Veo con tanto dolor como honran a Héctor “El Macho” Camacho, en este momento antes de despedirlo formalmente de Puerto Rico, y del planeta tierra. Me causa dolor ver a la madre, a las hermanas y a los seres cercanos y otros, llorar en su partida. El gobierno de Puerto Rico, ese dirigido por el gobernador saliente de Luis Fortuño, que cree en la estadidad (incorporación total de Puerto Rico a los EE.UU), aceptó honrarlo en la sede del Departamento de Recreación y Deportes. Entonces, así lo hacen, con una bandera de Puerto Rico alrededor del féretro. Todos en la tradición yoruba, con o sin collares, andan vestidos de blanco. En fin, la vida del Caribe.
Pero veo a la madre llorar y/o veo que eso es lo que capta la prensa dominante para contarnos que el dolor crea hits, twitts, y sobre todo vende periódicos. Es el dolor lo que vende, no la alegría. Ante esto me pregunto, ¿cuál es el rol de la prensa de contar que tipo de historias ante un momento de danto dolor como el que se celebra en este momento? Es un momento donde lo humano se funde con el mercado y el capital, y realmente no espero que sean estos últimos los que triunfen. Lo que espero que triunfe es lo humano.
Ante esto, pienso si debiéramos desarrollar una ética del dolor humano, que fuera compasiva y no egoísta. Que promoviera el desarrollo humano a su máxima potencia, y que en todo momento la ternura y el amor fuera más importante que la acumulación y la urgencia de hacer dinero. No todo es noticia. No todo dolor hay que contarlo. Hay que dejar que la gente pueda ser y expresar su voluntad sin pensar que está posando para la cámara.
En fin, que Héctor “El Macho” Camacho, adviene a un final en este país. Que continúe honrándonos ahora en el paraíso, o a donde él desee reposar.