Reconstructora de Vehículos, ¿La cooperativa es una fórmula mágica?

Caribe Hoy

altSi se le observa con desdén, como hacen los transeúntes que a diario se mueven cerca del lugar, o con mirada fisgona, al estilo de quienes trabajan en centros laborales aledaños, nada llama la atención, nada ha cambiado en la otrora Unidad Empresarial de Base ubicada en Vía Blanca y Primelles, del municipio Cerro, en La Habana.

La Base 10, que así se le conoce aún, mantiene el aspecto exterior de siempre. Y, excepto sus clientes habituales, pocos conocen que allí pervive un líder en el mercado nacional de reparación y reconstrucción de autos pequeños y medianos, especializado en operaciones de chapistería, pintura y tapicería, vanguardia nacional varias veces.

Pero algo cambió, es evidente una vez se cruzan los límites de la Unidad y se conversa con los trabajadores.

Ya dentro del taller, los operarios hablan de un antes y un después, y, con brillo en los ojos y entusiasmo en la palabra, se decantan por el nuevo modo de gestión de los recursos, al preguntárseles por un sistema preferido para laborar.

“Ahora somos uno de verdad. O ganamos todos o perdemos todos y nadie quiere hacer mal su trabajo porque se perjudica él y la Cooperativa, que no lo va a permitir. ¿Que si es beneficiosa este tipo de gestión?, ¡claro! Me parece la perfecta. Yo vivo con mi abuela y en dos meses ya hemos notado la diferencia, y hasta he podido ayudar a algunos familiares”, apunta el joven Denis Sierra, formado allí como chapista.

“Este es el mejor sistema bajo el que he trabajado. Ahora uno ve de verdad el resultado del esfuerzo y todos incidimos en cada detalle porque decidimos qué hacer, cuándo, a qué precio, cuánto podemos invertir y cuánto recaudaremos. Todo es más directo, sin tanto papeleo, que siempre estorba porque al final lo que queremos es trabajar con calidad para ganar buen salario y, por supuesto, satisfacer a los clientes”, dice el también chapista Felipe Piñera, pero con 30 años de experiencia en esa propia unidad.

Son, el parecer de Felipe y Denis, dos botones de muestra del criterio unánime en un colectivo que antes de disponerse la conversión en Cooperativa Reconstructora de Vehículos, como se llama ahora, podía granjearles un salario mensual alto a chapistas, pintores o tapiceros porque se trabajaba allí bajo el principio de pago a destajo individual.

El resto de las conversaciones fueron un calco y citarlas obligaría a redundar, a repetir casi cada palabra de los dos trabajadores referidos.

A no dudarlo, hay un cambio. “Y para siempre”, asegura Marcelo González Ojeda, un empresario que nos recibe sin cita previa, el presidente de la Reconstructora de Vehículos, ahora “nombre oficial” de una de las 124 cooperativas de producción y/o servicios, no agropecuaria, que operan en Cuba desde julio último y brindan servicios por igual al sector particular y al estatal (salud pública, Etecsa, Rencar, Cubataxis y Transtur son algunos de sus principales clientes de la Reconstructora).

En entrevista con González Ojeda, que dirigió en los recientes ocho años la Unidad Básica, inquiero una respuesta menos apasionada, más tangible, para explicar por qué tanto delirio.

(Se trata de una fórmula que, a mi modo de ver, si se distorsiona puede originar formas de explotación y malversación, amén de que no es, ni por asomo, la pócima mágica que resolverá los problemas de la economía cubana, aunque sí es una apuesta que podría ser de mucho provecho e impactante en el entorno social de las localidades. Una apuesta válida para nuestra sociedad, toda vez que comprende la asociación de personas y no de capitales o riquezas).

¿Cómo ocurrió el proceso de formación de la Cooperativa?

“Desde que se presentó el proyecto, hasta julio, pasó casi un año. Durante ese período fueron declarados prescindibles más de 20 trabajadores de la antigua Unidad, a los cuales se les reubicó, y otros tres decidieron no incorporarse a la Cooperativa, que se creó de manera inducida y bajo el principio de la voluntariedad.

“Somos 55 socios, más seis contratados para otros servicios, todos con una calificación técnica alta; el 85 por ciento de la fuerza laboral es joven y fue formada aquí mismo.

“Estamos abiertos de lunes a viernes, entre las 8:30 de la mañana y las 5:30 de la tarde, pero trabajamos los sábados y domingo si lo exige el cliente o por necesidad de cumplir nuestros compromisos.”

¿Cuál es la estructura?

“Solo tres personas no estamos en el trabajo directo, el resto está en el taller en una de las tres áreas. Y la junta directiva la integran el presidente, el vicepresidente, la secretaria y dos trabajadores de prestigio elegidos en la asamblea de socios, que es donde se decide todo.”

¿Qué deberes y derechos tienen los socios?

“Los mismos que tenían cuando éramos una Unidad. ¿Deberes?: Asistir cada día, cumplir con el horario, no violar la disciplina tecnológica y social, garantizar calidad en cada labor y cumplir el plan. Básicamente eso. Derechos: Administrar los recursos, participar en las decisiones, conocer el destino de los gastos e inversiones, y que se le entregue en fecha puntual el anticipo. Estos, sobre todo, son los que más aprecian.”

Ustedes integraban una unidad básica de prestigio en el mercado, vanguardia, en perfeccionamiento empresarial, donde se pagaba a los trabajadores a destajo. ¿Qué tanto mejor es la situación laboral actual que todos muestran un gran entusiasmo por la Cooperativa?

“Nunca estamos parados, dependemos de la gestión, la capacidad y el emprendimiento propios, sin tanto burocratismo; hay más sentido de pertenencia porque no dependemos de una empresa mayor (aunque mantenemos nuestras vínculos con el Ministerio de Transporte) y la utilidad es más grande y directa.”

¿Esa es la principal razón por la casi se triplicó la productividad?

“La productividad se incrementó muchísimo. Antes no teníamos la libertad de ahora para determinar sobre los recursos. Por eso y porque trabajamos con clientes estatales y del sector particular, lo mismo para ofertar nuestros servicios que para contratar prestaciones que necesitamos, lo cual ayuda a resolver algunos problemas más rápidos que antes.

“Por ejemplo, si se rompe un compresor y en la Empresa estatal que lo repara no hay disponibilidad o capacidad, podemos acudir a un trabajador por cuenta propia. Igual sucede con la pintura para poner otro caso: si demora en llegar, podemos ir a la red minorista y la compramos. Resultará más costoso nuestro trabajo, pero no paramos, mantenemos el servicio, la seriedad con el cliente y los ingresos continúan. Ahora es mínimo el tiempo de ejecución entre la decisión y la adquisición de un producto, que antes dependía de varios niveles de decisión.

¿El propósito de hacer más fructífero el trabajo del taller, pone en riesgo la calidad del servicio?

“No, todo lo contrario. Si la calidad se resiente, perdemos clientes y llegarán las pérdidas. De eso estamos consciente todos los que trabajamos aquí.

“Hay un sistema de encuesta para saber el nivel de satisfacción del cliente y, hasta ahora alrededor del 95 % ha estado satisfecho con la reparación de sus autos.

“Tenemos tanto celo que ya separaron a un trabajador porque ralentizó el proceso, afectó la calidad de una reparación y provocó la queja justa de un cliente. La decisión fue inmediata y se adoptó en la Asamblea de los Socios.”

¿Una vez cambiaron a la nueva forma de gestión, desaparecieron los problemas con las materias primas?

“Las dificultades existen aún. Un 85 por ciento de los insumos es de importación y, sobre todo para la pintura y la tapicería, son costosos, están deficitarios.

“Ese es un tema fuera de nuestro control, yo creo que si la importación fuera directa, sería más eficaz, más rápida y todo el proceso de la Cooperativa ganaría en eficiencia”.

¿Se mantuvieron las tarifas de antes?

“Operamos sobre la base de la oferta y demanda, los precios se acuerdan entre las partes en dependencia de los intereses. El cobro a las empresas estatales no dista mucho de las tarifas anteriores, y garantizamos ahorros de decenas de miles de dólares porque reparamos autos considerados irrecuperables o que costarían altas sumas arreglarlos.

“En el servicio a particulares, tratamos de cobrar menos de lo que cobran los cuentapropistas y, con nuestra calidad, satisfacer también a ese mercado, que es muy importante para nosotros. Esa fue una decisión de los socios en cuanto comenzamos, luego de hacer el estudio de factibilidad.”

¿Cuál es el salario de un trabajador?

“No es un sueldo, es un anticipo, como le llamamos. Antes, que era alto el salario realmente, oscilaba entre 2 500 y 3 000 pesos, porque aquí se pagaba por resultados. Ahora, se ha llegado a 7 500 CUP.”

¿Y mejoraron las condiciones de trabajo?

“Hemos mejorado, pero no son las óptimas, que es a lo que aspiramos. El transporte, el almuerzo y la merienda, por ejemplo, lo gestionamos con trabajadores por cuenta propia. Y así iremos mejorando en cada uno de los temas, según lo acordemos todos los socios.

¿La situación del delito y la indisciplina también cambió radicalmente?

“Los delitos disminuyeron muchísimo, aunque hay que estar alerta, nunca debemos descuidarnos. Ahora los trabajadores derrochan menos, aprovecha mejor el horario laboral y los recursos, cuidan cada material, la disciplina tecnológica mejoró y también la social.”

¿Cuál es la necesidad primera de la Cooperativa?

“Necesitamos inyección de tecnología para mantener los parámetros de calidad, para disminuir aún más la estancia en el taller de los autos y también para humanizar el trabajo.”

¿Hay conciencia de los riesgos de fracaso?

“Todo está estudiado y perfilado para ser rentables. Sabemos que si fracasamos, pues no podremos sustentar a nuestras familias, ni satisfacer nuestras necesidades primarias, aunque de seguro la Revolución no nos dejará desamparados.

“Si fracasamos será una responsabilidad de los socios, no podremos culpar a nadie por ello, porque nosotros decidimos. Claro, también estamos en un entorno que puede ralentizar y hasta ponerle obstáculos a nuestra gestión, a nuestro trabajo, pero contra eso también deberemos avanzar, afincado en los soportes legales que tenemos.

“Sería un fracaso de este cambio que hemos decidido los cubanos y que, como se sabe, es mirado y seguido por todos en el mundo, que se preguntan hacia dónde va Cuba y cuestionan nuestra realidad económica aunque celebran nuestro logros sociales.

“Para mi la Cooperativa va desplazando la forma privada de gestión de los recursos y es el futuro más certero y posible en nuestra sociedad: así lo veo. No hace milagros, claro que no; incluso hay resistencia aún en muchos sectores de la sociedad y el cambio va poco a poco, menos rápido, me parece, de cómo lo necesita el país. Pero es viable en nuestro Socialismo.”