La solidaridad ante la anomía social

Economia Solidaria

Escribo de economía solidaria, pensando en Emile Durkheim, sobre todo cuando este planteaba que el capitalismo nos llevaba a una lógica de destrucción, en la medida que el consumo no tenía límites ni lealtades. Por ende, ante la ausencia de control en el consumo, la gente estaría dispuesta de hacer el mal con tal de satisfacer sus necesidades. En conclusión que hoy atravesamos por varias crisis, algunas de ellas más fáciles que otras, las cuales causan dolor, sufrimiento y sobre todo, desolación.

En particular, ante una economía que ha co-existido entre lo legal y lo ilegal, la perversidad comparte con lo bueno. Es decir, tener un supermercado convive con vender drogas. No son formas excluyentes, sino complementarias. Una ya depende de otra.

No obstante, me parece preocupante que en las formas legales o ilegales de acumulación, continuamos profundizando en una cultura que no profundiza en la solidaridad, en el desarrollo humano pleno, y menos aún en la esperanza de tener una vida mejor. En otras palabras el capitalismo legal cree en la acumulación como una forma lógica de vivir; el capitalismo ilegal, ese que acumula a través de formas delictivas, también cree en la acumulación como una forma lógica de vivir.

Me pregunto si habría alguna diferencia entre la legalidad y la ilegalidad de las formas de acumulación si una de las dos propusiera un modo de vida distinto. Es decir, que creyese en la distribución de la riqueza, en el apoderamiento igual de todas las personas, y sobre todo que sugiriese formas no antagónicas al medio ambiente. ¿Será posible?

Realmente deseo apostar que puede haber otro tipo de sociedad. Ahora bien, no creo que pueda contar, muchas veces con las formas de acumulación ilegal, pues estas son mucho más perversas y malignas que los procesos legales de acumulación. Los vendedores de drogas, los que roban para acumular, los que extorsionan, no son ni mejores ni peores que los capitalistas legales. Son, realmente, más perversos, y sobre todo no son en nada solidarios.

Inventemos pues otro país, con otra gente que crea en la igualdad, en el bienestar colectivo y en la solidaridad. Que sean estas cualidades un antídoto contra la anomía.