Un lugar en silencio. En soledad. Con una buena cafetera y buen café recién molido.”

Crítica literaria
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Entrevista con el escritor puertorriqueño Rafael Acevedo.

 

Ciudad del mundo


1.
Carne de la ciudad.
A lo lejos, la consistencia de la piedra.
Y en las aceras me pregunto el origen
de los olores
de la civilización occidental
y qué significó la desnudez para los antiguos
atenienses en el momento en que estalló
la guerra del Peloponeso

Comerse un estado es comerse un cuerpo
en el aderezo brutal de las sensaciones y la ensalada
qué más quisiera yo
Pero basta con este frío en la Quinta avenida
Y la nieve trae
la oración fúnebre de Perícles
en recuerdo de las primeras víctimas de la guerra
como un espejo igual que el espejo
de las grandes tiendas

En los rostros veo los huesos descoloridos
acomodados en ataúdes de madera de ciprés
Yo sólo soy un bárbaro
vestido para la ocasión
Avanzo con la voluntad de los árboles
y la velocidad de los árboles
-es decir, es decir-
tengo el infortunio de las primeras víctimas
que el estado ya no nombra
alimentándose
de ese anonimato

Y quisiera al menos
comerte, ciudadana,
con la misma frialdad de los guerreros desnudos
en el friso del Partenón
en medio de una cólera
mirando sobre el hombro de piedra
para controlar el calor de la carne
ciudadana,
quisiera morderte las palabras
justo antes de saltar de los labios
-Mi deseo es reconocerte
en la igualdad del ágora- …”

 

Rafah Acevedo

Rafael “Rafah” Acevedo es uno de nuestros escritores más productivos y reconocidos, destacado por su talento literario, su solidaridad entre escritores y conciencia social. Nació en Santurce, 1960. Dirigió la revista Filo de Juego (1983-1987). Sus poemas han sido incluidos en varias antologías, como: Antología de poesía puertorriqueña (1993); Mal(h)ab(l)ar (1996), El límite volcado (2000) y Los nuevos caníbales, vol. 2: la más reciente poesía del Caribe hispano (2003). Su novela Exquisito cadáver fue premiada en el certamen Casa de las Américas, de Cuba, en 2001 y publicada ese mismo año por la editorial Callejón, en coedición latinoamericana. Por más de una década dirigió el suplemento cultural En Rojo del semanario puertorriqueño Claridad. Ha escrito obras teatrales como Tres pájaros en una rama (1990), Crónica natural (1991) y Aló quién llama (1994), que han sido representadas en Puerto Rico, Colombia y las ciudades estadounidenses de Nueva York y Filadelfia. Se desempeña como docente de lenguas y literatura la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Su novela por entregarse Las siete formas de matar a Lenin se publica periódicamente en la prensa marginal. Otros libros publicados: Guaya, guaya, novela (2012), Flor de Ciruelo y el viento (novela china tropical) novela (2011); poesía Cannibalia (2005), novela Exquisito cadáver (2001): novela Instrumentario (1996); y los poemarios Libro de islas (1989), El retorno del ojo pródigo (1986).

Desde la poesía más sublime –siempre crítica, madura, inteligente, auténtica--  a la novela en tiempo de reggaetón urbana urbanísima, pasando por el cuento, el teatro, la novela negra y hasta el beisbol, el escritor y profesor universitario santurcino pisa todas las bases. Así Rafah Acevedo recorre todas las posiciones y hasta nos acostumbra con sus cuadrangulares apalabrados, dominando a la perfección el oficio de escritor, el dominio del lenguaje, con intelecto, con un humor fino –a veces descarado—donde desde la naturalidad, todo parece fríamente calculado, pero fluye como si no lo fuera. De voz profunda y sonrisa pícara, mirada intensa que intimida hasta la ternura, nos seduce cuando lee un poema o dicta una conferencia hasta convertirnos a su pasión por la literatura. Esta entrevista pudo transcurrir desde una librería riopedrense a la universidad, a los viajes gastronómicos paternales, o a un partido de beisbol, pudo ser… pero tuvimos que recurrir a la forma virtual, por eso de que la vida se complica.

De su novela Flor de ciruelo y el viento comentó el crítico literario  Luis Felipe Díaz: “el texto despliega un interesante y bien delineado modelo de aquello a que aspira la postmodernidad literaria (whatever that is!). No estaría demás entonces decir que la obra rompe radicalmente con los modelos narrativos a los que en general estamos acostumbrados y con las expectativas de lecturas que nos han guiado hasta finales del siglo pasado. Son muchas las narraciones que se han escrito en Puerto Rico en los últimos años, pero muy pocas poseen la destreza y acometimiento discursivos de esta obra de Rafael Acevedo, que no sólo juega con las técnicas modernistas y vanguardistas del siglo XX, sino que logra rearticular nuevas expresiones transvanguardistas y postmodernas muy del gusto y entendimiento de los jóvenes lectores (y entiéndase que en lo literario, a los sesenta años —como quien escribe— se puede ser un lector muy adolescente).”

Desde la época universitaria, recuerdo a Rafael Acevedo como un entregao de la literatura, además de agradecer su extraordinaria forma de leer poesía en público… Con los años he agradecido su apoyo, fue la primera persona que me público, eso fue en el semanario Claridad, además cuando publique mi primer libro Verdades Caprichosas me dio buenos consejos, también me ha dado consejos sobre cocinarle a los niños, y hasta conversar sobre balompié (aunque mi hijo es del Real Madrid y Rafah Acevedo es del Barcelona), porque acepto que no se mucho de beisbol. En fin, que mis respetos y admiración al poeta, al escritor completo y al ser humano. Esperamos muchas más publicaciones teatrales, poéticas y narrativas de Rafael Acevedo.

Ana María Fuster: ¿Cuándo comenzaste a escribir?, ¿y esos primeros libros inolvidables que te marcaron?

Rafael Acevedo: “Comencé a escribir cuando comencé a leer y cuando comencé a vivir. El primer libro que recuerdo es Moby Dick, La ballena blanca, de Melville en una edición ilustrada. Un regalo de mi viejo que venía en la misma caja en la que había un uniforme de jugar béisbol. Luego leí con sentido de extrañeza cuentos rusos en un volumen de una vieja enciclopedia. Esa fue primera idea de la literatura.

“Escribir con esa conciencia de que era un tipo de escritura más allá de lo meramente informativo o escolar fue a los catorce o quince años. Luego la vida te va dando temas y estructuras.”

pequeña muerte azul

I
Está la más azul de tus manchas en mi recuerdo,
El recuerdo de tu boca,
Tu boca sobre mí como una nube,
Una nube cargada de agua,
Agua quemando la sed y otra vez la sed,
Sed que ya no sabe cómo saciarse.

Azul es decir la luz que se tiene por líquido sagaz,
quizás llegando desde mucho antes en una nube primitiva.
Agua como quien dice
que no conozco ninguna forma de vida que tenga lugar en tu ausencia completa.
Sed porque separadas las aguas, hay un aire con vocación de fuego
que vuelve al aire y el aire es ala, nube, luz
y otra vez azul.


II
Y ahora me has arrojado a esta muerte,
a otra que no deseaba.
¿Ves la diferencia?
Nada te amenaza que no sea la navaja de Ockham.
Sin embargo, esta sangre mía,
la supuse anegando la memoria.
Pero me has arrojado en medio de esta muerte
sin una historia que contar
más allá de una mera crónica.

Rafah Acevedo

AMF: Eres un lector incansable, ¿qué libros estás leyendo en estos momentos y nos recomiendas?

RA: “Recomendaría los libros de Marta Aponte, Margarita Pintado, Mara Pastor, Guillermo Rebollo-Gil, Juan Carlos Quiñones. Los he leído con mucho placer y creo que son ejemplo de lo saludable que está nuestra literatura. Ahora estoy leyendo We The Animals, de Justin Tores; La significación del lenguaje poético, de Francisco José Ramos; y El enigma cuántico. Encuentros entre la feisica y la conciencia de Rosemblum y Kuttner. Soy un mal lector. Leo muchos libros a la vez.”

AMF: Tu poesía abarca desde los temas mitológicos, sicológicos, sociales hasta los más cotidianos, desde la erótica, al humor y la reflexión, podemos enumerar tantos elementos… ¿cómo te defines como poeta? ¿Qué es la poesía para ti?

RA: “No sé cómo uno se define como poeta. Más bien puedo decir que hay una cierta forma de interpretar la realidad que es poética y produce una reacción textual. Hay gente que la lleva al papel. Hay gente que no. Los temas son obsesiones o preguntas que uno se hace y quizás como una especie de postura filosófica, a mí me asombran muchas cosas de la realidad y de la Realidad. Así que escribo de esos asombros.  Para mí un acto de creación es eso, pensar sobre todo lo que te circunda y llegar a la realización de que fuera de tu conciencia hay espacios y tiempos tan variados como uno pueda imaginar. O no imaginar.  Quizás por eso me gusta leer sobre la relación de la física con la conciencia y sobre la mecánica cuántica como propuestas literarias. No lo son, pero las leo como si lo fueran.”

AMF: Además eres músico, trabajas el performance, el teatro, ¿cómo fundes todas estas dimensiones del arte? ¿En qué proyectos te encuentras trabajando?

RA: “Todo se funde. Si lo miras objetivamente, haces cosas con las manos, te mueves, respiras de formas diferentes dependiendo de lo que estés haciendo, representas diferentes papeles de acuerdo con las oficinas que visites o los oficios que tengas que realizar. Todo eso que te desborda.  Así que en cierto modo todos tenemos la potencialidad de ser artistas múltiples. No soy músico. No estudié música y lo que hago con algunos instrumentos es ruido. El performance para mí no es arte, es una forma amplia de hacer política o militar en una causa. Pero trabajar con Deborah Hunt y Margarita Espada me sirvió como entrenamiento de actuación. Escribir para teatro es bastante “natural” porque cuando eres escritor escribes, valga la redundancia.  Los géneros son densidades y propósitos.”

AMF: ¿Cuál es el estado de la educación universitaria en el área de las humanidades?, ¿y del mundo cultural y artístico universitario?

RA: “El estado de la educación universitaria, las humanidades, y el mundo cultural en ese ámbito es el estado en el que se encuentra el mundo a partir de una codificación de la realidad  construida a partir de intereses particulares. La ideología capitalista más burda, la mercantilización de todo acto humano, eso. Así está el estado. El estado general.”

AMF: ¿Cómo describes el panorama actual de la literatura puertorriqueña?

RA: “El momento más productivo de la historia. Suena exagerado pero nunca han existido tantas editoriales ni el volumen de libros de nuestros tiempos. Falta, quizás, un espacio de diálogo más amplio. Falta un ejercicio crítico más mesurado. Falta un mercado del libro bien estructurado y mejor pensado, pero en términos de cantidad de textos y publicaciones, es el mejor momento.”

AMF: Acabas de publicar tu novela Guaya, guaya. Coméntanos sobre su proceso creativo.

RA: “Es un modo de convertir en narración un cierto tipo de ritmo contemporáneo. El reggaetón como fuente de estructura narrativa. Es un lenguaje que no manejo a diario, pero que me rodea hace bastante tiempo. Está lleno de recursos poéticos de superficie, rima, repetición, musicalidad en el lenguaje. A la misma vez, hay un contenido llano y lo que me causa incomodidad es como se le impone a toda una generación un solo modo de representarse válido a través de los medios comerciales y los productores. De ese mundo recojo el sonido para un relato sobre el robo a un banco. Una mirada a la violencia con esa dinámica del lenguaje más que una reflexión sobre la realidad puertorriqueña. Para eso hay buenos ensayistas. Tampoco intento convertir el texto en vocero de una idea o de un grupo. El modo de aprender ese ritmo y ese lenguaje es uno solo: escuchar a Cosculluela, Plan B, Daddy, Tempo y las decenas de intérpretes del género.”

AMF: ¿Qué otra profesión hubieses escogido?

RA: “Soy escritor.  Siempre quise ser jugador de béisbol o baloncelista. En un momento quise ser bailarín. Pero en Puerto Rico, en mis años de juventud y en el contexto en el que me crie, era impensable. No bailo ni trompo, pero aún juego con más pasión que éxito ambos deportes.”

AMF: Conocemos tu pasión por el beisbol, ¿y esa relación entre el deporte y la literatura?

RA: “Tiene que ver con el movimiento y con la posibilidad de experimentar un tiempo mítico. Cuando estás en un juego, en un campo de juego, estás representando un guerrero en otro modo de interpretar el tiempo y en otro espacio de medidas diferentes.”

AMF: ¿Cómo describes el lugar perfecto para escribir?, ¿rituales o manías?

RA: “Un lugar en silencio. En soledad. Con una buena cafetera y buen café recién molido.”

AMF: ¿Qué es la belleza para ti?

RA: “Tremor. Lo siniestro. Lo que no te deja mirar(se) de manera sencilla o lo que te ilumina hasta la ceguera por su sencillez.”

AMF: ¿Cómo describes unas vacaciones perfectas?

RA: “Cerca del mar o muy lejos del mar. Con mis hijas y la amada. Libros, mesas de billar y un parque de jugar béisbol, una cancha o señal directa a los juegos de FC Barcelona. Mañana esas vacaciones perfectas pueden ser otras.”

 

Fragmento de la novela más reciente Guaya, guaya:

"El Flaco seguía a la cuatro por cuatro bien cabrona montado en su motora verde chatré. Habían robado la todoterreno la noche anterior en el estacionamiento de Plaza las Américas. El centro de todo. La nada absoluta llena de cosas. Cosas que no fueran mujeres porque entrar a Plaza es como entrar a la nevera de un truck de carne. Se robaron la cuatro por cuatro a punta de pistola. Ya tú sabes. No te pongas bruto. No le explotaron la calabaza al tipo porque el tipo bregó. Entregó las llaves tranquilo. Una USV del año. Del año que sea. Una al año no hace daño."

"En el asiento posterior Yaquichán. Ya tú sabes. Ese mismo Yaquichán. Llamado así por su viejo cuyas únicas artes eran marciales. Pura fibra el chamaquito. Mirada lánguida y cara de yo no fuí. Por lo que se sabe, es verdad que él no fué. Sin embargo, ahora está aquí."

"....¿Ustedes saben lo que están haciendo? pregunta Paula Marte. Y lo pregunta sinceramente. Paula Marte no es una simple comemierda. La interrogación es honesta. Procede a explicarles las posibles consecuencias.

Wiso, para despistar, le dice que es una expropiación. Que se trata de los Comandos Armados de Liberación Popular y que tienen dinamita, granadas y que afuera hay un coche bomba. Que exigen la liberación de los presos políticos. Yaquichán mira a El Flaco y éste se encoge de hombros.

¿Tú eres el líder? pregunta Paula.

Wiso contesta que no, que en este movimiento no hay líderes. Demasiada información. Paula Marte, con el cabello castaño y la mirada segura, pregunta en serio.

Mere, puñeta el que manda soy yo, afirma El Flaco, imperativo, categórico, aturdido por las preguntas y contestaciones.

Él y Yaquichán le amarran las manos y le ponen cinta adhesiva en la boca a Paula. Es innecesario murmura ella. Pero nadie la entiende porque tiene la boca cerrada con cinta adhesiva. Tape, pendejo, teip, aprende español.

Paula Marte, mirada objetivamente, es tan hermosa como una Ducati Multistrada 1200. Pero nadie mira objetivamente."

....

"Wiso no estaba para bromas. Colgó y estaba molesto. ¡Yaqui! ¡Yaqui! Yaquichán no responde. Está en la entrada del banco, la mirada perdida. Wiso se acerca y lo abofetea una vez ¡Julián! 
-Ya, papi.
-¿Papi? Soy yo, Wiso. Pero tienes que decirme Ernesto. Yaquichán, Edipo te va a arrancar los ojos.
-Mierda, no entiendo nada.
-Olvídalo. Despégate de la puerta de cristal. Es a prueba de balas, pero uno nunca sabe.
-¿Qué le pasó a El Flaco?
-¿No lo viste? Una bala en la pierna. El veterano lo está ayudando.
-¿Se va a morir?
-Todos vamos a morir. Pero no ahora, carpe diem.
-Coño, Wiso, no me hables en inglés.
- Ernesto. No me llames por mi nombre."

Rafael Acevedo