El ex legislador Luis Vega Ramos acaba de ser designado
Secretario General del Partido Popular Democrático (PPD). En el
pasado, Vega Ramos ha sido una de las voces más escuchadas en
defensa de las ideas de un sector del PPD denominado
soberanistas. Ese grupo diverso y heterogéneo se supone que tenga
diferencias importantes con el PPD y en ocasiones son críticos de la
realidad política y social del País.
No pasa inadvertido que con ese expediente de “soberanista y
libre asociacionista”, Vega Ramos haya sido designado como
secretario general del PPD por el presidente de dicho partido, el
conservador José Luis Dalmau.
Llama la atención también que en sus primeras expresiones
como Secretario General designado, Vega Ramos hiciera vocación
de fe como miembro del PPD: “El único partido que puede derrotar al
mal gobierno que tiene Puerto Rico es el PPD. Hoy empezamos
nuevamente la tarea de rescatar a Puerto Rico y darle una nueva
alternativa y esa alternativa se llama el PPD”.
Para algunos analistas conservadores del PPD esa
designación resulta impertinente precisamente por la desconfianza
que genera en ellos el libre asociacionismo de Vega Ramos.
Para nosotros la preocupación es diametralmente distinta.
¿A dónde fueron a parar la pretendidas convicciones libre
asociacionistas y soberanistas de Luis Vega Ramos, cuando ha
estado disponible con tanto entusiasmo a ser designado como
secretario general de un partido tan desprestigiado y venido a menos
como el PPD, precisamente la principal institución política promotora
del colonialismo en Puerto Rico que él tanto ha criticado en el
pasado?
¿Cómo es posible que Vega Ramos hable de rescatar a Puerto
Rico ofreciendo como alternativa al PPD, si precisamente la profunda
quiebra estructural de carácter económico, político y social que
enfrenta Puerto Rico desde hace tiempo es consecuencia directa de
las incapacidades del ELA y, consiguientemente, del PPD?
¿Cómo es que Vega Ramos reduce esa dramática situación “al
mal gobierno que tiene Puerto Rico”, cuando él sabe de sobra que la
quiebra que sufre el País no nace con la administración colonialanexionista de Pierluisi y el PNP, sino que se trata de una crisis de la
estructura misma del ELA?
Escribí en 2012 –hace ya una década—un ensayo titulado
¿Soberanistas?, que me ganó más de una cara larga de algunos
conocidos que ostentaban entonces ese calificativo, en un intento por
parecer diferentes dentro del Partido Popular Democrático (PPD).
Decía yo, entre otras cosas, lo siguiente:
“En una colonia –y Puerto Rico es una colonia –para ser
soberanista verdadero se tiene que ser independentista. De la misma
manera que el Sol sale por el este y se pone por el oeste.
“Si la naturaleza del Estado Libre Asociado es una colonial y el
colonialismo es intrínsecamente sometido, sumiso, dependiente,
entreguista, ¿es posible ser a la misma vez estadolibristay
soberanista?
“En resumidas cuentas, los compatriotas que siendo
estadolibristas se proclaman soberanistas, no soberanistas nada. El
ELA es la negación de la soberanía. Es más aún. El ELA es la
estructura política diseñada por Estados Unidos en 1952 para, con la
complicidad del Partido Popular Democrático (PPD), impedir el
desarrollo y alcance de la soberanía. .. El ELA y el PPD son la
antítesis de la soberanía.
“Muchos de quienes se llaman soberanistas desde el ELA son
realmente autonomistas, lo que no es una opción descolonizadora
sino que se mantiene la subordinación colonial; son colonialistas
inconformes que siguen temiéndole más a la verdadera soberanía
(independencia) que a la colonia.
“No acaban de entender que en asuntos fundamentales como
el que tiene que ver con el destino de nuestra Patria…no basta con
llevar una bandera de Puerto Rico en la solapa.
“De los “estadolibristas-soberanistas” no deben sorprendernos
sus contradicciones y extravíos, sus ires y veniresideológicos y
políticos, sus posiciones extrañamente encontradas, su
conservadurismo frecuente mezclado con posiciones francamente
radicales.
“…más nos vale que reconozcamos de antemano la
complejidad contradictoria de sus ideas y de su comportamiento
político. Para que no haya malos entendidos ni falsas expectativas.”
El flamante secretario general designado del PPD constituye la
muestra más reciente y elocuente del alcance político tan limitado y
del compromiso ideológico tan superficial a la vez que oportunista de
ese grupo de estadolibristas, que ha querido asegurarse un nicho al
interior del PPD, manteniendo escrupulosamente la lealtad y
subordinación al partido, mientras hacia fuera intentan convencernos
de que piensan de manera diferente y contestataria.
La decisión de Luis Vega Ramos termina siendo un problema
de confianza y falta de transparencia y honestidad ideológica. Su
retorno gozoso al redil de un PPD esclerótico, en momentos en que
el País reclama un compromiso genuino con sus verdaderos
intereses y necesidades, deja mucho que desear y no queda bien
parado ante quienes hubiéramos esperado otras cosas de su
proceder político.
Es un aldabonazo a la fantasía “soberanista”.