Antidepresivos apalabrados para nuestra Pandora social: versos cuentados de amor y rabia en Mayda Colón / fotografía en tiempo de poesía de Zayra Taranto*

Crítica literaria
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

“…tantos residentes del infinito país de la memoria.

Caminar, como se hace el camino

Con los ojos sueltos y los bolsillos en blanco.

Caminar entre los rotitos de la calle

Que se abisman a parir las horas.

Caminar porque el tiempo es un malabarista recostado

Sobre el tibio papel de un abanico

y la vida juega su tránsito sobre las muecas

del pincel de un temido almanaque.

Caminar el camino, caminando por un laberinto de dragones.

Descubrir que contar no es más

Que recordar aquellas cosas que se han ido

Y no vuelven. …”

Mayda Colón

de su poema testimonial:

Soy esa que el doctor sacó de su vientre 

Escribir es el camino de la sangre de la poeta Mayda Colón. Con sus versos construye la ciudad aunque esta duela. Camina con rabia por sus calles, por su gente: unas abandonadas, otras apáticas ante ese abandono social, camina también versando con amor, con esperanza aun cuando “tantas veces se nos destierra la inocencia”. Así peregrinan estos poemas y microcuentos, destapando nuestra caja de Pandora social en Prosac, su tan esperada y necesaria publicación. En especial para quienes conocemos a esta poeta sanjuanera que posee más de treinta carpetas de poesía y cuentos inéditos. De este modo voy tirando un anzuelo a las editoriales para que se publique un poemario antológico de Mayda y a la poeta para que siga publicando.

Quienes hemos seguido de cerca la poesía de Mayda Colón, agradecemos esta muestra impresa de su verdadera arts poética, luego de libro-objeto anterior Dosis.  Libro que estaba contenido dentro de un pote de pastillas, en un rollito como pequeñas recetas, dosis breves de versos cortos.

En Prosac volvemos a sus poemas largos y medianos cargados de ritmo, llegando hasta el fondo del corazón, de la conciencia, cargados de amor y denuncia. Contiene sorpresas, pues, además de poesía, incluye microrrelatos cargados de intensidad y reflexión, nunca divorciados de su poética. Presisamente ese es el sentido del título Prosa(c)… podríamos apreciar esta publicación como un ensayo sociológico en ritmo de prosa y verso.  Aquí les recetamos Prosac, cual diagnóstico o posible medicamento apalabrado, para leerlo y releerlo aunque estemos a punto de abrir la caja de pandora social, como nos advierte en varios de sus poemas.  Una pandora con fisuras que encierra contradicciones de nuestra urbe: caos-ternura, angustia-amor, dolor-esperanza.

Son tantos y tan necesarios sus poemas, sus textos… Poesía potente y rítmica, en cadencia como sus lecturas públicas... ¿y quién no ha escuchado a esta mujer leer poesía, intercalar canciones en sus poemas, cantar boleros? Mayda ha llevado sus lecturas por toda la isla, al caribe, ha viajado casi todo el continente americano y más allá, con su poesía como una extraordinaria embajadora literaria.

Su impresionante presencia y voz se siente con mayor madurez en estos versos y cuentos, se puede escuchar a la escritora página tras página de Prosac en la intensidad, del amor a la familia, las ausencias, le habla a la abuela desde la nostalgia y la complicidad, ese close up de la mano de la abuela acariciando a la poeta, a la mujer, a su conciencia, el mundo que observa y se niega a callar:   “Nace una flor de mugre / sobre el portal de harapos y tela / a conciencia, a pies descalzos.” (pág. 57)

¿Y estos poemas/cuentos podrían funcionarnos de fluoxetina, como un antidepresivo? A modo de ayudarnos a quitar las vendas de los ojos, y veamos la ciudad que se nos ahoga en un trastorno obsesivo-compulsivo fuera de control, fuera de la esperanza, una ciudad trastornada por la desigualdad. Aquí Mayda Colón nos brinda escritos cargados de sensibilidad, inteligentes, construidos en combinación con su brillante e irónica prosa poética que a los lectores nos alivia cual medicamento literario para abrir los ojos de la conciencia. Necesitamos, entonces, que llevemos muchas Dosis del Prosac apalabrado de Mayda a nuestros gobernantes como a las masas. Si entendieran Mayda, si leyeran…

 

En una entrevista que le realizó el colega Carlos Esteban Cana hace unos meses para el Post Antillano, Mayda respondió: “A mí tú me das a escoger entre un ser humano y una flor, y escojo la gente. Tú me das a escribir un poema de amor y se me cuelan las calles en él. Yo no tengo opción, tengo algo particular con el ser humano. No tengo alternativa. Si algo me puede definir a mí misma sería la escritora social.”

 

Escritora social, que nos diagnostica una lamentable enfermedad urbana: la apatía. Su raíz está en no actuar, en un pueblo que deja que el tiempo transcurra, en la depresión de la indiferencia, donde se aparan en la frivolidad, en la comodidad, mientras la corrupción permea, las injusticias recorren las calles, el hambre, la abulia, la locura, la carencia de la querencia, donde el amor y los orgasmos reales se esconden tras el miedo a ser y construir, a recordar. Y aquí son tan reveladores estos versos (págs. 69-70):

 

“…las calles duermen

y el espanto se alía al trance imperceptible de las horas.

Se nos acaba abril

y el calendario desnuda la duda

de una intervención milenaria.

Las píldoras no logran su cometido

de enajenar el hambre

y aquellos, mis hermanos, los sin olvido,

son el adorno de una historia

que se disuelve en instituciones mentales.

Porque las miradas del silencio no reemplazan los abrazos

porque no resistimos a la furia de la nada que nos anda

porque el país tiene vértigo.”

Mayda Colón

Solo esperemos que no  se nos haga tarde como pueblo como bien Mayda lo versa en su epigrama  en  la página 89  Binomio: “Cuando se armó de valor para hacer la pregunta era demasiado tarde”.

Pasamos página por página a través de este concierto de contrastes y reflexiones, sobre una estructura poética variada de poemas largos, medianos, cortísimos, prosa poética, cuentos versados, relatos, metaliteratura, una verdadera prosa(c) para los lectores.  Mayda mantiene el control total de la palabra, de su mirada de la ciudad, de sus anhelos y denuncias, dando de vez en cuando pinceladas de otras voces literarias con las que conversa como Anjelamaría, Jorge Luis Borges, Susan Sontag, Carilda Oliver, Neruda, Magaly Quiñones, los boleros… por la calle de la vida, de la palabra, esa necesaria cofradía confidente y creativa entre escritores, así en su poema testimonial nos dice, pág. 8: “Juro también / haber visto caminar por una calle a Vargas Llosa / Rosa Montero, Gioconda, Isabel, Gabriel, Rubem;  / a tantos residentes del infinito de país de la memoria”.

Comenta la escritora Mayra Santos Febres: “La poesía de Mayda Colón es una especie de «summa» de voces, y a la vez una voz original. Los poemas de Prosac hacen recordar a la Anjelamaría Dávila de "Será la rosa", a las cavilaciones conceptuales de "rerótica" de Lilliana Ramos Collado, a las poetas … de la ciudad como  Vanessa Droz e Ivonne Ochart. Mayda Colón también entabla una conversación con sus contemporáneas y expande los circuitos referenciales de la poesía escrita por mujeres en Puerto Rico. Este poemario es el resultado de muchas lecturas y muchas reflexiones...”

Y si alguien tiene dudas de su compromiso con el oficio de escritora, de observadora del mundo, observadora de la propia palabra y la autenticidad de su estilo y sus motivos, la autorreflexión de su escritura, proceda a leer su espectacular Boceto para escribir un cuento en la página 101 a modo de metaliteratura. Fundamentales así son los microcuentos en Prosac para construir el rompecabezas humano, social, sicológico, literario de Mayda.

Citando algunas de las palabras de escritora Nemir Matos Cintrón sobre Prosac: “revela la contradicción de la vida contemporánea puertorriqueña y a la vez la trasciende. ... Lugar donde lo personal y lo social se funden; el cuerpo dolido de la ciudad es su propio cuerpo. La fotografía en blanco y negro de Zayra Taranto extiende la sobriedad del poemario. Evita el color para no distraer de la descarnada realidad y a la vez es poema gráfico que conversa con la palabra escrita. ... Mayda observa su mundo como aquel que se mira a sí mismo fuera de su cuerpo. No hay sentimentalismo pero sí ternura...”

Con las palabras de Nemir llegamos al trabajo de Zayra Taranto. Imposible terminar la presentación de Prosac sin hacer honor a su arte fotográfico, pues, es un libro de artista a cuatro ojos, cuatro manos, a dos almas, a un cuadro citadino de imágenes y palabras.  Son tan reveladoras y extraordinarias  las imágenes de la fotógrafa y escritora puertorriqueña Zayra Taranto, que ameritan ser leídas como parte de las escenas poéticas de Prosac, pero también como fotos independientes.

Conversación entre imagen y poesía, contundente desde que abrimos en la página 8, observamos: un vaso vacío, píldoras, medicamentos sobre un poemario de la poeta polaca Wislawa Szymborska. Nada es fortuito en este libro, ni en los escritos de Mayda, ni en la fotografía de Zayra: no se trata de un simple decorado, tenemos los elementos y sus motivos, sino que retrata a  la propia poesía como medicamento.  La poeta polaca Wislawa, premio nobel de literatura 1996, así como Mayda, versaba la denuncia, histórica, social, la poesía sicológica, el amor al ser humano, con poemas emblemáticos como La habitación del suicida, Una del montón, o como Opinión sobre la pornografía que comienza con los versos:


No hay nada sagrado para aquellos que piensan.
Es insolente llamar a las cosas por su nombre,
los viciosos análisis, las síntesis lascivas,
la persecución salvaje y perversa de un hecho desnudo,
el manoseo obsceno de delicados temas,
los roces al expresar opiniones; música celestial en sus oídos.  …
Wislawa Szymborska

Así esta poeta visual como Mayda Colón, como Zayra, que ubica cada objeto, cada persona en un espacio determinado para que toque ahí mismo, en la sensibilidad como las propias fotografías de la artista. Así las tres Wislawa, Mayda y Zayra nos obligan a pensar, ver esa realidad inconveniente, nos retan a crear, nos convocan al banquete de la poesía y la imagen. 

Otra fotografía que merece mencionarse está en la página 10: un impresionante primer plano de una mano cargada de años acariciando un rostro lozano que se deja querer: que vemos a la poeta y la mano de la abuela, las arrugas, la ternura, la nostalgia de esa querencia, es una imagen que remueve la sensibilidad, tanto como del poema que la acompaña el retrato:  “Abuela tu piel / hace que me duela la ciudad en todo el cuerpo…”

Estas fotos son de una calidad exquisita que de alguna forma nos recuerdan las fotos de Jack Delano retratando aquel Puerto Rico, esperamos un libro de Zayra Taranto retratando la ciudad que nos habita hoy, esa Pandora con grietas que describe Mayda en Prosac. Otra que merece especial atención es una imagen, un díptico hiperrealista y poéticamente desgarrador, en las páginas 58-59. El retrato del abandono social, durmiendo entre escombros, un vagabundo y sus pies que descansan el sueño de la mugre, la marginalidad, los olores-pestes silenciosos. Así imagen-poema se funden a la perfección, con el poema de Mayda Colón que precede, leamos algunos versos (páginas 56-57):

“… Tus pies,

Que ahora desnudos

Y bañados en desesperos

Se unen a danzar junto a tus dedos

Desfigurados, casi tullidos.

[…]

Sobre el portal de harapos y tela

A conciencia, a pies descalzos.” Mayda Colón

Revisamos las imágenes, recorriendo nuestros abandonos urbanos, humanos y estructurales, las ironías de nuestra política constitucional, la libertad de ser y sentir, los contrastes, hasta llegar al retrato de la poeta tras las rejas de una cárcel o sanatorio tratando de alcanzar una ventana vieja, quizá una esperanza, tal vez la libertad. –En última página después del índice.--

Son más de una veintena fotografías que transmiten historias, desidia, desigualdades sociales, la cosificación del ser humano, también amor, casi funcionan como bocetos para un documental fílmico, que podría llevar la voz contundente de Mayda Colón esperemos que se pueda hacer realidad.

Ambas tienen el reto, nuevas publicaciones, arte, palabra imagen y voz. Que la crítica literaria no siga ignorando nuestras propuestas. Un aplauso para la artista Zayra Taranto y otro aplauso muy grande para la poeta Mayda Colón.

*Escrito para la presentación de Prosac, leído el sábado 23 de marzo de 2013 en la librería Mágica, Río Piedras.