Quizás es porque tenemos demasiados días feriados o quizás es que tenemos un paladar desmedido por el ron, pero el puertorriqueño no le es de cuidado lo que se conmemora en los días oficiales; lo que importa es celebrar, y si se puede con mucho sol, mucha arena de playa y cantidades siempre respetables de licor. El cuatro de julio, día de la declaración de independencia de las trece colonias norteamericanas que en ese célebre día de 1776 decidieron irse a la guerra contra la corona británica en busca de la libertad se celebra en Puerto Rico como un día de sentimientos encontrados.
Una visita a una playa que está en un sector de altos ingresos, pero que comparte espacio con el residencial público más grande del Caribe reveló que el cuatro de julio es meramente un día de asueto para los puertorriqueños, aunque muchos jóvenes entrevistados expresaron que quizás terminarían por emigrar hacia el norte en busca de trabajo. “Mira, es verdad que para mí es un día para beber ron y vacilar. Yo me siento puertorriqueño, americano para nada, pero yo creo que me voy a tener que ir para los Estados Unidos cuando acabe de estudiar porque aquí no encuentro ni una pasantía”, dijo Amílcar, estudiante de la Universidad de Puerto Rico de 20 años.
Otras como Gladys del Residencial Luis Llorens Torres desconocían que se conmemoraba (ni le importaba). En su silla de playa, fumándose un Marlboro un una lata de Coors Light en la mano dijo importarle tres pitos lo que se celebraba. Cuando le informé, me contestó rayando en los hostil, “¿y qué pasa? Yo no sé nada de eso”. Un joven, que dijo estar terminando la secundaria, me dijo que era el día de los presidentes (norteamericanos). Lo corregí, pero por eso de saber algo de su aprendizaje le pregunté si sabía de algún presidente además de Obama y Washington. Increíblemente, me contesto que Abraham Jefferson, mezclando los nombres de Tomás Jefferson y Abraham Lincoln. Un hombre de algunos 50 años, me contestó que el cuatro de julio “era algo de los americanos. Ganaron la guerra de independencia, o algo así” dijo después de beberse un sorbo de un Cuba Libre. Aunque acertó que era “algo de los americanos”, la guerra de independencia se ganó siete años después.
Un estudiante universitario con quien sostuve una interesante discusión, me dijo que aunque él quería ver a Puerto Rico como nación libre, sentía que iba a tener que emigrar a los Estados Unidos continental para desarrollarse como profesional. Quizás por el sentimiento que llevamos todos los puertorriqueños se le quebró la voz diciéndome que aquellos primeros americanos tuvieron los co...es de luchar por su independencia y nosotros no. “Si fuese así estuviésemos celebrando nuestra independencia y no la de los gringos”.
Siempre hubo el que estuvo de acuerdo con la celebración. “Mira yo estuve en Irak y tengo dos primos trabajando en Orlando. Yo tengo buen trabajo aquí en Puerto Rico, pero yo no sé si me tenga que ir. Si me tuviese que ir, gracias a Dios que somos ciudadanos de los Estados Unidos. “Y yo sí que te lo digo que es una gran nación gracias a toda esa gente que se alzó en 1776”.
Lucha, una joven que dijo ser de izquierda, dijo que ella no se iba de Puerto Rico para nada. “Yo voy a luchar por mi patria. Hoy yo no tengo nada que celebrar”.
Un amigo que la acompañaba gritó “hasta que consiga mejor trabajo en Orlando. Entonces se acabó el “Puerto Rico libre”.