Recodando a Carlos Puebla [“De Cuba traigo un cantar”]

Voces Emergentes

El 12 de Julio de 1989 murió en La Habana el cantor Carlos Puebla, precursor de toda una generación de la Nueva Trova Cubana. Su muerte fue una gran pérdida para la música de conciencia latinoamericana. 

Lo conocí y lo escuché cantar muchas veces en la Bodeguita del Medio en la Habana vieja donde no le pagaban por cantar pero tenía aseguradas sus comidas diarias mientras vivía de las propinas que le daban los asiduos al sitio.

Carlos Manuel Puebla Concha nació el 11 de septiembre de 1917, el día del cumpleaños 5 de Ignacio Villa, Bola de Nieve, en Manzanillo, la hermosa ciudad ubicada sobre el golfo de Guacanayabo. Aunque inicialmente lo enterraron en La Habana, sus restos fueron llevados posteriormente a su Manzanillo natal  donde se le recuerda con una estatua. La casa de la Trova de Manzanillo se llama “Carlos Puebla”.

En 1942 se había radicado en La Habana con el grupo Los Tradicionales que fundó junto a Santiago Martínez, Pedro Sosa y Rafael Lorenzo,

Sus canciones de protesta en ritmo de son montuno lo convirtieron en un indispensable de la vida habanera.

“Hasta siempre, Comandante”, “La reforma agraria”, “Canto a Camilo”, “Yo también soy miliciano”, “Pues que se mude”, “Que pare el Son”, “Y en eso llegó Fidel”, “El Comité de Defensa”, “Para nosotros siempre es 26”, “Por allí vinieron”, “Venezuela, “Cinco puntos de la Dignidad”, “Diez serán”, “De Cuba traigo un cantar”, “Si no fuera por Emiliana”, “Que no se quede nadie sin aprender”,” La OEA es cosa de risa” y “Duro con él” fueron algunas de sus composiciones,   que los asiduos a la Bodeguita repetían a fuerza de oírselas. Compuso “Hasta siempre, Comandante” cuando escuchó a Fidel leer la carta de despedida del Che.

En la Bodeguita conoció a un asiduo visitante del sitio, Nicolás Guillén. Es célebre la anécdota cuando Puebla saludó a Guillén diciéndole “?Cómo está, poeta?”, a lo que el poeta nacional de Cuba le contestó: “El poeta eres tú”, El destino los unió pues Guillén falleció cuatro días después de Carlos Puebla.

En la Bodeguita también conoció a Oswaldo Guayasamín, Salvador Allende, Pablo Neruda, Agostinho Neto y Ernest Hemingway que también visitaba a menudo la Bodeguita.

Su muerte fue sentida en toda Cuba, donde muchas de sus canciones eran himnos.