El Caribe ajeno-cotidiano y la literatura puertorriqueña de hoy en Barra china de Núñez Negrón

Crítica literaria
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En Barra china (2012) de Manolo Núñez Negrón “lo cotidiano, desvinculado de la rutina diaria, resulta extraño” (55).  Es habitual para el lector puertorriqueño la presencia de restaurantes orientales a los que llaman chinos como el Hutong de la novela.  Igual, ya se está acostumbrado a las noticias del mundo del narcotráfico, de los fraudes policiacos y políticos, “…por la negligencia, el soborno o la desidia” (Nuñez-Negrón 61).  Lo anterior, enmarcado en la ficción, desvincula y hace ajeno lo que a diario sucede en la isla.  El texto aspira también a fomentar la lectura para ampliar la cultura literaria en la sociedad actual caribeña.

Según Wolfgang Iser indica, en “El proceso de lectura”,  la literatura comunica algo sobre lo real, “Sólo así se constituye el mundo literario; sin ese proceso de formación de ilusiones, el mundo ajeno y lejano del texto quedaría en una distante trascendencia” (Iser 157).  Asimismo, la ficción y la realidad contienen, “lo ‘extraño’ (lo ajeno,…)[,] el principio de la revelación.  No está de más tener en cuenta que esa extrañeza nos implica: uno siempre es el otro de otro” (Block).  En la novela, lo otro que se enlaza con el lector es Yuga y el espacio en el que éste se mueve.

La obra, situada en Puerto Rico, se desarrolla como si al comienzo se tratara de un lugar externo al mundo del lector puertorriqueño.  El personaje principal se desplaza en “Un nuevo ambiente, bullicioso, caótico, [que] estaba naciendo delante de sus ojos” (Nuñez-Negrón 19).  Quien lee el texto cree reconocer ese espacio, ya sea por la mención de “edificios antiguos, por una vereda de adoquines estropeados” (19) o porque “en las tardes, se sintiera desembocar sin pulso el llanto de las velloneras, [y] el zumbido de las balas” (46).  Sin embargo, a través de la travesía que vive el protagonista, eso extraño vinculado con la rutina diaria va a resultar en lo habitual.  Las distintas cotidianidades de los personajes, de Yuga, Yi, el Viejo, Yombina, Tiguerón, están relacionadas con el narcotráfico porque, “Cuando hay buena voluntad, disposición, las negociaciones fluyen y gana todo el mundo” (Nuñez-Negrón 62).

Al transcurrir la lectura, el protagonista va adaptándose a lo foráneo.  Simultáneamente, el lector nota que la sociedad en la que vive igual ha incorporado situaciones parecidas a las que Yuga enfrenta; ahora son parte de su realidad.  Pues,

…la transformación de lo ajeno en el ámbito de la experiencia propia,… tal apropiación[,] se basa en la identificación del lector y lo leído. ¿Qué podría indicar tal identificación, si no fuera para el lector más que el recubrimiento con lo semejante? ¿Qué tipo de impulso es el que nos guía en la actualización, más aún, en la disolución en lo “igual”?  No obstante, no hay que negar que en la lectura surge en una forma de participaciones que introduce de tal manera al lector en el texto que produce el sentimiento de que no hay distancia entre él y lo narrado… (Iser 162).

A través del escrito, el público va redescubriendo que el relato se identifica con su entorno.  Yuga, sin parecer conocer del asunto, queda atrapado y sumergido en este mundo al igual que sus lectores.  La reseña de Luis Felipe Díaz sobre la novela advierte sobre esto:

Así también llegamos los lectores a la novela, como emigrantes que podemos arribar a un mundo virtual muy extranjero en sus lejanos y cercanos a la vez, signos, acciones, metáforas. Sobre todo, el lector que lee la novela casi de corrido o de una tirada, podría experimentar lo que se siente cuando se está sumergido, como los personajes de Barra china, en el mundo de corrupción y negocios de drogas y otras cositas ilegales.

Tanto para la realidad del texto como para la del público, “El narcotráfico [se ve] como un ecosistema complejo y yuxtapuesto, intrincado por nexos étnicos irreconciliables (o quizás levemente reconciliables) que se ambientan en el caluroso Caribe” (Arroyo-Pizarro).  Así la obra muestra coincidencia con la realidad social y geográfica de la isla.  Por eso, dentro de estos mundos, ficticio y real, “Sin lugar a dudas, la literatura ha cumplido con funciones denunciadoras sin haber sido escrita con esa finalidad” (Pérez).  Tal como afirma Núñez Negrón, precisamente, existen “fronteras tanto físicas como no visibles, y es la literatura la encargada de denunciarlas”[1].  Con la novela, las situaciones que ocurren en la isla quedan manifestadas a través de las “realidades” de la ficción.

El personaje principal, cuando llega al Caribe de forma clandestina y casi muerto, pasa por un proceso de renacimiento.  Éste, al comienzo franquea un “Re-renacer bañado en sangre, manos inundadas de vísceras, heces fecales y pedazos de cuerpo,…” (Arroyo-Pizarro); y luego también renace al consumir sus deseos por Yombina cuando, como un ave fénix, “…iba esfumándose como un puñado de cenizas arrojadas en un vendaval” (Nuñez-Negrón 71).  Yuga debe iniciar una nueva vida, desde cero, o incluso menos que eso, en negativo: adeudado.  La evolución y adaptación de este personaje marca una  dinámica similar a la que la sociedad de Puerto Rico ha pasado durante la última década.  Acerca de la transformación, la voz narrativa de la novela apunta que: “Cuando el hombre está solo, inaccesible a las miradas del prójimo, se transforma, muda el pelaje de las apariencias y vuelve a ser idéntico a sí mismo” (65).

El mundo del narcotráfico ya no es parte de las noticias que llegan de otros países. Poco a poco este contexto ha irrumpido en los hogares puertorriqueños.  Así como el público permite que entren las letras de la novela a su vista y a su mente, con el placer de una lectura cómoda y fluida, del mismo modo éste siente adentrarse a ese mundo.  Pero a la vez que lector lo percibe, ve que el cosmos de la ficción ya ha entrado en su realidad.  Esta dinámica guarda cierta semejanza con el acto de llevar a nuestra casa una caja desechable de comida china, algo tan cotidiano que puede comprarse en cualquier esquina en la que se encuentra uno de los tantos restaurantes que hay en la isla.  Incluso, si se desea puede escogerse alguno que ofrezca la conveniencia de no tener que bajarse del automóvil  porque tiene autoservicio, muy de acuerdo con la vida rápida de hoy; igual que la novela.

De la misma forma que el tráfico de drogas arropa la sociedad actual, igual el ímpetu de vivir a prisa es característico de este siglo XXI (resultado del anterior, por el gran desarrollo tecnológico, industrial, capitalista, etc.).   Así que para llegarle al lector de hoy día, la literatura también debe transformarse de acuerdo a los modos actuales.  Núñez-Negrón, dividiendo la novela, ya de por sí corta, en pequeños capítulos de dos o tres páginas cada uno, provee esa rapidez a tono con el presente. Estas divisiones son lo suficientemente breves para que el lector ávido, con experiencia, pueda leer la obra de una sentada, satisfacerse con la lectura y continuar con la vida ajetreada que inevitablemente acoge a todos.  Pero igual, si a la crítica le interesa reflexionar sobre la obra y dedicar su trabajo al estudio de la misma, tendrá material suficiente para emprender esta tarea.  Díaz señala que,

…para la crítica, cómo los fragmentos, de acción en acción, de cuadro en cuadro miméticos, no resultan del todo bien delineados y narrados en sus máximas posibilidades, en su potencial y más acabada capacidad. Independientemente de las fragmentaciones y rupturas temporales (elipsis) a que acude la literatura transvanguardista de nuestra postmodernidad, creo que el autor posee la capacidad para ofrecerle mayor organicidad y sentido hilvanado a su histoire, su argumento y, sin embargo, no lo realiza. (Díaz)

A pesar que es cierto que la obra deja una sensación de falta de información, en cuanto a la organización y estructura de la narración (a caso por su brevedad), aquí el propósito del autor bien puede ser, precisamente, no desarrollar dicha profundidad y organicidad.  A cualquier crítico literario le queda entendido, y Díaz lo reconoce en su lectura, que este escritor tiene la capacidad de elaborar más su trabajo pero decide no hacerlo.  Éste, en lugar de profundizar más el contenido de la novela, prefiere no complicarle el texto al público de hoy.

Para el escritor es imprescindible llamar la atención de nuevos lectores con la intención de provocar mayor interés por la literatura de la isla.  La obra es adecuadamente corta, “…, para el lector de lo minimalista, de lo rápido y veloz de nuestra época, este recurso elíptico y apresurado de la narración puede resultar muy apropiado y afortunado” (Díaz).  Por la vida ocupada que existe, hay quienes creen que leer es un lujo porque no están dispuestos a sacrificar su tiempo de descanso imponiéndose un libro difícil y largo.  Barra china, al contario, es una “…novela, de lectura rápida y cómoda. … para el lector postmoderno (rápido, fugaz, como una ATH con ahorros aunque sean mínimos) … una virtud, propia de un mundo como tal” (Díaz).  El autor propone un llamado a sumergir los lectores en la nueva literatura puertorriqueña, ahora desde “La narrativa fragmentada, que cohabita con el indirecto libre, [que] se zambulle en la prosa hiperrealista (todo sucede ahora, en secuencia agrandada, con rapidez y efectividad)” (Arroyo-Pizarro).  Entonces, el propósito es ampliar el público a través de lecturas fugaces pero de calidad, de buena literatura.

Nuñez- Negrón desvía la atención de sus lectores puertorriqueños, empapados ya en este mundo de la ilegalidad.  Aquí, las letras pasan a ser un resguardo, contrario a lo que vislumbra Díaz sobre que, “Estamos ya frente a un nuevo grupo de escritores que no ven la literatura como un refugio”, como generaciones pasadas lo hacían.  El autor de la novela demuestra que al leer de forma cómoda y fácil, quien lee, además de entrar a su realidad a través de la ficción, conoce o reconoce estas nuevas letras.  La actual sociedad “hiperrealista” (Arroyo-Pizarro), de inmediatez, ha aislado los espacios culturales.  Reconstruir la esfera cultural literaria en Puerto Rico, aunque es tarea ardua, es el designio que emprende esta obra: mostrar la literatura a quienes la idea de leer un buen libro les atrae pero no lo consideran, ya por la dificultad de la obra, ya por el desconocimiento de información para entender ciertos contextos o, incluso, por la falta de tiempo para leer una obra larga o complicada.  Entonces, sí existe la posibilidad de reconstruir ese refugio, ese espacio literario en la isla que, igual a Yi, anhela “…poder iniciar su propio proyecto alejado de esa cultura de la extorsión y el chantaje permanentes” (Nuñez-Negrón 51).  El devenir en las letras puertorriqueñas renueva y alberga al escritor de la isla, que se adapta,  igual a todos, a la inmediatez de hoy.

En fin, Barra china señala el rol actual de la literatura en la reconstrucción cultural del Caribe.  Pues, como texto, es un vehículo crítico que observa y señala la sociedad puertorriqueña del momento.  Al mismo tiempo, éste crea en el lector una identificación con lo leído para que, al reconocerse, se advierta un renacimiento literario y social, como lo hace Yuga.  Es cierto que esto bordea lo utópico, pero al menos da una esperanza de armonizar a un nuevo público con un ámbito cultural más accesible, que trasvase los debates académicos de lo postmoderno y descentrado.  La novela de Nuñez-Negrón busca ir más allá de la “nostalgia original” de las letras puertorriqueñas, aunque “quedando solo residuos… en secretos”, porque hay que anclarse de todos modos en ese “refugio, una patria, quizás un hogar, donde volver a nacer” (Nuñez-Negrón 89).

Obras citadas:

Arroyo Pizarro, Yolanda. “En busca de la patria perdida: reseña a Barra china de Manolo  Núñez Negrón”.  Tomado el martes 19 de junio de 2012 de:

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Block de Behar, Lisa. “Teoría de la recepción estética”. Maldoror: Revista de la ciudad de Montevideo 19. Tomado el 21 de abril de 2013 de: http://liccom1.liccom.edu.uy/docencia/lisa/coordinadora/mald19.html#arriba

Díaz, Luis Felipe. “Barra China de Manolo Núñez Negrón”.  Tomado de “En Rojo”, Claridad, 9-15, agosto de 2012.  Publicado el jueves, 23 de agosto de 2012 en:

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Iser, Wolfgang.  The Act of Reading. Londres, 1978.

Nuñez Negrón, Manolo. Barra china. San Juan: Libro AC, 2012.

Pérez-Rivera, Melanie. “El Tercer Mundo y su replanteamiento a través de la literatura”. Publicado el 8 de octubre de 2012.  Tomado de: .


[1] Cita tomada de la reseña de la doctora Melanie Pérez, catedrática de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, sobre el Festival de la palabra en octubre del 2012.