Chile: Mi viaje en el tiempo

Cultura


altDurante el mes pasado estuve visitando brevemente la República de Chile, por motivo de la boda de mi hermana.  Mi destino era la capital de la novena región de la Araucania, Temuco.  Fui sin haberme instruido previamente del lugar, digamos que para sorprenderme con todo aquello que pudiese ver o hacer.  Para mi sorpresa terminó siendo como un viaje en el tiempo.

Ya mi hermana me había advertido que era un tanto diferente a lo que estamos acostumbrados en nuestra isla caribeña, y que en muchos aspectos era mucho más humilde, al menos a donde ella fue a parar por amor.

Desde que bajamos las escaleras del avión en plena pista aérea sentí ese fuerte olor a leña quemada, parecido al de una fogata, pero mucho más fuerte.  El cielo estaba cubierto de una capa de humo, y al rato se me dificultaba respirar con comodidad.  No era un incendio; de camino a la casa me entero que no existe la calefacción eléctrica allí, que es muy cara para tan siquiera pensar en ella.  La forma tradicional y económica de calentar parcialmente sus hogares es mediante la quema de leña en chimenea, si eres privilegiado, o en cocina (estufa) de leña, si tienes los recursos para comprarla.  Y aunque la temperatura puede bajar entre los 0-10°F, hay hogares que no tienen ningún tipo de calefacción que no sea permanecer abrigados y el uso de frazadas.  Apenas se está introduciendo el gas para tales propósitos, pero de todas formas es mediante un equipo portátil que tampoco garantiza amortiguar el frio en todo el hogar.  Se duerme con muchas frazadas sobre el cuerpo para combatir las bajas temperaturas que allí se pueden registrar.

Esta sin duda fue la experiencia que más impacto a esta antillana acostumbrada a la ropa ligera por la humedad y calor.  Ves documentales o noticias del mundo internacional, estas consciente de la humildad, la pobreza, los recursos limitados y carencias que son el diario vivir de otros seres humanos; pero cuando los sientes y vives es cuando realmente te trastoca y hace reflexionar.  Que bendecidos y privilegiados somos en comparación con otras culturas; cuanto nos quejamos y que inconformes somos con lo que tenemos, cuando hay quienes solo fantasean con la mitad de lo que en virtud gozamos.

Fue mi viaje en el tiempo, lo que veía y vivía era lo que dejamos de ver en Puerto Rico hace mucho tiempo.  Algunas de ellas ya son parte de nuestra historia bibliográfica, otras son las contadas por nuestros abuelos y bisabuelos.  Autos de los 50’ y 60’ en las calles, carretones arrastrados por caballos, huertos en los hogares, limpia botas a 3 por cuadra, indígenas nativos de allí con sus vestimentas folclóricas, una plaza del mercado (ellos le llaman “feria”) de dos cuadras con los frutos y verduras más frescos que jamás he visto, el comercio se centra en el pueblo (ellos le llaman “el centro”) y las cuadras que le rodean, trabajos manuales que nosotros hemos delegado en la tecnología, y residencias construidas con madera, zinc y toldos.

En fin, Temuco es una ciudad creciente con mucha historia para compartir.  Volcanes, bosques, cultura e infraestructura, es una pisca de lo que allí se puede hacer.  Fue una aventura, llegamos en avión (esta como a hora y media de Santiago), y regresamos en camión (son unas 9 horas promedio).  Tocara volver, allí tengo un pedacito de mi, mi hermana.