Los uniformes y la identidad en la educación en Puerto Rico

Cultura

altLe presto atención que en varias instancias de este país llamado Puerto Rico, donde una forma de definir una identidad común aunque colectiva, es a partir de utilizar un uniforme. Es bonito, pero también es patético. En particular, cuando uno se adentra por las estructuras de las empresas privadas, que el patrono parte de la falsa premisa, que el uniforme nos hace parte de la empresa. En ese diálogo el empleado o la empleada asume el uniforme, pues se trata de un código de vestimenta, pero también porque se trata de una conducta asumida en la cual la identidad se presume a partir de vernos todos y todas de forma igual.

Uno puede entender este asunto del uniforme, cuando transita por una gasolinera, o un supermercado. Va al banco, y realmente la lógica de la gasolinera lo persigue. Se entiende que la posición corporativa es que todos y todas se vean igual, para reflejar una aparente uniformidad. Pero qué hacer, cuando uno se adentra a una universidad privada, en la cual todos los empleados, no docentes como personal de apoyo conviven con un uniforme identitario. Realmente hablando lo único que falta es que los y las profesores/as tengan que ponerse el uniforme. Es insólito a lo que ha llegado la educación que pretende una uniformidad como requisito para transmitir el conocimiento.

Si de algo tomo ideas es que los uniformes son parte de una identidad de tipo militar, en la cual, y de forma errónea, se parte de la premisa que el orden y la disciplina lo determina el uniforme o vestimenta que utilicen los “siervos”. Es algo terrible, pero su historicidad proviene de las formas comunes y repetitivas con las cuales reproducimos el poder, y en particular el pode militar.

Ahora que se discute un plan decenal para la adecuada administración de la educación escolar en Puerto Rico, veo con suspicacia la participación tan activa de entidades privadas, tanto escolares como universitarias que desean de una forma u otra superar el control del estado en la educación escolar. Me preocupa esto, pues pienso que se trata de un nuevo intento de privatizar todo tipo de educación, poniendo los resultados de esta al servicio de los sectores privados.

En fin, que viva el no utilizar un uniforme. Seamos más libres, y sobre todo permitamos la libre circulación de ideas y personas. Un uniforme, en el ámbito profesional, nos restringe el alma y la creatividad.