“Para ser libre hay que comenzar por ejercer la libertad y no por mendigarla” Entrevista con el escritor y editor puertorriqueño Ángel Antonio Ruiz Laboy

Crítica literaria
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“me voy del pan, del mar, del aguacero
huyo de comer las uvas negras a la orilla de las tardes
huyo de ver las llagas florecer como rosas de agua fúnebre
de entregar en cada polvo un pasaporte de ceniza
gotereando la fe que puse en cada primavera transeúnte de la piel…”

Angel Antonio Ruiz Laboy

“La escritura como la vida está hecha de procesos, trato de entregar mis textos lo más pulidos posibles, por ello los dejo descansar y los retomo para mirarlos con ojos de extraño o ajenos. Es en ese proceso de redescubrirlos y editarlos que más disfruto la escritura.” Comenta con seguridad, el polifacético Angel Antonio. Su mirada profunda, como si reflexionara sobre cada imagen que ve, cada sonido, cada persona, transmite honestidad, gran humanidad, paz y simpatía. Podemos decir tantas cosas de Angel Antonio, quien además, es un trabajador incansable del arte en múltiples disciplinas, con un rumbo bien definido y a quien le auguramos muchos más logros, libros y nuevas empresas culturales.

Escritor, poeta, editor, artista, músico y gestor cultural. Es graduado de Literatura Comparada de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Publicó en la antología queer Los otros cuerpos (Ed. Tiempo Nuevo, 2007) y en Los Rostros de la Hidra (Ed. Isla Negra / Ed. Gaviota, 2008). En el 2009 publicó Anzuelos y Carnadas, libro objeto de poesía trabajado a cuatro manos junto a Xavier Valcárcel, y en 2011 publica El tiempo de los escarabajos (Erizo Ed.).  En febrero de 2009 fundó el Colectivo Literario Homoerótica (www.homoerotica-pr.org), organización que dirigió hasta el 2012 y desde donde coordinó bohemias literarias, charlas, talleres, presentaciones de libros, encuentros y exposiciones literarias, para fomentar el desarrollo y la divulgación de la literatura queer puertorriqueña. En octubre de 2012 funda, junto a Francisco Luis Ortiz, el conjunto coral masculino Aequitas voces oscuras y en febrero de 2011 funda su propia publicadora, Erizo Editorial (www.erizoeditorial.com). Además posee un blog: www.angelantonio.blogspot.com El Festival de la Palabra de Puerto Rico, en su edición del 2012, le reconoció con el Galardón Nuevas Voces, primer recipiente del premio.

De su poesía ha comentado el destacado escritor puertorriqueño Daniel Torres: “Es ésta una poesía madura de un joven poeta, que nos entrega en su segundo libro, un verso pulido y bien pensado con los ecos de Constantino Cavafis, César Vallejo, José Lezama Lima, Severo Sarduy, Víctor Fragoso, Alfredo Villanueva Collado y Manuel Ramos Otero. Pero Ángel Antonio los retoma y los supera a todos en su propia carne hecha verbo”.

Por su parte, reseñó el también reconocido escritor puertorriqueño Rafah Acevedo, con motivo de la presentación del poemario de Angel Antonio, y luego publicado en Claridad: El tiempo de los escarabajos, para darse cuenta de que se trata de un hermoso y constante viaje circular a través del eros y el ágape. Este es un libro sobre el amor porque está untado de una reflexión en torno a la muerte y el silencio. […] De manera paradójica esos dos núcleos significativos de la poesía de Angel Antonio son direcciones hacia un sentido de eternidad que a mí me parece cercano a Spinoza porque a mí me gusta mucho Spinoza. Y el filósofo neerlandés propone una suerte de “sentimiento de la eternidad” vinculada a la necesidad. Las cosas son eternas en virtud a una necesidad interna que basta para hacerlas existir.”

Ana María Fuster: ¿Cómo llegaste al mundo de los libros? ¿Cuáles fueron esas primeras lecturas y escritos?

Ángel Antonio Ruiz: “Desde niño sentí una enorme necesidad creativa. Mi acercamiento al arte, por muchos años se dio por medio del dibujo, podía pasar todo el día dibujando, incluso me permitieron intervenir una pared de la casa, que pinté y repinté varias veces con diseños y paisajes.  Un buen día en kindergarden, sufrí un golpe en el hombro derecho y no pude dibujar por cerca de dos semanas. Agarré un libro de cuentos y, como aún no sabía leer, le inventaba las historias a las imágenes. Desde ahí nunca volví a salir al recreo, el cual se volvió un tiempo para la lectura de cuentos infantiles. Ya en primer grado, cuando aprendí a escribir, comencé a incluir textos en mis dibujos, pequeños poemas elementales, pero que intentaban hacer una relación entre imagen y texto. Antes de quinto grado ya había pedido el inusual regalo de una maquinilla –sí, soy de esa época- y me la pasaba tecleando.

“Una figura fundamental en mi proceso como lector fue la bibliotecaria de mi escuela intermedia, con quién aún mantengo contacto. Ella puso en mis manos libros de Isabel Allende, El tramo ancla, Cien años de soledad y El Quijote.  Sus recomendaciones subsanaban la carencia de libros en mi casa, donde solo teníamos la enciclopedia Cumbre, con la que me entretenía los veranos, y las novelas Bianca que le robaba a mi tía. Aunque no era una familia de lectores, creo que eran grandes narradores. Recuerdo que los sábados en la noche se reunían bajo un árbol de mangó en casa de mi abuela a narrar historias dignas de ser consideradas como realismo mágico.

“Ya desde la intermedia, siempre me acompañaba una libreta en la que escribía al menos dos poemas por día. El día que no lo hacía, sentía que había fallado a mi encomienda y me entristecía muchísimo.”

AMF: Y en la actualidad, ¿Qué libros estás leyendo y nos recomiendas?

AAR: “Estoy leyendo muchos buenos libros que están pendientes de ser publicados y estoy contento de tener la primicia de esa lectura.  Esta faceta de editor ocupa mucho de mi tiempo de lectura en textos por publicar. En cambio, siempre saco tiempo para leer buena poesía. Ahora mismo está sobre mi mesa de noche la antología Raíz y ala de Francisco Matos Paoli, publicada por la Editorial de la Universidad de Puerto Rico; un poeta de una genial precisión y un calibre irrepetible.  Pero para mí es importante que el artista, en este caso el escritor, se rodee de distintas manifestaciones del arte en todo momento. Los escritores vivimos y consumimos arte, conversamos con la creación natural y humana de manera constante y esas conversaciones son las que nos nutren. Por ello, además de decir que leo a Matos-Paoli, debo decir que estoy leyendo El jardín de las delicias de El Bosco, la música de Moondog y de Dvorak junto a la de Antony Hegarty y la de Mariza, y a tantas otras expresiones y exploraciones culturales que nos forman y que dialogan de manera constante con nuestro devenir creativo.”

Herrumbre

la sed es un sarcoma que se tiende sobre sueños de agua
una larva abriendo guaridas de dolor en la nostalgia
un grumo de piel que no resiste y brota en flor
la carne cruda de su vientre y de su seno

la sed es una herida que no llueve amaneceres
es un algo de sol alojada en las pestañas
un séquito de soldados distantes de victorias
la sed es todo lo que vuelta herrumbre va muriendo
dándose la fibra al viento a través de las corazas.

Ángel Antonio Ruiz Laboy

 

AMF: Esto me obliga a preguntarte sobre Erizo Editorial. ¿Cómo surgió la idea o necesidad de fundar tu propia editorial? ¿Qué metas tienes con Erizo? ¿Próximas publicaciones?

AAR: “Inicialmente creé Erizo Editorial como un sello para El tiempo de los escarabajos, posterior a eso recibí ofertas de publicación y, orgánicamente, la editorial ha ido creciendo y desarrollándose. Aun así, me enfoco en trabajar el diseño de cada libro como si fuera un producto artesanal, en dotar a cada libro de una personalidad y espíritu propio que le caracterice incluso dentro del catálogo que se va creando. Mi interés ha sido trabajar en propuestas integrales que den cuenta de lo mejor de nuestra literatura actual, escritos que se sitúen un poco al margen de lo que dictan las tendencias y que se enfoquen en las propuestas literarias innovadoras de autores jóvenes y comprometidos con la labor y el oficio de la palabra. Recientemente presentamos el nuevo poemario de Xavier Valcárcel y próximamente se presenta el de Nicole Cecilia Delgado. En narrativa se presentó el primer libro de cuentos de Ricardo Santana y pronto se presentará el nuevo libro de cuentos de Carlos Vázquez Cruz. Para este nuevo año 2013, ya hay muchos trabajos proyectados, por ejemplo los poemarios del galardonado escritor español José Ovejero y de la ruso-cubana Anna Lidia Vega Serova, quienes se unirán a cerca de unos diez poemarios y compilaciones de cuentos –muchos de ellos de autores inéditos, de quienes tengo certeza serán grandes voces en nuestro panorama literario- de autores jóvenes locales. Siento ese gran compromiso con las voces nuevas de nuestro país, sin despreciar o invalidar el legado de las voces que nos preceden.”

AMF: Tu poemario, El tiempo de los escarabajos ha recibido excelente crítica, tanto por tu dominio del lenguaje, la madurez de los versos y  su intensidad. ¿Cómo fue tu proceso creativo con este libro? ¿Qué te proponías con él?

AAR: “El poemario se fue sugiriendo entre mis manos poco a poco. Llegó el momento en que me percaté de que estaba trabajando de manera consistente ciertos temas que tenían unidad. Al agruparlos, comencé a definir lo que ya parecía una propuesta y a identificar las metas de una propuesta a mayor escala. Igual pasaba con las lecturas que dieron pie a ese texto, todas apuntaban hacia direcciones similares, entonces unas llevaron a las otras y a un proceso de selección y estudio sobre ciertos temas. Claro, una vez definido ese hilo conductor, o esa suerte de brújula que puede ser la propuesta, todo va sitiándose poco a poco en perfecto orden, se hace más claro lo que falta y lo que sobra. Por ejemplo la idea de la imagen, del espejo, propició que hubiera varios dípticos de poemas. La idea del “eterno retorno” de Nietzsche trajo consigo un tejido cada vez más fuerte entre los poemas de la última parte que servían a modo de registro para una lectura en retroceso. La numerología también figuró un aspecto importante, así también marcar la carencia y la ausencia, el sentido espiral, la repetición de signos que remiten a poemas anteriores y así sucesivamente. Creo que hay mucho de matemática en el desarrollo de un poemario. Siempre digo que hay un primer proceso, al menos en mi caso, de ímpetu creativo seguido de un proceso más estructurado, más medido.

“Trato de trabajar cada propuesta como un todo orgánico y coherente, desde el vocabulario que lo compone hasta sus imágenes y su ordenamiento. En El tiempo de los escarabajos los temas del viaje: la migración, el retorno y la memoria subyacen a través de toda la propuesta.”

AMF: Siguiendo con tu poesía, ¿cómo trabajas la sexualidad y el erotismo en tu obra? ¿Qué prejuicios hay todavía en nuestra sociedad con el tema de la sexualidad y sus diversidades?

AAR: “El erotismo en mi poesía es parte de la piel del poema, pero no es el todo. Algo subyace y ese algo puede ser menos tangible, pero no menos cierto. A través de imágenes que nos hablen del cuerpo, que es lo que nos permite nuestra experiencia sensorial humana en este estado, trato de transmitir, crear o recrear experiencias que den cuenta del mensaje. Entonces la imagen desde el cuerpo se vuelve una prótesis para el lenguaje que permite, a través de una experiencia que se presume reconocible por el interlocutor, la conversación que va a completar la lectura del poema.  Reconozco que hay lectores que se limitan a esa lectura y me parece bien, en cambio creo que el poema, al menos la manera en que intento construirlas, debe estar formado de capas semánticas que potencien lecturas multidireccionales. Algo, que aunque creo que es inevitable, dependerá de la profundidad que persiga alcanzar el lector en determinado momento de lectura. Por ello, insisto en ver el poema como un objeto inacabado dispuesto a completarse con cada lectura.

“En cuanto a los prejuicios no trabajo pensando en ellos, soy un ente libre tanto en mi experiencia vivencial como en mi escritura. No creo en reclamar derechos que me pertenecen como individuo y como ser humano, son míos y los asumo porque me pertenecen por derecho propio y humano.  Reclamar es reconocer el poder del opresor sobre el propio y situarse en el espacio de la víctima. En mi escritura no persigo esa diatriba, socialmente la reconozco institucionalizada desde el aparato gubernamental, desde la familia, las instituciones religiosas y laborales. En cambio creo que para ser libre hay que comenzar por ejercer la libertad y no por mendigarla. Escribo desde mi experiencia, pues la literatura no escapa a la autorreferencialidad, pero quién escribe y la voz poética no son la misma cosa.  Incluso, si fuera en mi experiencia de vida menos libre, aspiraría a que mi escritura si lo fuera.  Con ello, debo también reconocer que no todos y todas experimentamos prejuicios y discrimen de la misma forma e intensidad. En las comunidades LGBTT hay sectores que son más victimizados que otros. Tampoco quiero decir que el ejercicio de la libertad sea fácil, ni cómodo, ni aconsejable siempre. Hay veces que es necesario, por seguridad o por salvaguardar nuestra integridad física o emocional, velar algunas características de nuestra persona. En ese asunto, socialmente nos falta mucho por aprender a superar los miedos a las diferencias que nos componen, sobre todo en una sociedad que pretende constantemente homogeneizarnos. Los Derechos Humanos están en crisis y la responsabilidad es de todos. Debemos reconocernos como sujetos pluridentitarios y desde ahí entender que el concepto minoría varía depende del contexto, por lo cual todos y todas pertenecemos potencialmente a alguna de ellas.”

AMF: Homoerótica ha sido uno de los colectivos más sólidos en Puerto Rico, no solo por su lucha de romper barreras de género sino por su estabilidad y calidad literaria y artística de sus integrantes. ¿Cuáles fueron los orígenes de homoerótica? ¿Algún momento memorable que quieras compartirnos?

AAR: “Homoerótica fue un proyecto hermoso que la vida me permitió la oportunidad de crear y dirigir en conjunto a mucha gente talentosa y comprometida. Posterior a la publicación de Los Otros Cuerpos (Tiempo Nuevo, 2007), los autores compilados mencionábamos la oportunidad de reunirnos periódicamente para compartir nuestro trabajo.  Me pareció una oportunidad de crear comunidad desde ese otro espacio que permiten las letras, convoqué una primera lectura y de ahí en adelante el proyecto siguió su propio ritmo. A diferencia de otros grupos, este fue un espacio abierto a la participación y a la celebración de la diversidad. Agrupó escritores aficionados y experimentados, de todas las edades y desde distintas coordenadas –gracias al Internet-. No sólo se limitó a las letras, sino que sirvió de plataforma para que artistas de distintas disciplinas expusieran sus talentos y contribuyeran a los temas sugeridos para cada lectura. Esa diversidad se evidencia en la revista Corpóreo, publicada en línea durante el año de aniversario, que incluía crítica de cine, música, arte, crítica social y entrevistas a los autores y participantes del colectivo y del ambiente cultural puertorriqueño.

“En 2012 con la publicación de Ó, se da cierre al colectivo pues ya se habían logrado las metas propuestas en nuestros inicios de dar visibilidad e insertar de manera contundente la presencia de las letras queer en el ámbito de las letras puertorriqueñas. Sentíamos la necesidad que, además de los esfuerzos independiente, surgiera un esfuerzo colectivo que aglutinara y apoderara desde la base a nuevas voces. Coordinamos talleres tanto literarios como temáticos abiertos al público general y eso desembocó en que el grupo fuera desarrollándose. Aprendimos mucho juntos sobre todo porque éramos un grupo muy heterogéneo y el aprendizaje fue multidireccional.

“De las experiencias más motivadoras han sido ver la transformación en muchos de nosotros a partir de esa oportunidad. Ver que no estábamos solos en nuestros procesos, compartirlos y entender que pese a nuestras diferencias, son muchas más las cosas que nos unen tuvo un impacto significativo. Conocer e indagar sobre la historia de nuestras letras, contactar con quienes forman la historia de nuestras letras, que es también la historia de las letras puertorriqueñas, definitivamente fue y es importante, tanto como dar espacio a nuevas generaciones que se forman y se desarrollaron desde nuestra plataforma.”

AMF: ¿Cómo describes el panorama actual de la literatura LGBTT puertorriqueña?

AAR: “Hablar de Literatura LGBTT Puertorriqueña es hablar también de Literatura Puertorriqueña en general, o al menos a eso aspiro. Creo que hay mucha producción y muchas voces cada vez más importantes que hablan de lo que también son las realidades de todos nosotros y nosotras. A muchos parecería incomodarles leer, o bueno toparse, pues dudo que lo lean, con literatura escrita por personas de las comunidades LGBTT, les parece que ya basta, que es mucha. A mí me parece que es menos que la justa, que necesitamos más y que debería llegar a más lugares, incluidas las escuelas. Nuestra sociedad, respecto a los derechos LGBTT está en momentos decisivos e importantes. Mientras se sigan matando miembros de nuestras comunidades por pertenecer a ellas, no hay suficiente literatura LGBTT en Puerto Rico, ni hay suficiente activismo, ni visibilidad.

“Por otro lado, parece existir una exigencia de calidad mayor hacia nuestros escritores que hacia los que no lo son. Esa exigencia, si bien debe ser una aspiración de todos los que ejercen nuestro oficio, también debe ser justa. Existen voces en formación que valientemente están produciendo desde su experiencia y su experiencia sirve para salvar a otros, para decirles no estás solo. Ése efecto colateral de la escritura, buena o mala, a mí me parece válida y loable, sobre todo cuando nadie más se encarga de subsanar ese hueco y cuando la literatura heteronormativa no está exenta de ser mala. La calidad no es un asunto inherente al tema que se trabaja, es en cómo se trabaja donde se define el carácter valorativo de toda pieza de arte.

“Puerto Rico cuenta con buenísimos autores y autoras que pertenecen a las comunidades LGBTT y siempre ha contado con ellos, pero ahora estamos expuestos porque es necesario decir “aquí estamos y somos parte”.

“Yo también sueño con el día en que el asunto de la sexualidad de un autor LGBTT no sea el tema central de una entrevista o de un panel, porque no lo es en el caso de los heterosexuales. En esta coyuntura histórica, quienes tenemos la dicha de cierta exposición gracias a nuestro trabajo, asumimos también esto como una responsabilidad, como parte de lo que nos toca, y si eso sirve para hablar tanto de nuestra obra como para adelantar nuestra causa a favor de los derechos de nuestras comunidades, ahí estará nuestra voz.”

AMF: Fuiste galardonado por el Festival de la Palabra 2012 como el primer escritor en recibir el premio “Nuevas Voces”. ¿Cuál fue tu experiencia en el Festival y al haber sido destacado como escritor novel destacado por tu obra y gestoría cultural?

AAR: “La experiencia del Festival no fue nada menos que maravillosa. Fue un reconocimiento que me tomó por sorpresa; primero porque la labor del escritor es muy solitaria y pocas veces reconocida y segundo, por que se le dedicara a un poeta, joven y trabajara temas como los que trabajo desde mis escritos y mi gesta. Para mí, era un reconocimiento a otras voces como yo y no solo a la mía.

“El Festival tuvo este año su mejor edición hasta ahora y estoy contento de haber contribuido a ella de una u otra forma. Pude asistir a escuelas públicas a hablar del trabajo de mis contemporáneos y a motivar a los niños y niñas de nuestras escuelas a leer, a escribir y seguir esa inclinación innata que los seres humanos sentimos hacia el arte. Salí de esa experiencia renovado, lleno de esperanza por mi país. Conocí a una niña, por ejemplo, que escribía “haikus” en japonés y a raíz de esa oportunidad he intercambiado correos con estudiantes que me envían sus escritos para que les de mi opinión. Conocí maestros comprometidos que van más allá de lo que se les exige y que aman lo que hacen, entonces me pareció que todo está menos perdido de lo que parece. Constantemente nos enfrentan los medios a nuestro lado más cruel como humanidad, nos desarrollan el morbo. Esta experiencia me enfrentó con la esperanza que no es a futuro, sino que se da en el presente. Me pregunto dónde obligamos a dejar atrás eso que nace con nosotros, a volvernos fieras sociales, cuando para la niñez todo lo utópico es posible.

“Por otro lado, tuve la oportunidad de participar tanto en Puerto Rico como en Nueva York y conocer y coincidir con grandes autores a nivel internacional y local. Desarrollar esas redes y esas oportunidades de colaboración –pronto publicaré a algunos de esos escritores- , me parece una gran oportunidad para nuestras letras y nuestros lectores. Todo diálogo debe tener un saldo positivo, y este diálogo intercultural, intergeneracional y lleno de buena vibra, definitivamente es un foro que debemos apoyar.”

Podría haber seguido preguntando, escuchando y leyendo a Angel Antonio toda la tarde, en una cafetería  cercana a la Ciudadela santurcina, pero las cotidianidades nos obligan a despedirnos, solo por  el momento. Pues esperamos pronto sus nuevos poemarios y más publicaciones de Erizo Editorial, más tertulias de la vida, gestoría cultural con su madurez intelectual y calidad humana acompañadas de su sonrisa hermosamente juvenil y mirada penetrante.

Relámpago de agua

déjame advertirte la fragilidad que habita en el silencio
y contarte de su piel de trinitaria anochecida
intacta
como la sed de los recuerdos que se olvidan y se esfuman
previo al llanto de la letra susurrando amaneceres

déjame que te advierta de la furia de los truenos

un látigo de luz se quiebra en la ventana y tú no duermes
hasta ver oscurecer los párpados del viento
que lamen el sudor de los estambres que devienen
en fría hoguera y relámpago de agua derretido

déjame nombrarte la cuenca de tu espalda lastimada
o bautizar la lumbre que oscurece en el esfínter
de la historia sabia de tu piel
de la memoria erizada de tus vellos
de la cicatriz cuajada de otros nombres

créeme la caricia de los dientes
la isla que se yergue bajo el brazo y el abrazo
el puente que se tiende con mi mano y ven a mí

a mí para contarte del silencio de los truenos
a mí para advertirte la furia en piel de trinitarias
a mí para beberte el viento desde el estambre herido
y coronarte cicatriz de todas mis memorias naufragadas.

Ángel Antonio Ruiz Laboy