Viernes del Madrugador: híper consumo caribeño

Economia Solidaria

Bueno llegó el día esperado: ese en el cual las mega tiendas de origen estadounidenses, intentan vender en 24 horas lo que no han vendido hasta ahora durante el año en transcurso. Le llaman la venta del madrugador. En los EE.UU le llaman la venta del Black Friday. Nadie se atreve a traducirlo, toda vez que suena un tanto racista – la venta del viernes negro.

Es un proceso de consumir sin limitaciones. Es un invento del capitalismo americano, que, como todo proceso del capitalismo contiene su propio germen de la destrucción. Es decir, este proyecto de la venta intensiva en un día, donde la gente aguarda para hacer fila y tratar de comprar productos a precios reducidos, tiene múltiples problemas, pero el más profundo es como garantizar el consumo de público.

En esta medida, la venta del madrugador inicialmente versaba sobre un negocio de alta intensidad, mediante el cual, la gente hacía fila, y entraba por tiempo limitado a comprar lo más que pudieran. Las tiendas ponían a la disposición del público la venta de productos a bajos precios, y ambas partes eran felices. No obstante, los cambios culturales han hecho que el patrón de consumo varíe y han forzado al capital a realizar otros compromisos. En esa medida, y para la edición del 2012, las tiendas ya no abrirán a las 5am, como solían hacer. Por el contrario, abrirán a las 1201am del mismo viernes 23 de noviembre. En otras palabras, la oferta ahora se expande, y las tiendas buscan captar a un consumidor más integral, que viene a otras horas no tan antagónicas, a realizar sus compras.

El problema estriba en que la acumulación no tiene límites y ya desde hace unos años varias tiendas por departamento en los EE.UU, han comenzado a operar tanto el viernes del madrugador, como el jueves previo, el cual es un día histórico feriado en los EE.UU: el jueves de acción de gracia. Ahora las megatiendas abren tanto el jueves como el viernes, lo cual hace que el día específico para consumir se sobra-expanda.

A fin de cuentas se trata de otro día más de compra. Los especiales ni buenos ni malos. Esto no produce nada que no sea consumo. Pero peor aún nos endeudan. Y son las mega tiendas las que se llevan el dinero a su país de origen: los EE.UU.