Al escritor Gean Carlo Villegas lo conocí en una presentación profesional en torno a su medio de vida: un trabajo común donde funge como gerente de ventas y mercadeo. Esto no tiene nada que ver, con lo que descubro al leer su obra Cuentos post retro y sub post retro (San Juan, Editorial Dictatorial, segunda edición, 2012). Autor de varios libros, entre ellos su novela Osario de los vivos (San Juan, versión digital, 2012), Gea Carlo Villegas se ha impuesto a partir de la década del 2000 como un autor con una voz particular que comenta sobre la vida cotidiana, pero a su estilo.
Los Cuentos Post Retro y Sub Post Retro se componen de siete historias, narradas a partir de los días de la semana. Cuentan la historia, no relacionada aunque tampoco inconexa, de la vida de un escritor, Sogólonom Spartkik, quien vive, mata y lo matan a través de la obra. Hay algo de un narrativo continuo en torno a lo efímero de la vida, y la sobrevivencia ante la potencial muerte violenta. Uno se logra confundir con este trabajo de Villegas si estamos ante un discurso sobre la violencia, o una crítica a esta. Pienso, y en resumen luego de pensar sobre este libro, que Gean Carlo se adentra en su propio estilo y manera, con un discurso post-violencia. Lo que pasa es que su sintonía es diferenciada a la mía.
Ahí entra lo retro en lo retro de Gean Carlo Villegas. Nacido en una generación reciente (circa 1980), Villegas interpone olfato e instinto literario (graduado del programa de maestría en redacción creativa de la Universidad del Sagrado Corazón), con un rompimiento generacional en torno a la estética y los discursos. En esta medida, y consistentes con otros escritores de su generación, pensando en Cindy Jiménez-Vera, por ejemplo, su rompimiento con las formas y maneras de nuestra generación, es total. No por ello estamos ante mala literatura. Nada que ver. Gean Carlo Villegas nos fuerza a pensar la literatura y su contenido de formas provocativas y noveles.
En esta medida en los cuentos post…, la invitación está a pensar el género de formas mucho más frágiles y menos pesadas. Algo así como las amebas, que son macho y hembra a la vez. En esta medida los personajes que transitan tienen una identidad de género mucho más hibrida que definida.
De todos los cuentos, el que me pareció que combinó de forma más compleja en su aproximación para múltiples audiencias, lo fue el de Miércoles, donde transita en una compleja referencia a otros escritores contemporáneos, mientras entrevista a un extraño personaje delincuencial venido de Europa del Este, y convertido en un taxista del Viejo San Juan, casado con una dominicana. Entrevista, que está demás decir, constituye un ejercicio sociológico de los prejuicios y miradas del escritor Villegas.
Ahí yace lo complejo e interesante de este libro. Más allá de gozo y el relajo, sobre todo a partir de una literatura bien escrita, y continuamente creativa, está la mirada crítica del autor sobre los problemas sociales del país. En este punto, es que el trabajo puede tener otro tipo de grietas: a fin de cuentas, el poder en las relaciones humanas, sea usted gay o straight, sigue siendo el poder. Pero esto es, como diría el narrador de deporte, “agua pa´ los gallos”. Mejor darle una oportunidad a Gean Carlo Villegas, y que éste siga aportando a la literatura puertorriqueña contemporánea.
En fin, hay que leer a Gean Carlo Villegas. Más allá de su imagen siempre presente, por vía de una foto, en todo el texto, es importante conocer lo que el como parte de una generación emergente nos está contando.