(San Juan, 1:00 p.m.) En la Universidad de Puerto Rico, en el Recinto de Rio Piedras, nadie ha sido asesinado como acto de agresión desde el 1971. Pero, esta semana, un joven decidió realizar un secuestro vehicular en el recinto, y el mismo fue asesinado en el día de ayer cerca del residencial Monte Hatillo. Se llamaba Luis A. Borrero, y tenía 31 años. Su vida no tuvo futuro. Pero su asesinato no le importa a nadie, ni en la policía, ni en el gobierno que dirige Pedro Pierluisi, y menos a la propia universidad. No obstante, para los que creemos en el mundo de los derechos humanos y civiles, seamos o no empleados de la UPR, si nos interesa la vida de este presunto delincuente, que se dedicaba a robar carros. Si el gobierno cree en los derechos humanos, si en los derechos humanos cree la UPR, y si creemos nosotros en esto, tenemos que reclamar que los asesinos de este joven, sean llevados a la justicia. ¿Por qué no? El debido proceso de ley le aplica a toda persona, sea delincuente o un buen ciudadano. Este país, nos ha demostrado que la perdida de derechos se da diariamente, más en la sociedad civil que en el estado, y salvo delitos que nos oponemos abiertamente, como la violencia de género, para el resto, no le prestamos la misma atención. Los delincuentes también son seres humanos, y lo peor es que un punto de droga, determine quien vive y quien muere. Pensemos.
