[San Juan, 1:00 p.m.) Nadie tiene dudas de que Puerto Rico es una colonia. De lo que se tiene dudas, es de qué tipo es esta colonia. Así las cosas, En los últimos 126 años, hemos pasado por todas formas de colonialismo, quedándonos siempre en la relación colonial. En este momento de año electoral, la presencia de múltiples fuerzas políticas, nos hacen pensar, si habremos de superar la condición colonial. El problema es que los únicos que hoy hablan de descolonización, son las fuerzas estadistas, a su estilo, promoviendo la incorporación permanente de Puerto Rico a los EE.UU. Es momento de retomar la conversación de la independencia. Es momento de volver a nombrar la colonia de lo que es, un territorio colonial neoclásico. Pero más que nada, es momento de denunciar y enunciar en todo momento, que la presencia de los EE.UU. en Puerto Rico, con todos los niveles de apoyo que la misma pueda tener, no es aceptable. Es momento de rupturas. Ante la ausencia de las rupturas, y escuchando los programas radiales promovidos por el Partido Nuevo Progresista (PNP) diariamente en la radio boricua, uno se hace la pregunta, de si lo que nos queda es mayor injerencia de Washington o el arrepentimiento. Es decir, resignarnos que la presencia de ellos es a perpetuidad. Esto se dice, pues no es posible para muchos en esta colonia de su propio tipo, sui generis, pensar la vida sin Washington. Es patético, pero ahí estamos. ¿Podríamos terminar la relación colonial? Pensemos.
