La película The Butler (Dir. Lee Daniels, USA, 2013) trata de la historia de un hombre negro, Cecil Gaines (Forest Whitaker), que era servil. Nacido Gaines en el sur de los EE.UU, en una plantación de algodón bajo el mundo de las leyes Jim Crow, se enfrentó en el 1926 a un mundo que aún se construía en el sur como en el norte, a partir de la superioridad de la raza blanca. El espejo duro y fuerte, según se piensa a partir de la historia dividida del norte-sur de los EE.UU, versa sobre lo terrible que era el sur. No obstante, la película sabiamente cuenta la historia de los 32 años en que el Sr. Gaines, sirvió como mayordomo de la Casa Blanca, en Washington DC, a ocho presidentes, todos blancos. La historia que cuenta la película transcurre en contar lo terrible que fue el norte.
Pero, sin lugar a dudas, Daniels logra en esta nueva producción, transmitir de forma lineal el último capítulo de la liberación del hombre y la mujer negra en los EE.UU. La película nos explica cómo se transforma la noción del término nigger o domestic nigger (negro o negro doméstico, desde un término despectivo), hasta el reconocimiento de ser coloured people, negro y eventualmente terminar en la historia de los afro-americanos, la cual es la que conocemos hoy.
En su linealidad, de principio a fin, la película en la modalidad de drama, nos narra una historia terrible. No obstante el éxito del director y del guion (Danny Strong y Wil Haygood) es presentar lo terrible de la experiencia y desarrollo de la población afro-descendiente de los EE.UU a través de la mirada de la familia de Gaines. Esta familia, de una clase social asalariada con un empleo distinguido en el caso del padre, se ve a través de la madre (Oprah Winfrey los hijos (Isaac White y David Oyelowo). Cada miembro de esta familia contó a través de casi tres horas de película como le fue en el proceso de evolución histórica en la sociedad norteamericana. La historia de cada uno de los miembros de dicha familia fue, en sus propios méritos, una experiencia terrible.
Por lo tanto, la película con un elenco estelar de hombres y mujeres blancas, como a su vez hombres y mujeres negras, va transmitiendo lo complejo y dinámico que fue el comportamiento de los distintos niveles de la cultura no homogénea de los afro-americanos. Al final, desde distintas vertientes, todos los hombres y mujeres negros, según la película se unieron para celebrar al primer presidente negro en la historia de los EE.UU. Sin lugar a dudas, si usted es una persona anti racista y sensible a la igualdad racial, esta película lo habrá de cautivar, a pesar que podrá estar llorando desde el principio hasta el fin de la misma.
Creo que es una película bien importante. Por un lado el director Daniels es una persona que se ha dedicado a narrar en sus filmes la historia de los afro-descendientes en los EE.UU. Lo logró en este filme. Por otro lado es un guion que a pesar de su linealidad, incluyendo lo previsible de su desenlace, es una pieza histórica difícil de olvidar. Pero lo que vale todo de la película es la calidad de las actuaciones y el empeño que todos y todas los actores pusieron por hacer de este filme uno inolvidable.
La recomiendo sin reparos. Véanla. Vayan preparados a llorar sin parar, durante y luego de la película.