las esencias de su manera poética de ser. En él, el negrismo no fue una moda: es un modo. En Guillén, que lleva mezcladas la sangre del blanco y la del negro, esa poesía tiene un fondo de emoción propia, inconfundible, y no es extraño que él mismo haya hablado de "poesía mulata" en vez de "poesía negra". 

En efecto, la poesía de Nicolás Guillén que emerge de temas costumbristas y populares, hace un recorrido de maduración y depuración, hasta llegar a formas de concentrado lirismo y de complejidad rítmica en la utilización del son cubano y de metros variados de la antigua tradición hispánica. 

El poeta, en el prólogo a la edición de 1931 de Sóngoro Cosongo, explica algunos aspectos de su nueva poesía: “No ignoro, desde luego, que estos versos le repugnan a muchas personas, porque ellos tratan asuntos de los negros y del pueblo… Diré finalmente que éstos son unos versos mulatos… la inyección africana en esta tierra es tan profunda, y se cruzan y entrecruzan en nuestra bien regada hidrografía social tantas corrientes capilares, que sería trabajo de miniaturistas desenredar el jeroglífico… Por lo pronto, el espíritu de Cuba es mestizo. Y del espíritu hacia la piel nos vendrá el color definitivo. Algún día se dirá: “color cubano”. 

En su segundo libro, Sóngoro cosongo (1931), el poeta ya está ma­duro. Ya la jitanjáfora (enunciado carente de sentido que pretende conseguir sonidos agradables) del título sugiere una nueva modalidad: la inter­calación de vocablos de sonoridad recia, sin sentido a veces, y a veces provenientes de modos de expresión africanos: 

 Yambambó, yambambó... 

...Congo solongo del Songo. 

El tema racial alcanza su más emotiva expresión en la espléndida Balada de los dos abuelos. Recordemos que la emigración conlleva problemas culturales que finalizan en el momento en que ambas culturas se mezclan. En La Balada, Nicolás Guillen expone su punto de vista sobre el choque cultural entre españoles y los esclavos africanos. Haciendo uso de sus recursos literarios el autor demuestra como dos culturas en conflicto se pueden conciliar. 

El escrito consiste de 64 versos distribuidos en 8 estrofas. Las estrofas contienen diferente número de versos. Cabe destacar que el poema carece de rima pero es muy rítmico. 

En el poema se aprecia un yo poético desde los primeros versos “Sombras que sólo yo veo, me escoltan mis dos abuelos”. El yo poético expresa las diferencias entre sus dos abuelos. El abuelo negro se identifica con los esclavos africanos mientras que el abuelo blanco disfruta del oro. Con el uso de la anáfora (una repetición) lamenta el sufrir de su abuelo negro 

“-¡Me muero!  ”  “-¡Me muero!  ” 

Pero es con un epífora (repetición de una o varias palabras al final de enunciados consecutivos) con la que demuestra como ellos comparten la misma alegría juntos: 

                                              “gritan, sueñan, lloran, cantan. 

                                              Sueñan, lloran, cantan. 

                                              Lloran, cantan. 

                                              ¡Cantan!” 

Al final se puede llegar a la conclusión de que no importan los problemas o diferencias entre dos personas. En este caso, el yo poético ha visto como sus dos abuelos se reúnen y cantan juntos. 

En conclusión, es Nicolás Guillén el poeta que refunde mejor  los temas negros a los de índole social a través de la uniformidad de toda su obra. Su escritura, desde sus libros iniciales, emerge creativa e innovadora.