Fiona de fantasías y realidades

Caribe Hoy

El nombre Fiona significa blanca", "pura", "inocente" y "limpia". Este nombre no es uno usado con frecuencia, y muchos lo asociamos con el personaje femenino, novia/amiga/compañera de Shrek, el monstro verde de la película de animación de los estudios de animación DreamWorks.

Pues ahora resulta que Fiona es el nombre de la tormenta tropical-huracanada, que hoy pasara por Puerto Rico y otros lugares del Caribe. En la isla, el mes de septiembre ha sido el que más fuerte asociamos con la temporada de huracanes que comienza desde junio. Ello, naturalmente, porque casi todas las tormentas que nos han azotado han sido en este mes.

El problema, desafortunadamente, no es solo que una tormenta con o sin nombres de fantasía azote la isla de Puerto Rico. El problema, que considero es la verdadera tormenta y tragedia del país, es que los gobiernos por los últimos años han sido tan ineficientes, tan corruptos y tan interesado en la promoción de fines privados, que no han tomado medidas reales en pro del bienestar público y de los/las puertorriqueños. Han trabajado para permitir y fomentar el colapso de todos los servicios básicos como forma de justificar la privatización de estos. Todos somos víctimas del desastre actual con LUMA, de la incertidumbre en la recepción del servicio eléctrico y del encarecimiento irrazonable de estos servicios, para sufragar los sueldos de unos ejecutivos de pacotilla, que solo vinieron a enriquecerse a costa del empobrecimiento del pueblo.

Igual sucede con el estado de las carreteras del país, que es uno sumamente vergonzoso. Recién se han recibido fondos millonarios para arreglar todos los cráteres que tenemos en el sistema vial, particularmente en el área metropolitana, y vemos como los miles de millones que se invierten y se pagan a intereses privados para que hagan trabajos de repavimentación, se van por un saco roto. ¿Porque digo esto? Pues porque según los rótulos, que, en el caso de San Juan, usa el alcalde para pregonar sus obras de mejora a la ciudad, lo cierto es que no hay ningún tipo de supervisión de las obras que se realizan. No se supervisa la calidad del material usado, la forma del hacer el trabajo ni el resultado. Es de fácil verificación que un trabajo de repavimentación hecho no hace ni un mes atrás, hoy, tiene los mismos hoyos que supuestamente fueron reparados.

¿Como es posible que en poco menos de un mes o par de meses o tal vez en menos tiempo, un trabajo millonario quede desecho? Pues evidentemente, el trabajo se hizo

con material inadecuado y de forma deficiente; ello para economizar dineros y producir ganancias para el contratista y sabe dios para que oficial o partido de gobierno.

De la misma forma, el gobierno, con el sonsonete de que los permisos de construcción son muy lentos y burocráticos, y que hay que agilizar ese proceso, ha flexibilizado y echado al trasto el sistema de recalificación de los terrenos en la isla. Con ello han permitido que se otorguen permisos en zonas marítimo terrestre y que se violenten áreas regularmente protegidas. Este proceso de un crecimiento urbano desorganizado, en y a pesar de tener una Junta de Planificación (que anda demasiado politizada), es la causante de mucho de los estragos que vemos cuando se acercan o nos azotan sistemas atmosféricos como lo es Fiona.

Es entonces, en momentos de crisis atmosférica, que el gobierno quiere parecer que hace algo por proteger la ciudadanía. En ese momento, sin embargo, es demasiado tarde, y no es tanto lo que se puede hacer. Nuestras costas están erosionadas. Esto es de conocimiento público. Estudios serios científicos luego del huracán Maria, lo han advertido. De igual forma pasa con la falta de mantenimiento de nuestras represas y no se diga del sistema eléctrico, donde “un ciego guía a otro ciego”.

En fin, que Fiona puede ser un personaje femenino “pura", "inocente" y "limpia” de una película de animación, pero otra vez más este evento atmosférico viene a recordarnos que nuestra isla está demasiado vulnerable, no solo al clima, sino a los depredadores que la manejan y la administran. Fiona nos viene a recordar que todos los ciudadanos tenemos la obligación de velar por la isla y de exigir cuentas al gobierno para que de una vez por todas, sea uno que responda a los intereses del pueblo en general, y no solo al de unos pocos “amigos del alma” que solo interesan lucrarse de nuestras tragedias y buscan desangrar al país para sus propios intereses.