Sueños, fantasía y libros en una ciudad llamada Datovia, así como en Puerto Rico

Crítica literaria
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Entrevista al narrador y médico puertorriqueño José A. Rabelo

“Soy de los que piensa que hay que atrapar al lector a edad temprana para que en el futuro busque las lecturas que más le atraigan. Hoy tenemos muchas distracciones como entretenimiento pero nada como un buen libro para viajar al presente al pasado o al futuro y también a mundos creados por nosotros los escritores (esto es lo más que me satisface, llegar primero a un mundo nuevo, ser un colono o explorador literario).” José A. Rabelo.

 

Su simpatía, intelecto, mirada penetrante e ilusionada (como si siempre estuviese a punto de descubrir un nuevo misterio) y su magia personal rápido nos cautiva a sumergirnos en su mundo apalabrado, a una Datovia, tierra imaginaria, llena de posibilidades como es el universo de los sueños y la creatividad, ese paralelo entre lo real y la imaginación. Y es que Rabelo no cierra las puertas a todas las posibilidades de cautivar mediante la palabra, dominando la narrativa con el mismo talento que la literatura infanto-juvenil. Humor, intelecto mundos paralelos, ciencia, arte, todo fluye con suma naturalidad en sus escritos y presentaciones en vivo. En fin, escuchar y leer a José A. Rabelo Cartagena nos invita a buscar sus libros y, por supuesto a conocer más de este escritor, quien además es dermatólogo de profesión.

Escritor y médico, estudió su bachillerato ciencias en la U.P.R.-Cayey y medicina en el Recinto de Ciencias Médicas. En la actualidad, se desempeña como dermatólogo con prácticas en Caguas y Hato Rey. Su primera colección de cuentos fue Los libros de Baltasar (2001). A los ocho años escribió su primer cuento infantil, Lucero, presentado en Cuentos de la fauna puertorriqueña (2002). En Cielo, mar y tierra (2003) la paz y el ambiente son temas importantes. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil 2003 del PEN CLUB-PR. Ambos libros fueron ilustrados por el autor.   Cielo, mar y tierra junto a  Cuentos de la fauna puertorriqueña han sido adaptados a formato cinematográfico, por el autor, a través de un taller auspiciado por la Corporación de Cine de Puerto Rico.

La Revista Cayey publicó su cuento La casa de almohadón. Otros escritos, Nudos (cuento) y El mito real (ensayo), han sido publicados en la revista virtual En sentido figurado. En 2008 defendió su tesis, la novela titulada Las noches ajenas, como parte de su maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón. Luego fue publicada por Isla Negra Editores bajo el título Los sueños ajenos (2011). Además, su primera novela corta, Cartas a Datovia (Isla Negra Editores, 2009)  obtuvo Mención de Honor del Pen Club-Puerto Rico.

Estos son ya demasiados datos técnicos como para una enciclopedia, nosotros queremos más. Indaguemos en quién es José A. Rabelo, cómo piensa y qué tiene que decirnos de su mundo apalabrado. Con la gentileza y dinamismo que lo caracteriza, aceptó esta entrevista entre colegas.

Ana María Fuster: ¿Cómo llegaste al mundo de la palabra? ¿Cómo contrastas tus dos profesiones como médico y narrador? Ese mundo aparentemente tan disímil entre lo científico y la ficción.

José A. Rabelo: “Creo que Llegué a la literatura antes que a la ciencia, Desde los ocho años me enamoré de los libros. En mi casa no teníamos, pero al visitar la biblioteca del Colegio Universitario de Cayey entré al mundo sin límites de las letras. A esa edad escribí mi primer cuento. Lo hice en casa: escrito con index cards... Se los prestaba a mis amigos y, por lo menos, me lo devolvieron y todavía lo conservo (lo puedes ver en las fotos de www.joserabelo.com). Más adelante escribí obras teatrales para la iglesia. Cada vez que llegaba la asignación para un proyecto en la clase de español le preguntaba a mi maestra: ¿Puedo escribir un cuento?

“Más adelante, para distraerme en la escuela de medicina, escribí una novela por entregas semanales en la que mis compañeros de clase eran los protagonistas... Para esa época puse a un lado mi oficio como escritor, pero en cada caso que examinaba o leía  decía para mis adentros, aquí hay un cuento o de aquí sale una novela.

“De esta manera mis dos profesiones (médico y escritor) se complementan una con otra. A diario hablo con demasiadas personas y de las conversaciones surgen muchas ideas.  En otras ocasiones, la literatura me hace crear una relación más estrecha con el paciente amante de las artes. Te puedo decir que una de mis pacientes que estudiaba ciencias naturales se cambió a un programa de literatura tras varias conversaciones literarias que sostuvimos.

“Mi profesión médica me ha dado la oportunidad de viajar a convenciones y a salidas de placer las cuales nutres el imaginario del escritor en mí. Cartas a Datovia y Los sueños ajenos, mis dos novelas, han surgido en parte de experiencias ocurridas durante viajes y de mi experiencia en el mundo de la medicina.”

AMF: Viajemos hacia esos libros que nos marcan. ¿Quiénes han sido los escritores y libros que te han obligado a sumergirte en el mundo maravilloso de la creación literaria?

JAR: “Esas primeras lecturas de las novelas de Julio Verne me marcaron tanto por sus aspectos científicos, viajeros e imaginativos. El leer a temprana edad La divina comedia de Dante dejó en mí una serie de imágenes que aún persisten en mi memoria y en mis escritos. Ese primer encuentro (naturalmente, en papel) con Jorge Luis Borges a los doce años, durante la lectura de "El milagro secreto" dejó una huella en mi mente de lector adolescente.

“Definitivamente, La familia de Pascual Duarte en la escuela superior, me marcó de por vida.”

AMF: En estos momentos, ¿qué libros estas leyendo y nos recomiendas?

JAR: “Terminé hace poco Los mejores cuentos policiales, una selección de Adolfo Bioy Casares y Jorge Luis Borges. Recientemente leí una novela gráfica titulada Crimson Empire (no lo niego, me gustan los cómics). Leo en la actualidad IQ84 de Haruki Murakami.”

AMF: Además trabajas, otro de mis géneros favoritos, la literatura infantil. ¿Cuál es tu enfoque al escribir para los niños? ¿Cómo logras seducir al lector infanto-juvenil?

JAR: “Mi enfoque para la literatura infantil es sencillo: entretener por medio de la palabra y de la imagen. Mis primeros intentos al educarme en el arte de contar fueron los cursos de cine. Mi sueño de niñez era ser director cinematográfico. Durante muchos años escribí guiones, pero a la larga me di cuenta que esa modalidad era muy difícil en nuestra realidad boricua. Por eso regresé al mundo de los libros. En el 2002 publiqué mi primer libro infantil: Cuentos de la fauna puertorriqueña en el cual también realicé las ilustraciones de una forma muy cinematográfica, como, para rememorar mi amorío con el cine. Luego vino Cielo, mar y tierra. En ambos libros tomé temas científicos como el ambiente y los peligros que enfrentan algunas de nuestras especies y los mezclé con un toque de fábula y valores. Creo que cada cuento infantil debería tener esa dualidad en la que el lector se divierta, pero a la vez pueda tener un tema subyacente para hablar un poco más con sus padres o maestros.

“Trato de seducir al joven lector con imágenes literarias y pictóricas. Vivimos en un mundo de imágenes, somos imágenes. Me gusta crear personajes curiosos, por ejemplo, El monstruo más divertido del Caribe una criatura gordita con una mano de tres dedos y la otra con una pala mecánica; para desafiar la imaginación de los niños.”

AMF: He asistido a varias presentaciones de tus libros, también a una mesa redonda en el **Festival de la Palabra donde participaste, y me parece que el mundo de los sueños es fundamental en tu obra. ¿Es cierto que empleas los sueños para escribir’? ¿Sueñas despierto? ¿Cómo describes esos estados en que la palabra ordena a crear?

JAR: “Los sueños son territorios perfectos, fértiles, para cosechar ideas. Así los veo y te puedo asegurar que en algún momento de nuestras vidas serán parte de las memorias reales, o sea no sabremos si lo soñamos o lo vivimos.

“En mis cuentos y novelas se nota la presencia de lo onírico, ya sea para originar o complementar la trama. Has visto que uno de mis libros lleva en su título la palabra "sueños". Los sueños ajenos se desarrolla en un 98% dentro de un episodio de coma. En Cartas a Datovia, el personaje principal menciona el concepto sueño en varias de sus epístolas y hasta le pide a su abuela que le interprete una de sus aventuras nocturnas. En mi próxima colección de cuentos titulada Esquelares uno de los relatos ("Un pez mirando a las pirámides") es la transcripción literaria de uno de mis sueños.

“Sueño despierto desde que era un chico de ocho años. Cuando hablaban de inventos, me imaginaba inventando esa cosa... si hablaban de un globo como medio de transportación, yo era el primero que se iba en ese viaje... Todavía voy por la carretera y me asaltan esas visiones que con facilidad terminan escritas. A veces estoy en conferencias y una fisura de la imaginación se abre ante mí, por la cual me escapo a escribir notas para un futuro trabajo literario. Por eso se dice que los escritores tenemos siempre un radar encendido para que no se nos escapen algunos detalles de la vida, los cuales son la materia prima para transformar esos sueños en palabras.”

**Durante el pasado Festival Internacional de la Palabra, celebrado en el Museo de Puerto Rico en octubre de 2012, el escritor José Rabelo participó del panel titulado Voces imaginarias: fantasía, sueño y misterio junto a los escritores Joao Tordo  (Portugal), Samanta Schweblin  (Argentina) y David Caleb Acevedo (Puerto Rico)

AMF: Luego del éxito de Cartas a Datovia y Los sueños ajenos, ¿en que nuevos proyectos literarios te encuentras si se puede comentar aquí?

JAR: “Como te mencioné trabajo en un libro de cuentos titulado Esquelares en los que celebro la vida de mis personajes a pesar de sus muertes.

“Reviso, además, un cuento, con formato detectivesco, para niños titulado P.A.M. acerca del acoso escolar.

“Casi termino un libro juvenil que aún no tiene título definitivo. Es una saga al estilo de Tolkien. Esta obra la he estado escribiendo durante ocho años, llena de aventuras, costumbre, geografías, ciudades y seres nunca antes vistos.”

AMF: ¿Cómo describes el lugar perfecto para escribir?

JAC: “Escribo en un segundo piso, con una Mac conectada a la Internet, estoy rodeado de libros y películas, pero en ese cuarto tengo un ventanal con vista al cielo y a las montañas; allí también tengo un sofá en donde me esperan durmiendo mis perritas Amalfi y Achilipú, pero un detalle adicional de ese espacio es que hay una puerta que, aunque cierro, la dejo sin seguro para que mi esposa Sherybell Bigio e hijos (José, Iván y Laura) suban cuando quieran para recordarme, de vez en cuando, que soy un ser vivo y que aún no me he escapado con uno de mis personajes.  No sé si es el lugar perfecto, pero me ha funcionado.”

Sí, querido colega, te ha funcionado. Esperamos que nos invites a leer tus nuevos mundos apalabrados, donde los libros sean más importantes que las compras prenavideñas, donde no sean tan fundamentales las campañas electorales, donde el arte y la cultura sean más importantes que el último grito de la moda, las pompis de la modelo farandulera de turno o el carro más brilloso. Y es que el mundo de los libros nos invita a soñar.

Le deseamos a José Rabelo la publicación de muchos más libros cargados de su creatividad, esos mundos paralelos entre la fantasía y la ciencia.

Fragmento de Cartas a Datovia:

“Miércoles, 23 de julio de 2003. Opiatu, Datovia. Ivanos: Muchacho demoníaco, sal de esa jaula de locos. Vives en una isla confusa ¿Cuándo le cambian el nombre por Sodoma o Gomorra? Cuando salgas de allí no mires atrás para que no te conviertas en una estatua de azúcar de caña... No escuches mucho esos programas radiales de Kama Sutra. Sabes que tienes un vicio carnal. Ese país no te conviene. Hasta me da miedo que conozcas a la hija de ese taxista y te vayas a involucrar con ella y metas la pata y tengas un hijo que sería mi primer nieto y que sería un nieto tropical. Bien sabes todo lo que te conté sobre esa gente del Nuevo Mundo: son calientes, fiesteros y no les gusta trabajar. Nunca he visitado esas tierras, pero he leído mucho sobre algunos personajes y hechos. Me dan miedo esos indios come gente. Ten cuidado con las almohadas de pluma, dicen que tienen parásitos chupadores de sangre. Cuídate de las brujas que si les caes mal te echan una maldición de cien años. No confíes en la gente. Si te ofrecen ron, no lo aceptes. Esa bebida la fermentan con medias rellenas de excremento. No confíes en las mujeres que muchas son devoradoras de hombres. No se te ocurra visitar ese pueblo lluvioso de Macondo donde tantas barbaridades ocurren. Anoche en Datovia cayó un rayo en tu árbol. Lloré mucho al recordar el día de tu nacimiento cuando tu padre sembró ese roble para cuidar tu alma. Cuando regreses serás tú el indicado para volver a plantar un sustituto. La desgracia ha caído esta vez en tu guardián vegetal por eso te aconsejo mucha discreción.  No te cuento más. No creas que te infundo miedo de abuela. Te quiero mucho, pero vivo. Abuela Emila.”  José A. Rabelo.