El Club Bilderberg

Voces Emergentes

Entre el 18 y el 21 de mayo pasado, se llevó a cabo la 69º reunión del Club Bilderberg, el selecto grupo fundado por David Rockefeller en 1954. La reunión se llevó a cabo este año en Portugal.

Eminentemente elitista, todavía más que el Foro Económico Mundial de Davos, el Grupo Bilderberg planifica los lineamientos políticos y económicos que se pondrán en efecto en buena parte del planeta. Empero, es un cónclave que se efectúa en medio de un llamativo silencio mediático.

La reunión de Bilderberg (también conocida como el Grupo Bilderberg) es una conferencia anual extraoficial establecida en 1954 para fomentar el diálogo entre Europa y América del Norte. La agenda del grupo, originalmente para prevenir otra guerra mundial, ahora se define como reforzar un consenso en torno al capitalismo occidental de libre mercado y sus intereses en todo el mundo. Los participantes incluyen líderes políticos, expertos, grandes industriales, del mundo de las finanzas, de la academia.  

Los asistentes tienen derecho a usar la información obtenida en las reuniones, pero no atribuirla a un orador designado (conocida como la regla de Chatham House). Esto es para alentar el debate abierto y sincero, manteniendo la privacidad, una disposición que ha alimentado las teorías de conspiración tanto de la izquierda como de la derecha.

Líderes políticos mundiales, CEO’s de corporaciones como Microsoft y Google, banqueros, el secretario general de la OTAN, directivos de la CIA y un ya casi centenario Henry Kissinger, se reunieron en Portugal, a la usanza de un club elitista del que pocos medios de prensa hablan, a pesar del enorme poder que ostenta.

 

Los encuentros Bilderberg sirven a la élite de Occidente para coordinar sus acciones estratégicas, así como también para diseñar las narrativas con las que las mismas serán presentadas y legitimadas ante el público.

Como parte del Grupo Bilderberg confluyen militares, funcionarios de agencias de inteligencia, corporaciones bancarias, líderes políticos, académicos y grupos de medios. Para comprender cuáles de entre ellos tienen mayor relevancia en la toma de decisiones, resulta crucial distinguir quiénes son los invitados y organizaciones que solo asisten esporádicamente, de aquellos que se han mantenido con asistencia perfecta a lo largo de las últimas siete décadas.

De esta manera encontraremos que el Alto Mando de la OTAN (en esta ocasión representado por su secretario general, Jens Stoltenberg) y los servicios de inteligencia, como la CIA estadounidense y el MI6 británico, son los participantes que nunca han faltado en dichas reuniones. En definitiva, los encargados de la planificación estratégica de largo plazo.

Junto a ellos, ha sido constante la presencia de los principales bancos globales, accionistas de todo el entramado corporativo global. También, grupos industriales, mediáticos, farmacéuticas, etc. A ello se suma la asistencia del sector político y académico.               

La edición Bilderberg 2023 contó con la presencia del ya centenario Henry Kissinger (quien cumplió 100 años el pasado 27 de mayo), y alrededor de 130 participantes de 23 países.

Los invitados al selecto club incluyen a algunos de los empresarios más portentosos en cuanto a su influencia en este momento: el ex CEO e histórico ejecutivo de Google/Alphabet, Eric Schmidt; el presidente y CEO de Pfizer, Albert Bourla; el CEO de Microsoft, Satya Nadella; el CEO de OpenAI (desarrolladora de ChatGPT), Sam Altman; el CEO de Deepmind (IA), Demis Hassabis; el presidente de la junta de Deutsche Bank, Paul Achleitner; el presidente de Goldman Sachs International, José Manuel Barroso; el CEO de British Petroleum, Bernard Looney; el CEO de la petrolera Total Energies, Patrick Pouyanné; el ex director general de Shell, Ben van Beurden.

También participaron en la reunión selecta, el presidente de la histórica banca Wallenberg, Marcus Wallenberg; el presidente del Grupo Planeta, José Creuheras; la directora ejecutiva de Banco Santander, Ana Botín; el presidente del Foro de Davos, Børge Brende; la editora en jefe de The Economist (propiedad de la tricentenaria banca Rothschild), Zanny Beddoes; y la asesora de la Reserva Federal de los EEUU, miembro del influyente Council on Foreign Relations y quien ejerce la presidencia del Museo de Arte Moderno de Nueva York, Marie-Josée Kravis.

Desde el campo de la política, participan: Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea; Roberta Metsola, quien preside el Parlamento Europeo; Mark Rutte, primer ministro de Holanda; Sanna Marin, primera ministra de Finlandia; Mette Frederiksen, primera ministra de Dinamarca; Chrystia Freeland, viceprimera ministra de Canadá; Garry Kasparov, opositor ruso; Dmytro Kuleba, ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania; entre otros.

Junto al mencionado secretario general de la OTAN, Stoltenberg, participa un nutrido grupo del campo militar y de inteligencia: Avril Haines, directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, y ex directora adjunta de la CIA; Christopher Cavoli, Comandante Supremo Aliado en Europa de la OTAN; Bernard Émié, director del servicio de inteligencia de Francia (DGSE); Tarun Chhabra, director de Tecnología y Seguridad Nacional, del National Security Council de Estados Unidos; Jeremy Fleming, ex director del servicio de inteligencia del Reino Unido GCHQ; y John Sawers, ex director del MI6 británico, entre otros.

Como ocurre durante cada reunión de este grupo elitista internacional, se analizan los problemas estratégicos más acuciantes que preocupan al poder global.

Fueron parte de los graves problemas sistémicos analizados este año, la guerra en Ucrania entre Rusia y la OTAN, los desafíos al liderazgo de Estados Unidos ante una creciente desdolarización de los intercambios comerciales entre países, y la crisis económica que ha llevado a la quiebra de importantes bancos.  ¿Qué se resolvió en la reunión? Únicamente ellos lo saben.

El silencio de los grandes medios de prensa internacional sobre este evento refuerza la crítica de algunos en cuanto a que “la prensa está prensada por el establishment capitalista imperante” para informar únicamente aquello que se entienda está dentro de los límites de una crítica no proclive a la alterabilidad sistémica.