Me robo una de Don Juan Mari para hablar del momento crítico que atraviesa el globo terráqueo o “nuestra querida, única y contaminada nave espacial” como la llama el afamado periodista Walter Martínez. De Walter tengo la afición por los últimos acontecimientos en pleno desarrollo del escenario internacional.
Bueno, para empezar, hay que resaltar el desaire de Arabia Saudita y la OPEC+ al presidente Biden. Los saudíes le negaron la petición de no reducir la producción en dos millones de barriles diarios a Biden y este está muy molesto y el Congreso ya presentó la iniciativa de no venderle armas y apoyo militar. ¿Qué otra cosa vende que le pueden negar? Pero lo que llama la atención es que una relación tan sólida y necesaria para los Estados Unidos se derrumbe. Arabia Saudita marcó el comienzo de los famosos petrodólares cuando los gringos salieron del patrón oro. El dólar es el arma más poderosa de los gringos y no creo que les dure mucho el coraje. Muchos criticaron duro a Putin cuando entró en el intercambio de prisioneros y dejaron ir a un mercenario inglés y varios oficiales (criminales) nazis del regimiento Azov. Todo a raíz de las reuniones con el príncipe de los árabes que se ofreció de intermediario en el conflicto. Complacido el príncipe Bin Salmán con Putin este le devolvió el favor y no complació a Biden. La cosa es dando y dando.
Complicado el panorama de los europeos que se empantanan cada vez más en el conflicto de Ucrania y se derrumba cada vez más su encomia. Se llega al colmo de admitir por voz del jefe de la diplomacia europea, Joseph Borrel que admite que el desarrollo de Europa se debía a Rusia y a China, pero que no se podía seguir dependiendo de la energía barata rusa ni del mercado chino. Así que, en aras de una mayor seguridad, dicho sea de paso, no se vio afectada por esas relaciones, debía de depender más de sus propios y escasos recursos. Quizás lo dijo para callar a aquellos que pensaban que él le debía puntos al IQ. De modo que él lo sabía pero que se joda.
La otra lumbrera de la OTAN, Jens Stoltenberg ha dicho que si Rusia derrota a Ucrania pierden todos los miembros de la OTAN. De esa manera echa por el suelo aquello de que la OTAN no era parte del conflicto en Ucrania. De hecho, es tan parte que ya hoy se sabe que los planes de destruir el puente de Crimea son de la inteligencia Británica y en eso coinciden dos publicaciones por diferentes fuentes; una de The Greyzone y otra de Pepe Escobar. Esto se une al sabotaje de las tuberías de gas Nord Stream 1 y 2, y el asesinato de la periodista Dariya Dugin, mediante bomba. Todos de innegable manufactura de países miembros de la OTAN.