Seis cuentos (breves) de amor y uno del recuerdo: obra para disfrutarla en el tren

Crítica literaria
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altComo dice el titular, esto se trata de un librito genial, ideal para leerse en el tren o el autobús. Seis cuentos (breves) de amor y uno del recuerdo contiene pedazos del Caribe y su historia (incluyendo la pop) y algo de lo que parece no tener asociación con la región pero sí tiene sus ligaduras.

La presentación del libro, publicado por Isla Negra Editores, se dio recientemente en AC Libros, una tienda y bistro en Santurce que rápidamente se ha tornado en fuerte rival de las concurridas librerías de Río Piedras. El autor, Daniel Nina, es un ensayista y periodista que fue uno de los fundadores del Post Antillano. También, y no de menor importancia, es abogado y profesor universitario. Sus últimos libros son Lo común: postcolonialidad y derecho (2012) y Conflictos sin fronteras (2012). Su último libro de cuentos fue En tránsito y otros relatos (2002). Los escritos que aparecen en el libro se han publicado en forma digital (en este diario) y ofrecen una mezcla de recuerdos, ironía y sobre todo de humor.

En el prólogo, Nina expresa su interés por qué el libro sirva de inspiración para que los que escriben sigan haciéndolo y los que quieren comenzar, sean o no jóvenes, lo hagan. En este sentido, es una buena adquisición para aquellos estudiantes universitarios que todavía no le han cogido el gusto a leer literatura. Si usted toma el Tren Urbano o el autobús de la AMA diariamente a su universidad, cómprelo. Solo tomará un viaje o dos leerlo, y si es “prepa” y le han asignado La Iliada, (con la venia de Homero) tendrá usted en sus manos una verdadera muestra de que la literatura puede ser divertida. Como dice el mismo autor, la literatura es lo mejor de la palabra escrita.

Como parte de su alocución durante la presentación, Nina leyó el cuento “Paquito y el Watusi de habichuelas negras revueltas”, que toca varias bases y sentidos, entre ellos el histórico y social, especialmente en su ambientación dentro de la cultura pop de otra época. Apostaría a que fue un deleite adicional para aquellos que recuerdan el Show del Mediodía y la campaña publicitaria del Arroz Sello Rojo, cuando este y el Arroz Valencia eran reyes de las mesas puertorriqueñas.