¿Debemos legalizar todas las drogas?

Política

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Todo comenzó hace un año durante la Sexta Cumbre Iberoamericana, celebrada en Colombia, donde el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, solicitó la legalización de todas las drogas. Esto parecía inaudito, pero llevó al gobierno de los EE.UU por vía de su presidente, Barak Obama, a indicar que no era posible en los EE.UU. Un año luego, hace unos días en el Uruguay, su parlamento presentó legislación para despenalizar el consumo, cultivo y distribución de la Marihuana. En el caso de este país sureño de América Latina, se planteó la necesidad de que al amparo del gobierno, se regulara el uso y disfrute de dicha droga.

Pues ayer la legislatura del la Ciudad de México, el llamado Distrito Federal de México, recibió el anuncio que el Partido Revolucionario Democrático (PRD), por vía de su portavoz, Manuel Granados, habrá de presentar en la sesión de noviembre un proyecto de despenalización de la Marihuana. Distinto al proyecto de Uruguay, este proyecto de México es mucho más ambicioso: simplemente legalizar completamente la Marihuana, en todos sus formatos y usos. Granados, advierte más, indicó éste ayer en México, que se trata de legalizar eventualmente todas las drogas.

Los días del debate en torno a la “guerra contra las drogas” que dirigió los EE.UU a partir de una política militar-conservadora desde la década de los 1980, parecen contados. Esta apertura al debate, entonces permite, desde América Latina, iniciar una conversación fuera de la lógica continental de los EE.UU. No obstante como advertíamos hace unos días en este medio, el proceso de despenalizar iniciado en Uruguay trae consecuencias al plano internacional, toda vez que iniciar procesos de regulación del consumo y uso de drogas prohibidas por la comunidad internacional, choca con la postura unitaria de los países a nivel global. La posición global, la cual se ha adoptado desde la convención contra las drogas ilícitas de la Organización de las Naciones Unidas, de 1961, es la prohibición.

Ante esto, nos enfrentamos a un debate, iniciado por América Latina de despenalizar algunas drogas o todas las drogas. Es un debate importante, pues de cambiar, progresivamente, la postura de cada país en este continente al respecto de la política prohibicionista, esto tendrá como consecuencia inmediata profundos cambios a nivel de varios renglones sociales y políticos de los estados. Para empezar se reduciría la contribución de cada estado a la administración policiaca de las drogas. Esto causaría efectos inmediatos en el manejo de la seguridad ciudadana. Por otro lado, para muchos países, sería liberar a grandes cantidades de personas presas, las cuales se encuentran presas, lo cual constituye una pesada carga económica para los países.

En fin, que el debate en torno a la despenalización de las drogas, simplemente se ha iniciado. Ahora tendremos que ver las consecuencias políticas del mismo.