En lo que parecía insólito hasta ayer, pasó hoy. El premier McKeeva Bush, premier del gobierno colonial de las Islas Caimán, fue destituido por un voto de no confianza por los miembros del parlamento territorial, en una amplia votación de 11 a 3 en su contra. Con esto termina una larga carrera política de sobre 30 años en distintas posiciones.
El problema de Bush es que habías ido acusado hace ya una semana de utilizar inapropiadamente los fondos públicos del país, y como de haber importado material explosivo sin las debidas licencias para hacerlo. De ambas acusaciones, las cuales están pendientes, no pudo dar una explicación coherente el Sr. Bush. No obstante, y como jefe de gobierno, era importante poder justificar de una forma u otra lo que hizo para saber si las imputaciones eran absolutamente válidas o no. No lo hizo, y el principal partido de oposición por vía de su líder en el parlamento, Alden MacLaughlin, le pidió ayer la renuncia, o de facto su destitución al expresar un voto de no confianza de forma mayoritaria.
El problema que surge es que se desconoce el efecto de dicha destitución. Por un lado, se puede esperar que su partido nombre a un nuevo premier; o por el contrario, que la situación requiera un llamado a elecciones para la elección de un nuevo parlamento. Esto está aún por verse, pero es una situación delicada.
A pesar que ya en el 2001 se había dado una situación similar en este país caribeño, lo cierto es que todos los rumores alegan que el imperio británico, el poder colonial, estaba en una situación de desafecto con Bush, y prefirió disponer de él. El tiempo dirá que pasará y si la estabilidad política se mantiene o no en esta isla, que representa el quinto paraíso fiscal del mundo.