Me quedo deslumbrado ante el poder, aún sin determinar, de las redes sociales. En particular, lo mucho que se puede movilizar a partir de las mismas. En esta medida, celebro como en el día de hoy en Puerto Rico se han dado una serie de iniciativas sin paralelo: se desarrolló una campaña llamada “Yo soy José Enrique Gómez”, quien fuera asesinado recientemente en Puerto Rico, a manos de cuatro jóvenes, dos de ellas alegadas prostitutas, y dos de ellos los alegados protectores de estas.
¿Qué nos dice esto? Nos dice que la revolución, como identificó el filósofo francés Bruno Latour, será en la internet. Las posibilidades de pelear y de hablar contra las injusticias, se concentran ahora en la posibilidad de que todos y todas tenemos un espacio de comunicación abierto el cual podemos usar sin jerarquías, con un tipo de democracia directa y participativa, lo cual nos debe potenciar como humanos y de forma colectiva. Se trata de una nueva economía del poder.
Para los que hemos creído en la justicia social, en la solidaridad y sobre todo en una vida más democrática, este proceso social es de fundamental importancia. Esto supera la lógica de los partidos políticos como a su vez de los tradicionales movimientos sociales. Esto lo podemos hacer, desde el ordenador, la tableta o el teléfono inteligente, de forma rápida y sin movernos, literalmente hablando, desde la sala de nuestra casa.
De mi parte hoy le di like y comenté todos esos correos electrónicos, twitters e invitaciones por Facebook. Hoy participé de la revolución. Lo mejor, es que nadie me reprimió.