“Cuando todo es violación, lo que ocurre es que anda es violación” [reflexión crítica]

Voces Emergentes

En este texto, Clara Serra analiza la respuesta que desató, en las redes sociales y en el contexto español, el comentario de un streamer con más de un millón de seguidores que “fanfarroneaba ante sus seguidores contando cómo sus amigos consiguen ligar cuando las chicas han bebido unas copas y ellos no”. La reacción feminista fue una en la que se colapsó lo que la autora denomina “un flirteo machista” con una violación. Esto es, éstas vieron en los comentarios del streamer “una clara incitación a violar mujeres inconscientes”. Una reacción claramente heredera de un feminismo “a lo Catherine Mckinnon” quien entendía que el consumo de pornografía por parte de los hombres (ella no habló de su consumo por parte de las mujeres) conducía inexorablemente a la violación y a la agresión sexual de mujeres.

Para Serra, esta lectura, ciertamente hiperbólica, del comentario del streamer perpetúa una representación de las mujeres como víctimas absolutas sin ninguna capacidad de consentimiento y sin capacidad de negociación ninguna en contextos de encuentros sociales/ sexuales potenciales. A mi modo de ver, el efecto neto de este trayecto evolutivo de un sector del feminismo es la producción de un peligroso combinatorio puritano-punitivo en el que la tendencia a ver delitos por todas partes, de un lado y la de conceptualizar a las mujeres como sujetos siempre a punto de convertirse en víctimas, de otro, tiende a dominar el imaginario feminista al tiempo que se coloca en una alianza abierta con el punitivismo de Estado.

En palabras de Serra: “es preciso que, como sociedad, seamos capaces de ver el machismo, criticarlo y combatirlo sin ver siempre delitos, porque solo así nuestra batalla contra el patriarcado no estará permanentemente secuestrada por el marco judicial y cabrán, por tanto, muchas otras políticas que poner en marcha más allá de lo penal”.