Hacia la soberanía de vida cotidiana

Cultura


altDe repente las conversaciones cambian de dirección, y todo indica que nos hemos olvidado, una vez más de temas que nos motivan mucho.  Pero, de los temas más confusos y más presenciales a lo largo de los últimos meses en Puerto Rico se encuentra ese en torno a la soberanía.  Es curioso, pero muchos hablan y hacen alarde al mismo, pero pocos lo explican y nos informan de cuáles son las consecuencias de hacer referencias al mismo.

Pensar en soberanía es pensar en un concepto normativo de las ciencias jurídicas y políticas que nos permite incidir en el estado situacional de un país.  Así las cosas, y en principio, solo los países gozan de soberanía.  Pero esa visión tiene un contrapunto importante que es el eje de poder hacer, poder definir, poder incidir, sin la intervención de un tercero, en este caso, otro estado, que defina por encima de uno los atributos y haberes. Es decir, quien goza de soberanía, desde esta perspectiva, tiene el derecho de disfrutar de la misma sin la intervención de nadie en sus acciones y decisiones.

Para muchos aquí estriba el caso problemático para los que vivimos en este terruño llamado Puerto Rico.  La ausencia de soberanía, nos impide vivir libremente, y siempre está el ojo y la intervención del poder metropolitano en Washington, incidiendo sobre nosotros. En esta medida, tendemos a opacar continuamente el dialogo en torno a que hacer y cómo hacerlo en Puerto Rico, toda vez que simplificamos el hecho y decimos que porque no gozamos de soberanía, es poco lo que podemos hacer.

Pero, para muestras muchos botones. En Puerto Rico, como en el mundo, se han dado nuevas corrientes emergentes que trastocan y modifican nuestros entendidos jurídico-políticos y modifican como pensamos en torno a este tema. Así las cosas hoy hablamos de la soberanía deportiva.  Para ser justos  razonables, este tema en el caso de Puerto Rico es apenas un dato del 1948, cuando Puerto Rico se sumó por primera vez como país deportivamente soberano a los Juegos Olímpicos.

Pero también hablamos de la soberanía alimentaria, esa que nos garantiza que en cuanto a la comida podemos ser autosuficientes.  De igual forma hacemos alusión a la soberanía individual, para poder determinar en el caso de las feministas en particular, con cuanta autonomía cuenta un cuerpo humano para determinar que pasa y que se hace en el dicho cuerpo.

Pero volvamos sobre mojado: ¿Qué hacemos con Puerto Rico?  Esta parte es crucial a la conversación, pues Puerto Rico es un territorio no incorporado de los EE.UU.  Como territorio no incorporado y colonial en principio  Puerto Rico no goza de ninguna soberanía internacional, y se ve limitado a los poderes políticos que de forma tradicional, a nivel internacional en particular, tiene derecho el gobierno metropolitano.

Esto nos parece terrible a muchos de nosotros.  A otros les parece de lo más normal.  Lo cierto es que convivimos todos y todas con una forma de vida, extraña, en la cual deseamos ser, y no podemos. Por lo tanto, más allá de validar lo simple, somos una colonia, por lo cual no tenemos soberanía y se acabó el asunto, preferiría incidir en explicar de otra forma, lo que ya de otras formas y maneras hacemos.

Digamos pues, que tenemos siempre que reconocer que Puerto Rico es un territorio colonial. Que carece de soberanía política.  No obstante, Puerto Rico se afirma dentro de otros tipos de soberanía, lo cual produce y provoca nuevas interpretaciones de lo que se entiende como el ejercicio de la soberanía.  En esta medida, prefiero acuñar un concepto normativo distinto: el ejercicio de la soberanía de vida cotidiana.  Es decir, promovemos una cultura que continuamente valida formas de ser, individuales pero sin lugar a dudas colectivas, que afirman una práctica y visión soberana.  Es a esto que creo que debemos apuntar, a la validación de otra forma de soberanía, que se impone diariamente y que valida continuamente una forma de vivir que es distinta a la voluntad de Washington.

Es por ahí que creo que habría que explicar el importante año del 2013 (2 + 0 + 1= 3).  Es un año que hay que comenzar a explicar de otra forma, pues en el mismo, coinciden unos factores en los cuales la soberanía de vida cotidiana nos va imponiendo otra forma de ser y pensar muy distinta a la que con anterioridad habíamos soñado o vivido.  En esta medida coinciden los siguientes asuntos:

  • Por un lado las exigencias de muchos, muchos pueblos, en Puerto Rico de vivir con mayor grado de soberanía sin estar subordinados a Washington.
  • Por otro lado un discurso político en el caso de Puerto Rico y su actual gobierno que promueve de una forma u otra, un mundo con mayor grado de soberanía a nivel internacional.
  • Un poder metropolitano, Washington, en el cual por sus crisis políticas y coyunturales, no es posible seguir monitoreando de igual forma al territorio colonial. Simplemente lo han reducido a un país bajo sospecha de acciones criminales.  Pero no lo supervisan de forma política, como en otrora.
  • Pero tal vez lo más importante, que el mundo ha cambiado, y donde lugares como Puerto Rico, se suman ahora con cierta presencia e importancia, y todos y todas nos comienzan a ver como un país más, soberano o no, pero con derecho a serlo.

Lo que me parece importante es entender esta coyuntura y seguir promoviendo formas soberanas de vivir dentro y a partir de Puerto Rico.  Afirmar continuamente que somos un enclave diferenciado a Washington.  Hacer esto, sería consolidar un punto de partida muy distinto al pasado.

Y si. Es el mismo Partido Popular Democrático. Si, son los mismos independentistas y ahora soberanista. Y si, es el mismo poder metropolitano, llamado Washington.  Lo único que no es igual es que nuestro tiempo cultural colectivo ha cambiado. Pensemos pues como Betances.  Seamos soberanos.