Justicia económica para Haití

Economia Solidaria

A casi dos años del terremoto de diciembre del 2009, todavía 400 mil haitianos viven en campamentos de refugiados en su país. Esos campamentos, son villas miserias. Son lugares inhóspitos, donde entre otras cosas, se desarrolla una serie de enfermedades que atentan contra el bienestar de la población. Entre otras enfermedades que se han desarrollado a partir de dicho campamento es la cólera, que dejó un saldo, reconocido por la Organización de las Naciones Unidas de sobre 1400 muertos. Pero mientras pasa esto, la economía de Haití no crece ni se desarrolla, y vive sumergida a las determinaciones de una comunidad internacional que ha tomado prácticamente control de dicho país.

En un informe presentado ante el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, por su secretario general, Ban kin-Moon, se detalló el desastre social y económico por el cual transita Haití en el día de hoy. De los 10 millones de metros cúbicos de escombros que generó el terremoto, aún falta de removerse el 30% de los mismos. Esto deja a un país en un estado parcial de descomposición o inmovilismo.

De igual forma detalla el secretario general de las Naciones Unidas, que de los más de 5 mil millones de dólares que fueron donados por las organizaciones internacionales, sólo el 10% fue recibido en Haití para ser utilizado por el gobierno en desarrollo social y económico. Esto quiere decir que Haití no se salva de nada, inclusive de la corrupción. De igual forma de los fondos solicitados para la reconstrucción de Haití, apenas se recibió la mitad de los mismos, para un total de $2,5 mil millones de dólares.

La situación en Haití está tan difícil que un grupo de abogados internacionales llevan un pleito contra la Organización de Naciones Unidas por ser responsable del desastre post-terremoto de 2009. Ese pleito en representación de más de cinco mil haitianos, busca conseguir un poco de justicia para ellos y su pueblo.

En fin, que Haití no sale del hoyo. La situación actual, post-terremoto, no les permite poder desarrollarse de forma adecuada y sostenible en pleno Siglo XXI.