Montserrat, Montserrate, Montserrato: invenciones, reinterpretaciones y reocupaciones de una virgen

Historia

altMontserrat, Montserrate y Montserrato parecen a simple vista, y realmente son, variantes de un mismo nombre. Éste, originalmente Montserrat, no es en absoluto desconocido en el Caribe. Además de dar nombre a una de las Antillas Menores, es parte de la onomástica puertorriqueña, curiosamente tanto para hombres como para mujeres, y existen varios lugares en los cuales se venera a la Virgen de Montserrat, como una ermita en Matanzas, Cuba y en Hormigueros, Puerto Rico. Montserrat es en realidad un lugar, una montaña, y la Virgen, de piel morena, es actualmente la patrona indiscutible de Catalunya.

Invención y apropiación de una virgen

La montaña de Montserrat es en realidad un curioso macizo montañoso, de formas redondeadas  y escasa vegetación, que resalta impresionantemente sobre el entorno circundante, mucho más llano. Su importancia simbólica y sentimental ha sido impresionante, especialmente a partir del siglo XIX. Tal importancia para Catalunya y los catalanes está ligada a tres factores principales, el carácter tan peculiar, característico y casi único de ese elemento de la orografía ibérica, la importancia de la Virgen de Montserrat como patrona y el plurisecular y destacado papel cultural y, de nuevo, simbólico, de la abadía que allí existe desde la Edad Media.

altLa leyenda dice que la imagen de la virgen, una talla de madera policromada medieval, concretamente de estilo románico, fue hallada en una cueva inesperadamente. El hallazgo, evidentemente milagroso, se habría dado tras su ocultación previa por los fieles, varios siglos antes, ante la invasión musulmana que la habría deseado profanar o destruir. Se trata de una figura femenina sentada en un trono, con su niño, el cual a su vez porta en su mano un orbe. La imagen de María tiene claramente la piel negra, de ahí el apelativo de "morenita" ("moreneta"), color que comparte con el niño. La negritud de "la Moreneta" puede haber sido reinterpretada fuera de Europa como una referencia a la africanidad o, al menos, a los pueblos originarios no blancos, pero inicialmente, en Catalunya, no parece que tuviera ninguna connotación de ese tipo, ni existe aparentemente ninguna relación directa con África.

Algunas monserrats americanas

Igual que otros muchos elementos y prácticas culturales, la virgen viajó a través del Océano Atlántico. Pese a que durante los primeros siglos de la conquista y colonización americanas la presencia catalana fue secundaria, Montserrat apareció bastante pronto en el Nuevo Mundo, aun antes del inicio del comercio y la emigración catalana masivas de finales del siglo XVIII y, sobre todo, del siglo XIX. Es por ejemplo anterior a esa presencia significativa de naturales de Catalunya en América la aparición de ciertos topónimos, notablemente la denominación de una de las Antillas Menores, la Isla de Montserrat.

altEn el caso de la ermita sita en una colina de Matanzas, al menos en su forma actual, como mínimo del siglo XIX, ya existe una identificación clara, quizás incluso exclusiva, entre la Virgen de Montserrat y los catalanes. En efecto, frente al edificio se erigieron unas esculturas que representan a las cuatro provincias catalanas, estructuras político-administrativas además creadas tras el primer tercio del siglo XIX. Si bien la identificación entre Catalunya y la Virgen de Montserrat se acentúa en el siglo XIX y llega a su máxima expresión a mediados del siglo XX,  ese fenómeno era anterior, Carlos Serrano ha analizado ese fenómeno en España. Según este autor, los orígenes de la asociación exclusiva entre una virgen y un territorio o comunidad humana específica no se remontarían más allá de la Contrarreforma, precisamente como parte de la política de combate contra el protestantismo. Según Serrano, el proceso no cristalizaría completamente hasta el siglo XVIII y, sobre todo, el XIX, cuando además se documentaría ya un cambio notable en la onomástica, con una presencia notable de nombres femeninos asociados a las vírgenes característicos de cada territorio.

La iconografía presente en la Basílica Menor de Hormigueros es muy significativa por su variedad y los referentes que se le pueden suponer. En cuanto al color, por las fotografías no se puede estar del todo seguro, pero parece que se trata de imágenes morenas, mas no negras como la original. Si la impresión preliminar es correcta, se trataría de un curioso caso de blanqueamiento, quizás atribuible al efecto de las aguas atlánticas durante la travesía... La pintura del altar representa la imagen tradicional y original. En efecto, se trata de una virgen entronizada, con el niño en brazos, y las proporciones, rasgos y perspectiva recuerdan la escultura románica original. Asimismo, el fondo del cuadro representa claramente una montaña de formas redondeadas y peculiares que se puede identificar sin problemas con el macizo del Montserrat. En cuanto a la escultura, la vestimenta al menos recuerda mucho más a las vírgenes típicas españolas, y sobre todo andaluzas, que a las catalanas. De cualquier modo, el rostro de la virgen tallada en Hormigueros se aleja bastante de la virgen original catalana y no tiene nada de románica.

Lo poco que he podido averiguar sobre el origen del culto a Montserrate en Hormigueros lo liga a la devoción personal, a los supuestos milagros de la virgen y a su capacidad para curar. Por el momento, no he podido encontrar relación alguna con Catalunya ni su famosa montaña, más allá del cuadro descrito. Contrasta por tanto esta situación con la de Matanzas, aunque quizás se deba a que es más antigua y que responda, por tanto, a un momento en el cual todavía no se había establecido una relación clara y excluyente entre la Virgen Negra y la catalanidad, como explica Carlos Serrano. Resta, por tanto, realizar una investigación más profunda y una visita a Hormigueros para esclarecer esas aparentes diferencias. Veamos sin embargo el caso de la ciudad de Roma, donde parece que tal asociación entre la virgen y los catalanes sería, sin embargo, bastante anterior a lo que supone Serrano.

Reocupación y reinterpretación: el caso de Roma

Es posible identificar un buen número de iglesias en Italia bajo la invocación de la Virgen de Montserrat. En muchos casos se puede documentar o intuir la presencia de catalanes, sea como comerciantes, invasores, colonizadores o administradores. En la ciudad de Roma se detecta una situación peculiar, en parte ligada al carácter internacional de la ciudad como centro de peregrinaje del catolicismo, en parte al protagonismo de la familia Borgia entre mediados del siglo XV e inicios del XVI. Finalmente, otro fenómeno ocurre en esa misma época, y continúa posteriormente: la aparición de "iglesias nacionales" en la Ciudad Eterna. En efecto, como parte de la formación y consolidación de monarquías nacionales en Europa, se instituyeron tanto representaciones diplomáticas estables, como instituciones religiosas ligadas oficialmente a los diferentes Estados, e identificadas a su vez con supuestas identidades nacionales.

altEn el caso de la presencia catalana en Roma, existía previamente a los Reyes Católicos un consulado de la ciudad de Barcelona y un edificio con iglesia destinado a servir a los peregrinos catalanes bajo la advocación de la Virgen de Montserrat. Denominaciones como "catalán" y "español" no eran tan claros ni unívocos entonces, así que hay indicios que apuntan a que Montserrat se asociaba, y eso mucho antes de lo que parece suponer Carlos Serrano, a los individuos procedentes de los tres reinos constitutivos de la Corona de Aragón, fueran o no de lengua catalana, es decir Aragón, Catalunya y Valencia.

La supuesta, y en todo caso incompleta, unificación española llevada a cabo mediante el matrimonio de los Reyes Católicos llevó aparejada una política exterior relativamente unida, especialmente en lugares de gran interés como Italia. Así, el consulado barcelonés fue reconvertido en representación diplomática de la monarquía y se fundó la iglesia de Santiago como "Iglesia Nacional de los Españoles". Paradójicamente, es también a inicios del siglo XVI cuando se oficializa totalmente y "nacionaliza" en una definición catalana la iglesia de Montserrat, con la fundación de una cofradía por iniciativa privada, algo que fue sin embargo muy alabado por Fernando el Católico. No obstante, con el paso del tiempo, la presencia estatal española fue logrando unificar, como reflejo y expresión de la supuesta unidad nacional, los diferentes organismos e instituciones religiosas y ahora, en realidad desde hace siglos, Santiago y una Montserrat aparentemente desprovista de catalanidad comparten iglesia, la "Iglesia Nacional española" en lo que antes era el lugar de culto a la virgen, precisamente en la Via Montserrato. Un interesante caso de "reocupación" (expresión tan cara al amigo "romano" Charles Bonner), tanto física como conceptual, de resignificación de un lugar y una figura religiosa.