La cultura de los “casi ganadores”

Cultura


altEn la noche de ayer Puerto Rico sucumbió en un emocionante partido ante el equipo de México en el juego final del torneo FIBA-América 2013. Se trataba de la competencia para seleccionar los cuatro equipos del continente americano, excluido los EE.UU que entran en directo por razones de victorias previas, que participaran en el mundial de baloncesto a celebrarse el próximo año en España. 

Perdió Puerto Rico por dos puntos. Ganó la medalla de plata.

Este evento, tal vez un hecho deportivo aislado, no tendría tanta significación si uno no lo relaciona que el pasado martes ante la Junta Directiva del Comité Olímpico Internacional (COI), el puertorriqueño Richard Carrión, quien competía por la presidencia de dicho cuerpo global, quien llegó en la segunda posición ante el alemán Thomas Bach, quien perdió y se convirtió en el nuevo presidente del COI.  Más aun, el atleta boricua Javier Culson, súper estrella en los 400 metros con vallas, el pasado fin de semana, corrió y llegó segundo en una competencia.  Mantuvo su campeonato como líder de la Liga Diamante para el 2013, aunque no gana evento alguno de esta competencia desde hace tres meses, incluyendo una desastrosa carrera en la mundial de atletismo celebrada en Moscú, Rusia el pasado mes de agosto, donde llegó en la sexta posición.

¿Por qué traemos estos datos a la mesa de discusión?  En el caso particular de Puerto Rico, en todo evento de naturaleza competitiva en el cual participemos, el sentido común debe dirigirnos siempre a ganar.  Es decir, eso es parte de la cultura de la competencia. No obstante, no es una práctica que nos favorezca mucho ni que la alcancemos.  Ganamos, perdemos, pero no alcanzamos la cúspide como desearíamos.  ¿Será que nuestro entrenamiento es para ser, siempre, casi ganadores?

Aunque parezca trillado, el colonialismo es una causante dura y pura en este asunto.  Aspiramos siempre a lo mejor, pero no lo alcanzamos. Nunca tenemos lo mejor, y lo tenemos que buscar fuera.  En el propio seno de la selección nacional de baloncesto, la opción que hiciera el directivo Carlos Beltrán de expulsar al venerado director técnico de origen puertorriqueño, Flor Meléndez, e imponer en los pasados 50 días al técnico español Paco Olmos, sólo porque había dirigido la liga profesional de Puerto Rico este verano, donde no llegó ni a la final, es un tanto representativo de esa cultura de los casi ganadores.  Es patético el caso de la dirección técnica del baloncesto, pues el director técnico asistente de Olmos, era Carlos Calcaño, quien fue el director técnico del equipo campeón este año en Puerto Rico, los Piratas de Quebradillas. A su vez fue reconocido por sus pares como director técnico del año.

Ahí es que duele.  Cuando la cultura de los casi ganadores, nos impone un techo de cristal que sugiere “no puedo”.   Es por esto que apoyamos en este diario cibernético la candidatura de Richard Carrión a la presidencia del COI. A fin de cuentas se trataba del mayor acto de desafió pacífico que hiciéramos en mucho tiempo: aspirar a entrar en un sitio en el cual no somos recibidos como iguales, por el mero hecho de no ser soberanos.

Ya lo dijo en el 1969 el distinguido sociólogo y jurista, Luis Nieves Falcón, en su libro cumbre Diagnostico de Puerto Rico.  La condición colonial nos determina. No nos permite ser a plenitud.

Intentemos ser, todos los días, ganadores y ganadoras.  A lo mejor rompemos con una cultura dominante que nos relega, y nos impone de una forma u otra la exclusión.