Estoy pendiente al hecho que la economía de Puerto Rico se encuentra en franca crisis. No hay que decirlo mucho, pero todos los indicadores que han surgido en las llamadas vistas de transición que realizan la administración del gobierno saliente junto a los nuevos administradores, los últimos como los primeros señalan que el país está muy mal. Ante esto, me pregunto, ¿qué podemos hacer para evitar caer nuevamente en esta crisis, ya un tanto estructural, en el futuro?
Bueno me surgen varias ideas, pero una de ellas es fomentar un tipo de presupuesto participativo, con fiscalización de la sociedad civil. En otras palabras, siguiendo modelos que se han planteado en otros países, en particular Brasil, pensar que se puede establecer un proceso social por el cual el gobierno propone el presupuesto anual, y la población envía comentarios por los canales adecuados, lo cual lleva al estado a refinar el presupuesto sugerido. Luego el gobierno debe implementar dicho presupuesto, no obstante se debe crear un mecanismo desde la sociedad civil, para fiscalizar que dicho presupuesto se está implementando correctamente.
En esto yace el meollo de la conversación de lo que ha sido destapado en las vistas de transición del gobierno: hay presupuestos que se anuncian anualmente al país, aunque luego en la implementación es que perdemos contacto, y los gobernantes hacen lo que les parece. Ahí yace el problema: todo indica que en la implementación se dan procesos cuestionables de irregularidades, excesos de gastos, y a veces de corrupción. Dicho esto, lo que si está presente en todos estos procesos, es la ausencia de fiscalización por parte de sectores externos al gobierno.
Luego de cuatro gobiernos en lo que va de Siglo XXI, no tengo la más mínima duda que habremos de superar el llamado déficit por el cual atravesamos. Aunque creo que lo mínimo que podemos exigir como pueblo es la democratización y fiscalización de presupuesto nacional. Ningún gobierno puede seguir mal-gastando impunemente el dinero a merced de nosotros, el pueblo.