Mujer, hace calor en este país.
No llueve sobre la sombra y el fresco seco.
No alumbra la humedad el movimiento del
mar opaco, matizado en paisajes móviles,
como pequeñas miniaturas de la nada.
No hay trabajo, no hay cine ni cenas gourmet,
no hay fluidos retratos en el centro de esta cabrona ociosidad.
Mujer, dame maná o cacao. Cómpralos.
¿No tienes dinero? No importa.
Encaríñame con tus pequeños mitos,
tus huellas anticipadas,
tu patriotismo en celo.
Y suavemente, súbeme la presión,
muéreme de nuevo,
deja que regrese a tu espalda
blanda y traviesa
a recobrar deshechos.
Mujer, me pesa este país
Deja que sea tu soldado.
Sé mi comandante en vientre.
Te espero.