Puerto Rico y el Caribe, ¿Regreso de la agenda regional?

Cultura

altEl pasado 27 de marzo de 2013, de forma discreta el gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, firmó la orden ejecutiva 2013-021, la cual autoriza al secretario de estado, David Bernier, a desarrollar una política pública e implementarla, en torno a la regionalización de Puerto Rico.

Esta Orden Ejecutiva toma por fundamento la Ley 119 de 1 de julio de 1953, la cual estableció las bases para el desarrollo de la política internacional del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

A partir del 1953 hemos tenido momentos de haber ejercido dicha ley, la cual al día de hoy nunca ha sido derogada. No obstante lo que más hemos tenido es la falta de consistencia, por los diversos gobernantes de Puerto Rico en implementar una consistente política pública que promueva a través de la regionalización o internacionalización del país, del bienestar colectivo. En parte, y aunque parezca trillado, las 100 mil personas que migraron en la última década con destino a los EE.UU, pueden reclamar que se debió en parte a que los gobernantes de turno no lograron insertar a Puerto Rico, en la era de la globalización en su terraza circundantes: el Caribe.

Contrario a lo que es una percepción dominante, el secretario de estado David Bernier, está promoviendo una política pública a raíz de una directriz promovida por el gobernador, Alejandro García Padilla. La falta de una cultura política que entienda el valor de dicha interacción con la región y el hemisferio, nos devuelve a a los temas que siempre entendemos: si uno es candidato en proceso a sustituir a otro. Lejos de pensar de forma tan insularista, lo cual constituye la cultura local dominante, lo que tendríamos que aspirar es a examinar cómo se puede hacer país a partir de un claro mandato de una Orden Ejecutiva que promueve y autoriza la inserción de Puerto Rico en la región.

No encontramos en un momento interesante: por un lado, y ante la desesperación económica por la cual atraviesa el país, es necesario mirar al Caribe; pero por otro lado, desde la madures política, y la crisis que atraviesa el poder metropolitano, Washington, hay una apertura para ser más soberanos.

Lo que no existe en Puerto Rico es una cultura de aspirar a participar más a nivel regional e internacional, como gobierno de Puerto Rico. Se antepone el no ante el sí. Se impone nuestra incapacidad ante nuestra posibilidad. Me parece que todos y todas deberían examinar los documentos históricos, y como mínimo la Orden Ejecutiva 2013-021. A partir de ahí, desde la derecha hasta la izquierda, deberíamos todos comenzar a valorar el cambio cultural que conlleva en hacernos más caribeños.